“A la luz de los profundos cambios culturales, eclesiales y morales en nuestra sociedad y en la Iglesia, debemos preguntarnos cómo deben ser nuestras parroquias, unas que estén espiritualmente vivas en Cristo, totalmente equipadas para santificar, evangelizar y catequizar, unas que ardan con el fuego del Espíritu Santo.” — Obispo Donald J. Hying
A medida que el Obispo Hying ha viajado por la diócesis, se ha dado cuenta de que los católicos de todas partes comparten las mismas ansias espirituales del corazón. Todos queremos una experiencia personal más profunda del amor y la vida de Jesús. Todos anhelamos orar mejor. Todos buscamos una experiencia dominical de la Eucaristía que alimente nuestros corazones y almas. Todos deseamos, para nosotros y para la próxima generación, una predicación, una música litúrgica y unas oportunidades de formación excelentes e inspiradoras. Todos anhelamos conexiones alegres y más profundas con otros fieles católicos. Todos anhelamos con mayor confianza y alegría hablar de nuestra fe con otros que no conocen a Cristo.
Y aunque el Obispo está convencido de que Dios quiere satisfacer estas necesidades espirituales comunes a través de Su Iglesia, la Iglesia solo puede hacerlo plenamente en parroquias y escuelas que estén equipadas con párrocos, personal y recursos excelentes.
La excelencia pastoral es difícil de lograr cuando un sacerdote trabaja solo y sin ayuda en múltiples parroquias, el número del personal es mínimo y se sienten abrumados, la cantidad de personas involucradas en la vida de la parroquia está envejeciendo y disminuyendo, y los recursos se están desvaneciendo o no se utilizan efectivamente como podrían ser. Lamentablemente, muchas de las métricas de la práctica religiosa en nuestro país se están moviendo en la dirección equivocada. Lamentablemente, los matrimonios, los bautizos, las confirmaciones y la asistencia a Misa han disminuido desde hace muchos años. Como resultado, más y más personas andan espiritualmente a la deriva y la cosecha puede ser abundante, pero con frecuencia los trabajadores son muy pocos y están demasiado comprometidos.
En estos momentos la Diócesis de Madison está evaluando honestamente su realidad actual. A través del proceso de la planificación estratégica Into the Deep, se identificará mejor estos obstáculos y sus causas, y se determinará cómo dirigirlos con la ayuda de Dios. Esto se hará a través de un proceso de investigación y análisis de datos, seguido de consultas con laicos, clérigos y religiosos de toda la diócesis. Se discernirá lo que hay que hacer, y luego se hará. Al trasladar las instituciones del mantenimiento a la misión, se atenderán mejor las necesidades de toda nuestra gente, tanto ahora como en el futuro.
La visión es que con valor debemos creer que algo mejor es posible. Imaginemos Misas más llenas, excelente formación de evangelización y catequética, corazones renovados en el espíritu, sacerdotes revitalizados. Como nos dice el Santo Papa Juan Pablo II: “No tengan miedo. No se conformen con la mediocridad. Remen mar adentro y echen las redes para pescar.”
La diócesis cree plenamente que el proceso de la planificación estratégica Into the Deep les ayudará a lograr esta visión de un futuro más brillante y una Iglesia local más vibrante, pero este proceso depende de la participación y el compromiso de todos en la Diócesis de Madison. Para mantenerse informado sobre hacia dónde nos está guiando Dios, suscríbase al boletín informativo: www.intothedeepmadison.org/espanol Y que Dios nos ayude a todos a seguirlo . . . ¡Mar Adentro!