¡Jesús ha Resucitado . . . y hemos sido transformados! Felices Pascuas de Resurrección a todos ustedes y sus familias.
Ha sido una Cuaresma especial, como ninguna otra.
Recorrimos un caminar juntos con Jesús y hoy, llenos de alegría, somos renovados en Cristo resucitado.
Hoy decimos Aleluya y Glorificamos al Señor porque Él nos ha salvado, nos ha liberado de nuestros pecados, y nos ha amado incondicionalmente.
Como nos dijo Jesús mismo, ya no tengamos miedo, pero corramos a compartir la Buena Nueva.
Es hora de vivir no en la muerte ni en la tristeza, pero llenos de vida y de felicidad — es hora de vivir una vida en Cristo y dejar que Su luz brille en nosotros y traspase nuestro ser.
Durante esta época pascual vivamos en un espacio nuevo, busquemos la felicidad que Cristo nos da, y compartamos esa Buena Nueva con los demás.
Después de su resurrección Cristo se mantuvo en la tierra caminando con sus discípulos, dando las últimas instrucciones y fortaleciendo su fe.
A veces pensamos que con la conclusión de la cuaresma todas nuestras ofrendas de oración, de ayuno, de abstinencia, y de limosna se terminan y esto ocurre porque solo las hemos visto como una penitencia.
Pero la verdad es que estas ofrendas fueron disciplinas creadas que pueden convertirse en nuevos hábitos personales de crecimiento espiritual.
Durante esta Pascua, ¿qué tal si tomamos un reto diferente? ¿Por qué no adoptamos algunas de las practicas o hábitos que ofrecimos en la cuaresma?
Podemos retomar uno o dos de ellos y practicarlos aún más, quizás no de la misma manera, pero quizás más regularmente.
Por ejemplo, si rezaste el viacrucis cada día durante la cuaresma, ¿por qué no rezarlo solo los viernes durante el resto del año?
O si esta cuaresma ofreciste cinco minutos frente al Santísimo cada día, pero todavía no tienes una Hora Santa, ¿por qué no comprometerte a una Hora Santa una vez a la semana?
O si, durante la cuaresma dejaste de usar el celular frente a tu familia todos los días, ¿por qué no dejar el celular a un lado durante la cena, o mientras compartes con tu familia?
Las practicas cuaresmales no solo existen para hacer una ofrenda, pero también para fortalecernos por el resto del año y el resto de nuestras vidas.
Dios quiere lo mejor de nosotros, Él quiere perfeccionarnos poco a poco, guiarnos más hacia Su voluntad al desprendernos de todo lo que nos esclaviza.
En Cristo podemos encontrar esa fortaleza para continuar creciendo en nuestra fe.
Porque en realidad, ¿de qué sirve decir “completé toda esta cuaresma” pero luego regresamos a nuestros hábitos destructivos que nos separan de Dios y de nuestra familia?
¡Vivamos en un nuevo yo y en una nueva creación esta Pascua!
Que la Resurrección de Cristo nos anima a resucitar con almas y corazones renovados, no muertos por el pecado, pero reanimados por el perdón, por la misericordia, por la transformación, por la gracia de Dios, y por la Eucaristía y la vida sacramental.
¡Feliz Pascua de Resurrección!