La Bondad
El bien es aquello que perfecciona una cosa según su naturaleza. Por ejemplo, es bueno que un árbol tenga raíces profundas porque eso lo perfecciona según su naturaleza, permitiéndole florecer como un árbol excelente. Debido a que una ardilla tiene una naturaleza diferente, las raíces profundas no son buenas para la ardilla, pero recolectar nueces es bueno. ¿Cuáles son las cosas que perfeccionan a un ser humano según nuestra naturaleza? Hay algunos bienes propios de nosotros como animales, como la vida, la alimentación, la salud, la generación y el cuidado de nuestros hijos; y hay bienes exclusivos de nosotros como criaturas racionales hechas a imagen de Dios, como la verdad, que perfecciona nuestra mente, y la amistad o el amor, que perfecciona nuestra voluntad. Ahora bien, como todo lo que existe desea su propia perfección, se debe ver que todas las cosas tienen un deseo natural de bondad (aunque no todo lo que deseamos es realmente bueno; a veces las cosas que nos parecen buenas en realidad no lo son para nosotros, como ese cuarto trozo de torta de chocolate, o esa pequeña mentirita blanca).
La Evangelización
La palabra proviene del griego evangelion, que significa “Buena Nueva” o evangelio. De modo que evangelización se refiere simplemente a proclamar el Evangelio. Ahora, el Evangelio, en singular, es la Buena Nueva que está en el corazón de los cuatro Evangelios, el saber, que Dios, que es infinitamente bueno y poderoso, se convirtió en un ser humano para rescatar a la raza humana del pecado, la muerte, Satanás y el infierno, al ofrecer gratuitamente su propia vida por nuestra salvación, y que ahora nos llama a responderle con fe. La evangelización es proclamar la Buena Nueva de Jesucristo con nuestras palabras y con la santidad de nuestra vida.
La Pre-Evangelización
Hay ciertas cosas que podemos hacer antes de proclamar el Evangelio (evangelización) para ayudar a una persona a estar más abierta y lista para recibirlo. A esto se le puede llamar la obra de la pre-evangelización, que es como labrar la tierra antes de plantar la semilla del Evangelio. La hospitalidad, el servicio y las obras de misericordia son grandes ejemplos de pre-evangelización. Mostrar a quienes conocemos y servimos que nos preocupamos genuinamente
por ellos ayuda a crear un importante puente de confianza que permite que nuestra proclamación del Evangelio sea recibida de manera más fructífera.
El Obispo nos comparte
Además de la Verdad y la Belleza, la Bondad es uno de los atributos fundamentales de Dios. Conocemos la bondad cuando la experimentamos. La bondad, la generosidad y la compasión de los demás hacen que esta peregrinación de la vida, a veces difícil, sea una alegría y una bendición. Debido a que Dios es Amor, siempre desea el bien supremo de todos. Él quiere nuestra felicidad y salvación más que nosotros mismos. Esta profunda convicción de que Dios está de nuestro lado es una parte intrínseca de la Buena Nueva que proclamamos en Cristo.
Cuando aceptamos la bondad, soportamos los errores con paciencia, servimos las necesidades de los demás, irradiamos gozo y paz, nos sacrificamos por amor, hacemos un esfuerzo adicional, imitamos a Dios y nos convertimos en una extensión de Su vida, gracia y presencia en el mundo. Practicar la bondad es uno de los mejores métodos de evangelización. La alegría y el amor son magnéticos y sirven como puntos de atracción, para que podamos compartir con los demás nuestra fe en Jesús, que es la fuente de nuestra fuerza y la inspiración de nuestra bondad. Nadie se siente atraído por el egoísmo, el mal humor y la negatividad. Cuando irradiamos la bondad de Dios, las personas siempre se sienten atraídas por eso, que es otra forma de decir que la santidad es eternamente atractiva. Los santos irradiaban la gloria de Dios; Su bondad brilló en ellos.
Jesucristo es literalmente la Encarnación de la bondad de Dios. En Su Sagrado Corazón, contemplamos el tremendo amor de Dios y el deseo apasionado de la Santísima Trinidad de que compartamos la eternidad con el Señor para siempre. Cuando abrazamos la bondad, experimentamos un anticipo de esa unión bendita, transmitiendo a los demás las delicias divinas que nosotros mismos hemos experimentado.