Estimados amigos,
En el momento que ustedes puedan leer esta columna, habré comenzado mis vacaciones en climas más calidos. El Obispo Bullock me ha enseñado muy bien lo recomendable que es tomar vacaciones en esta época del año, y, además de muchas otras buenas cosas, estoy agradecido con él para este pedacito importante particular de sabiduría. Pido sus oraciones de salud y seguridad durante esta época de vacaciones y, más importante, el crecimiento en la fe. Éste es muy la misma oración que elevo de mi corazón para cada uno de ustedes, todos los días.
Usted encontrará, adjunto, una carta que he enviado a mis hermanos sacerdotes con respecto a un esfuerzo nacional que se está haciendo en cada diócesis en los Estados Unidos, encabezado por el Cardinal Rigali de Philadelphia, jefe del Comité a Favor de la Vida de la Conferencia de nuestros Obispos Nacionales’.
La amenaza del paso de la Libertad del Acto de Escogencia (Freedom of Choice Act-FOCA) no puede ser exagerada. Haría el mismo nivel de daño en las esferas morales y legales que nuestra crisis económica actual haría en su propia esfera, si es desenfrenado.
Como católicos y como personas humanas que seguimos las leyes de la razón humana, nos enfrentamos con dos grandes urgencias – la urgencia con respeto a la libertad del acto de escogencia y la urgencia de nuestra situación económica. Cuando se nos presentan desafíos graves y urgentes, el Señor que permite que venga ese desafío a nuestra vida también nos da la tolerancia para enfrentarlos.
Así, por favor tomen muy seriamente la súplica que sus sacerdotes de la parroquia harán para comunicarse con sus legisladores, en cuanto a la importancia de bloquear el paso de la libertad del acto de escogencia. Desde Roe contra Wade, mucha gente excelente ha contribuido con muchos esfuerzos excelentes que se dirigen en la dirección de la revocación de Roe contra Wade, que todavía sigue siendo nuestra obligación solemne, como personas humanas y como católicos. La libertad del acto de escogencia desharía todos esas contribuciones y esfuerzos excelentes hechos por muchos años, — tal es la urgencia.
Una vez más por favor lean cuidadosamente la carta que he enviado a mis sacerdotes hermanos, y hagan por favor todo lo que ustedes puedan cooperar en tan importante esfuerzo a nombre de la vida, al empezar este Año Nuevo, 2009. Dejen que sea un año, para nosotros como discípulos de Jesús, donde afirmamos en cada forma que él es el Camino, la Verdad, y la Vida, y que lo encontramos sobre todo, en este mundo, en su Cuerpo, la Iglesia.
Gracias por leer esto. ¡Que Dios los bendiga todos los días de este Año Nuevo! Bendito sea Jesucristo.