Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la diócesis de Madison. Cualquier divulgación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
No me sorprendió saber que nuestro hijo nativo de esta diócesis, Paul Ryan, ha sido escogido para ser candidato a la vicepresidencia de los Estados Unidos. Estoy orgulloso de sus logros como hijo nativo, un hermano en la fe, y mis oraciones están con él y especialmente con su familia mientras enfrentan las increíbles exigencias de una campaña presidencial aquí en los Estados Unidos. No le toca al obispo ni a los sacerdotes adherirse a un candidato en particular o a partidos políticos. Cualquier esfuerzo de parte de cualquier obispo o sacerdote debe evitarse. Y pueden estar seguros de que ningún sacerdote que promueve una agenda partidaria está actuando en comunión conmigo o con la Iglesia Universal.
Es el papel de los obispos y los sacerdotes enseñar los principios de nuestra fe, para que quienes buscan ser elegidos, sin son católicos, puedan formar sus consciencias de acuerdo a estos principios sobre asuntos particulares políticos.
Sin embargo, la formación de la consciencia respecto a asuntos particulares políticos es distinta dependiendo qué tan fundamental a la ecología de la naturaleza humana o a nuestra fe católica es un asunto en particular. Algunos de los asuntos más importantes asuntos para la formación de la consciencia de los católicos son los siguientes: sacralidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, libertad religiosa y libertad de consciencia, y el derecho a la propiedad privada.
Las violaciones a lo anterior son mal intrínseco, es decir, un mal que no puede justificarse por ninguna circunstancia. Estos males son ejemplos de la contaminación directa de la ecología de la naturaleza humana y puede discernirse como tales sólo con la razón. Entonces, todas las personas de buena voluntad que quieren seguir las razones humanas deben deplorar cualquier y todas las violaciones en las áreas mencionadas, sin excepción. Las violaciones incluyen: aborto, eutanasia, suicidio asistido, matrimonio de parejas del mismo sexo, secularismo obligado por el concierto y socialismo.
Donde el mal intrínseco no está involucrado
En estos asuntos fundamentales, una consciencia católica bien formada o la bien formada consciencia de una persona de buena voluntad, simplemente sigue las conclusiones exigidas por la ecología de la naturaleza humana y el proceso de raciocinio. Una consciencia católica nunca puede hacer una excepción a la prohibición de actos que son intrínsecamente malos. Tampoco una consciencia bien formada por la razón o la fe católica puede alguna vez elegir votar por alguien que, clara, consistente y persistentemente promueve aquello que es intrínsecamente malo.
Sin embargo, una consciencia bien formada de acuerdo a la razón o a la fe católica, debe también hacer elecciones en donde el mal intrínseco no está involucrado. Cómo velar mejor por los pobres es probablemente el mejor ejemplo actual de esto, aunque otro sería cómo crear mejor trabajos en una época en la que tantos están sufriendo por los estragos del desempleo. En asuntos como éste, donde el mal intrínseco no está involucrado, los principios racionales de solidaridad y subsidiariedad entran en juego. El principio de solidaridad, formulado simplemente, significa que todo ser humano en la faz de la tierra es mi hermano y mi hermana, mi “prójimo” en el sentido bíblico. Al mismo tiempo, la mejor forma probada por el tiempo de asistir a nuestros hermanos en todo el mundo sigue el principio de subsidiariedad. Eso significa que el problema en nuestras manos debe ser enfrentado al nivel más bajo posible, es decir, el nivel más cercano a la gente necesitada. Eso, nuevamente, es simplemente la ley de la razón humana.
Podemos no estar de acuerdo en la aplicación
Al mirar asuntos como los dos antes mencionados y al buscar aplicar los principios de la solidaridad y la subsidiariedad, los católicos y otros de buena voluntad pueden llegar a conclusiones diferentes. Éstas son conclusiones sobre los mejores medios para promover la opción preferencial por los pobres o los mejores medios para alcanzar un porcentaje más bajo de desempleo en todo el país. Nadie está negando aquí el derecho a las necesidades básicas como alimento, vestido, vivienda, salud, etc. Tampoco nadie está contestando al derecho de alguno de trabajar y proveer para sí y su familia. Sin embargo puede haber diferencias de acuerdo a la mejor forma para seguir los principios que la Iglesia ofrece.
Tomar decisiones sobre las mejores estrategias políticas, los mejores medios políticos, para lograr una meta, es la misión de los laicos, no de los obispos o sacerdotes. Como el mismo Papa Benedicto ha dicho, una sociedad justa y un estado justo es el logro de la política, no de la Iglesia. Y por ellos los laicos católicos hombres y mujeres que también están ligados a estos mismos principios, están en posición de llegar a distintas conclusiones sobre las mejores formas para implementar estos principios: es decir, la “misión laica” para los católicos.
Entonces no me toca a mí o cualquier otro obispo o sacerdote aprobar el presupuesto específico del congresista Ryan para asumir los mejores medios de los que hemos hablado. Donde el mal intrínseco no está involucrado, las opciones sobre las políticas específicas y las políticas estratégicas son parte de la misión de los laicos católicos. Pero, como he dicho, el candidato a vicepresidente Ryan es consciente de la Doctrina Social de la Iglesia y está muy atento a modelar y formar sus conclusiones de acuerdo a los principios antes mencionados. De eso no tengo duda (menciono este asunto en obediencia a la ley de la Iglesia respecto al derecho a la buena reputación).
Paz y reconciliación en los meses por venir
Obviamente no escogí la fecha para el anuncio de la candidatura de Paul Ryan y mientras expreso mi orgullo por él y en lo que ha logrado, he pensado opinar sobre los asuntos ya mencionados más temprano que tarde. Sin duda será necesario comentar nuevamente estos principios en los días por venir para asegurar cualquier clarificación, y estén seguros de que estoy llano a hacerlo.
Por encima de todo, roguemos al Señor para que las divisiones en nuestro electorado sean muy profundas como para tener un impacto negativo en las ya existentes divisiones dentro de la Iglesia durante este tiempo electoral. Que haya paz y reconciliación que fluyan de la caridad de parte de todos. Gracias por leer esto. ¡Dios bendiga a cada uno de ustedes! ¡Alabado sea Jesucristo!