Para la mayoría de las personas, Cuaresma es dejar de comer carne el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma ¿será realmente lo que Dios quiere de nosotros al hablar de Penitencia? ¿Dejar de comer carne por un gran plato de mariscos o pescado, o bien dejar la carne, pero seguir enojado con el hermano, gritarles a los hijos, quejarme de todo, murmurar de los demás?
Leyendo el artículo de la mortificación (Vayan y hagan discípulos Nov/20 No.7) el Obispo Hying nos hace reflexionar si será que solo en cuaresma debemos vivir el ayuno y la abstinencia. Aun cuando los relacionamos con Cuaresma, son actividades que debemos realizar toda la vida como otros aspectos de nuestra fe, los cuales nos ayudan a hacer crecer nuestra relación con Dios y no solo para cumplir con un requisito. El Obispo nos refiere a Santa Teresa de Ávila quien dijo “para que el Señor tome posesión de nosotros debemos estar vacíos y libres”, ¿cómo quiero llenarme de Dios cuando me lleno de las cosas del mundo que me manipulan y me impone modas o ideologías?
En el Catecismo de la Iglesia Católica en el 1434 menciona “La escritura y los padres insisten sobre todo en tres formas de penitencia: ayuno, oración y limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás.” ¿Pero cómo puedo aplicar esto a mi vida? al escuchar los ejemplos del Padre Adolfo Güémez me hace reflexionar más profundamente: 1) en vez de criticar, busquemos cosas buenas que decir, reconozcamos las cualidades en las personas; 2) comamos menos alimentos físicos, y aumentemos nuestro alimento espiritual, es decir, asistamos más a misa, comulguemos, tengamos mayor tiempo de oración, hagamos más de lo que nos alimenta el alma no solo para esta vida sino para la vida eterna; 3) escuchar con paciencia y caridad, a mi esposo a pesar de mi cansancio, a mi madre sus historias repetidas, a mis hijos en sus problemas y necesidades, 4) sonreír, ayudando al otro llevando un momento de alegría en su día gris, 5) Agradecer y quejarnos menos, darnos cuenta de lo que las personas hacen por nosotros y ser agradecidos, aun en lo más sencillo y agradecer con el corazón, reconocer lo que tengo dando gracias a Dios porque habrá quien tenga mucho menos que yo, o más problemas que yo.
Como dice el Padre Ángel Espinosa “hagamos todo el bien que podamos” no solo en Cuaresma sino en toda nuestra vida; se trata de realmente un proceso de transformación de vida, iniciando con mi propia conversión mejorando mi relación con Dios, para así poder mejorar mi relación con las personas que me rodean. Y siguiendo las palabras de Jesús “sí alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue su cruz de cada día y que me siga” Lucas 9,23.
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Este artículo ha sido escrito por Karla Cárdenas, miembro parroquial de la Parroquia St. Herny en Watertown. Karla y su esposo Raul Ruiz son miembros del Consejo Pastoral Diocesano y del Consejo Asesor de Ministerio Hispano en la diócesis. Ellos ofrecen sus dones al Señor sirviendo como facilitadores de los Talleres de Oración y Vida para parejas.