Esta columna está dirigida a los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia transgrede la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
Espero que esta temporada de verano haya traído algo de reposo y recreo para todos ustedes. Rezo particularmente porque hayan estado a salvo de las serias consecuencias del extremo calor de los días recientes. Recemos en estos días por nuestros hermanos y hermanas para quienes las altas temperaturas son un problema serio.
Sin duda, muchos de ustedes han disfrutado de las bendiciones de unas vacaciones de verano, pero para muchos la oportunidad se hace cada vez más cercana antes de que la mentalidad previa al Día del Trabajo/ de vuelta al colegio se afiance. Y luego están aquellos de nosotros que disfrutamos las vacaciones de invierno, aquellos de nosotros que preferimos estar en el calor que con la nieve y el frío.
En cualquier caso, lo que permite tener vacaciones para la mayoría de la gente, como es correcto, es la capacidad de tener un “tiempo de calidad” con la familia y/o amigos. La buena compañía es bastante más importante para unas buenas vacaciones que el buen clima, porque la buena compañía puede compensar fácilmente muchas otras dificultades y esto se debe a la realidad del amor, presente y activa en nuestras vidas, que nos da la verdadera alegría.
Llevar a Jesús a las vacaciones
Si tú y yo realmente amamos a Jesús de manera personal, la cosa más natural del mundo sería pasar más tiempo con Él en vacaciones, incluso como familia o como grupo de amigos. En este sentido, el modo en que pasemos las vacaciones pueden reflejar cómo vivimos el domingo. El Beato Juan Pablo el Grande decía que la mejor medida de la fe de alguien es cómo vive el domingo como el Día del Señor. Entonces, nuestro tiempo de vacaciones puede también servir como medida de nuestra fe.
Si realmente amamos a Jesús de manera personal, nada sería más natural que pasar algo más de tiempo en oración durante las vacaciones, como por ejemplo, asegurándose que se rece un Rosario en familia, si se puede cada día, buscando la parroquia más cercana y yendo a Misa (en muchos sitios de vacaciones hay Misas temprano y también tarde en el día, para aquellos que creen que en vacaciones se debe dormir más) y/o visitando iglesias locales y sitios santos para pasar más momentos de calma con nuestro Señor ante el tabernáculo.
Si uno se va de vacaciones con la familia y no pasa mucho tiempo con ella, uno naturalmente volvería a casa sintiéndose culpable porque algo de la alegría de las vacaciones se habría perdido. La misma verdad se aplica a nuestra relación con Jesús. Si, luego de unas vacaciones, nos damos cuenta de que hemos pasado menos tiempo con Él que lo usual, en la última semana o por esos días, y en realidad lo amamos de manera personal, entonces estaríamos decepcionados con nosotros mismos, por no haber tenido la oportunidad de ofrecerle un tiempo precioso a Él como nuestro regalo, por que el Él nos devolvería el ciento por uno, como siempre hace.
Del mismo modo darse un tiempo para leer –las Escrituras, lecturas espirituales, lecturas para nuestra instrucción de fe– también ayuda mucho en vacaciones, cuando podemos hacer una pausa y reflexionar en el descanso sobre lo que leemos.
Beneficios de tomarse un tiempo santo en vacaciones
Dado que muchos turistas se van de vacaciones sin la familia, las obras de caridad en esta época pueden ser ofrecidas más frecuentemente, porque podemos darnos el tiempo de ayudar a alguien sin tener estrés.
Si nuestro tiempo de vacaciones es realmente un tiempo santo, en el que hemos reconocido reverentemente la presencia de Jesús, además del refresco físico y psicológico, el frescor espiritual será un don del Señor para nosotros, para ayudarnos a través de las alegrías y las tribulaciones del siguiente año. Unas vacaciones memorables para una experiencia intensa de la presencia de Cristo además de ver las cosas que vemos y además de dormir más, sería para muchos una forma diferente de vacacionar, en donde lo más profundo de nuestra humanidad surge más intensamente en su plenitud con Jesús.
Espero que estas reflexiones sean de ayuda si aún esperan sus vacaciones de verano o algunas vacaciones futuras de invierno, o incluso del próximo año.
El tiempo de vacaciones es un tiempo para estar con Jesús, la familia y los amigos más intensamente, en vez de ser un tiempo para alejarse de lo que es más profundamente humano en cada uno de nosotros y que siempre busca ser satisfecho.
Gracias por leer esto. Por favor tengan un descanso saludable, seguro y bendito en este verano.
¡Alabado sea Jesucristo!