Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
La semana pasada en el encuentro de Baltimore de la Conferencia de Obispos, nuestro Nuncio Apostólico el Arzobispo Carlo María Viganó, que sirve como el representante personal del Papa Francisco en los Estados Unidos, se dirigió a los obispos en nombre del Santo Padre.
En primer lugar, pensé que era interesante que buena parte de su ponencia se centraba en citas del Papa Pablo vi y del Beato Juan Pablo Magno.
Este es un signo seguro de que el Papa Francisco desea ser visto en continuidad con sus venerables predecesores, un hecho que él dejó claro recientemente al decir que la perspectiva de la hermenéutica de la continuidad del Arzobispo Agostino Marchetto es una herramienta adecuada de interpretación del Concilio Vaticano II.
Pero, quiero centrarme en un pensamiento en particular del Arzobispo Viganò
Tiempo de gran confrontación
Él recordó la ponencia que el Papa Juan Pablo Magno, cuando era todavía el Cardenal Wojtyla, dio en Filadelfia en 1976. Sus pensamientos se vertieron en el contexto del Congreso n del Internacional que se desarrolló en esa ciudad, en conjunción con la celebración del bicentenario de Estados Unidos.
La convicción de Juan Pablo fue que nosotros (en la Iglesia de Estados Unidos y el mundo) estábamos entrando a un tiempo de gran confrontación, incluso pese a que la comunidad eclesial más amplia no era totalmente consciente de ellos.
Él describió la confrontación como una entre la Iglesia y la anti-Iglesia, el Evangelio y el antievangelio, entre Cristo y al antiCristo.
Al ingresar a esta grandiosa confrontación, de acuerdo a lo que pensaba Juan Pablo en 1976, podemos vernos viviendo en el medio de la confrontación hoy, desatada.
Es la misma tribulación descrita en el último Evangelio del domingo en el que se habla de la caída de Jerusalén y la incansable persecución del pueblo de Dios.
¿Quién habría podido predecir que en el 2013 la libertad religiosa estaría tan profundamente bajo asalto, incluso en Estados Unidos?
Para rechazar todo lo que es antiIglesia, antiEvangelio y Anti Cristo, tenemos que estar preparados para entrar a la batalla cotidiana contra las fuerzas del mal y contra el mismo Satanás.
El plan de ataque de Satanás
En nuestro tiempo, Satanás, que siempre es mentiroso y padre de la mentira, ha elegido cuidadosamente dos áreas en su plan maestro de ataque.
La primera es un término político para mentir que es el “enfoque”.
Tenemos que darnos cuenta de que cuando leemos el diario u oímos las noticias, no nos están dando hechos, sino enfoques, que ha sido algo usualmente usado por las autoridades civiles incluso antes de que llegara la prensa.
Entonces, cuando escuchamos las noticias o leemos el diario o las revistas por un asunto, en realidad recibimos el enfoque que ha sido usado, que podría llamarse “el enfoque elegido”.
Entonces, la distancia entre lo que vemos u oímos en los medios de comunicación o leemos en los diarios o revistas, y la verdad, es realmente sustancial.
Entonces tenemos que educar nuestros radares para detectar el enfoque y desarrollar una disciplina que nos permita atravesarlo y llegar cada vez más cerca a la verdad.
Esta es una habilidad necesaria para la lucha en estos días contra los antiIglesia, los antiEvangelio y los anticristo: estar en guardia contra las mentiras, contra el enfoque.
Presión para ser “políticamente correcto”
En segundo lugar, tenemos que estar conscientes de que la otra táctica principal de Satanás es engañarnos, con la presión para ser “políticamente correctos”.
Hay un verdadero y buen deber que tenemos como cristianos: ser amables y amar al otro, pero una parte esencial de ese amor auténtico es tener la voluntad de ofrecer la verdad, incluso cuando esa verdad sea vista como políticamente incorrecta.
En términos de incorrección política, tenemos como uno de los ejemplos principales a San Juan Bautista, que sacrificó su propia vida para defender la dignidad de la unión matrimonial al estar ante el Rey Herodes y Herodías.
En su proclamación de la verdad, San Juan no pudo haber sido más políticamente incorrecto.
De hecho, con frecuencia pienso en San Juan Bautista como el Santo Patrono de lo políticamente incorrecto.
Invocando el espíritu de sabiduría y coraje, que recibimos en la Confirmación, tenemos que ponernos de pie y ser tomados en cuenta frecuentemente. Y esto usualmente involucra ir contra, en nuestras propias palabras y conducta, lo que es políticamente correcto.
El delegado para la Nueva Evangelización del Papa Francisco recientemente comentaba que en los primeros días de la Iglesia había solo entre 20 y 55 miembros en la primitiva comunidad cristiana.
Sin embargo, todos los reconocían como cristianos, sin ninguna duda.
.Hoy, dijo, hay mil 200 millones de católicos en el mundo y, de hecho, no somos tan reconocidos.
Esto es precisamente porque muchos caen en la tentación de ser políticamente correctos, tapando la verdad para ser aceptados e incluso populares.
Trabajar en nuestro modo de atravesar el enfoque hacia la verdad y superar nuestros temores para ser políticamente incorrectos son nuestras dos tácticas en respuesta a las de Satanás, un mentiroso y padre de la mentira.
Aceptar la gracia de Dios
Mientras nos acercamos al fin del Año de la Fe y renovamos nuestra determinación para comprometernos en la Nueva Evangelización, no descuidemos nuestras responsabilidades, en términos de aceptar la gracia del Señor para seguir el camino contrario al del príncipe de este mundo, porque la victoria que supera a este mundo es nuestra fe.
Gracias por leer esto, que Dios los bendiga ¡Alabado sea Jesucristo!