Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
Esta semana llegamos a la Cuaresma y respecto a esto quisiera pedirles algunas cosas:
1) Recemos el uno por el otro. Sepan que pueden contar con mis oraciones, así como yo las renuevo cada día por cada una de las personas de la diócesis, cada bendito día, les pido que traten de recordarme a mí también.
2) Si quieren, por favor vuelvan a leer mis columnas de las dos semanas pasadas – sobre la conciencia y la corrección fraterna (están disponibles en el sitio web del Madison Catholic Herald — http://www.madisoncatholicherald.org/espanol.html — si es que ya ha leído los números anteriores).
Dense un poco de tiempo para reflexionar al respecto, para examinar su propia conciencia. Dense un buen espacio para eso en esta Cuaresma y piensen en los cambios que pueden hacer en sus propias vidas: de acuerdo a una conciencia bien formada por la Iglesia y orientada hacia la Verdad.
3) Piensen en dos personas con quiénes quisiera comprometerse personal y directamente sobre lo que digo en la segunda columna. Realmente trate de purificar sus intenciones y consideres acercárseles (¡no caiga en pecado al realizar este ejercicio!) y hágalo con amor y alegría.
Nuestro Santo Padre, en su mensaje para la Cuaresma, habla de varios tipos de pobreza que afectan al mundo. Habla, por supuesto, de la destitución material y nos desafía a ayudar a nuestros hermanos y hermanas a este respecto: ¡así que tenemos que hacerlo!
Pero también habla sobre la destitución emocional y espiritual y les pediría que tengan esto en mente mientras se preparan para llevar a cabo misión mencionada líneas arriba por el bien de la formación de las conciencias.
El Papa Francisco dice que “el Evangelio es el antídoto real para la destitución espiritual: donde sea que vayamos, estamos llamados como cristianos a proclamar la noticia liberadora de que el perdón de los pecados es posible, que Dios es más grande que nuestro pecados, que Él nos ama libremente siempre y que fuimos hechos para la comunión y la vida eterna. ¡El Señor nos pide ser heraldos alegres de este mensaje de misericordia y esperanza!”
Esto va exactamente al corazón de lo que hemos venido hablando y lo que les estoy pidiendo. Tenemos que reconocer la realidad del pecado y hacerlo significa que debemos decir que hay bien y mal.
Decir que hay bien, que hay una Verdad y que podemos buscarla y que podemos adherirnos a ella, ¡es un mensaje de Buena Nueva! Está destinado a traernos la verdadera libertad, la verdadera bendición y la verdad esperanza. En el amor, proclamemos todo esto.
¡Alabado sea Jesucristo!