Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
En su homilía en la mañana de Pentecostés — que tuvo tres puntos y que por su puesto estuvo centrada en el Espíritu Santo — el Papa Francisco comenzó diciendo que él es muy devoto de un Padre de la Iglesia que dijo que el Espíritu Santo es, Él mismo, armonía. El Espíritu Santo es, Él mismo, armonía. Cuando celebramos un Año de la Fe y la Nueva Evangelización a través de la belleza, que bella imagen esa del Espíritu Santo: la armonía.
Es en la armonía que escuchamos bellamente reflejados la buena música preparada por los coros. La armonía es agradable al oído y eleva el corazón. La armonía tiene un efecto particularmente positivo en la gente cuando están dispuestos a ella, porque ellos mismos se armonizan en primer lugar. Puedes oír la armonía que desees, pero si no estás armonizado, en realidad no hace ninguna diferencia.
Mucha gente no está armonizada
En nuestra sociedad y en nuestra cultura, mucha gente no está armonizada. Esa es la razón por la que, por ejemplo, los jóvenes pueden acostumbrarse a la música que escuchan la mayor parte del tiempo. Mucho de esto realmente no es agradable al oído pero es un gusto adquirido y ciertamente resuena en aquellos que experimentan una gran angustia no armonizada en sus vidas cotidianas.
Esa es la razón por la que apela tan fácilmente a la gente joven: resuena con una tremenda angustia que los adolescentes se encuentran de cualquier modo, y que se multiplica por nuestra propia cultura. Y así, estos adolescentes adquieren un gusto por ella y se acostumbran a ella, hasta que nada más les parece extraño.
Armonía, un propósito unificado
La armonía surge de la reacción natural de placer de la escucha de alguien que está armonizado. ¿Qué significa estar armonizado? Significa que la mente y el cuerpo, el alma y el cuerpo trabajan juntos por un propósito unificado y hablan una verdad unificada. Significa que mi mente no va en una dirección y mi cuerpo en la dirección opuesta. No estoy dividido ni fragmentado por dentro.
Una buena razón por la que muchos en nuestro país toman antidepresivos se debe a que intentan así aliviar el dolor de no estar armonizados. Ahora, para algunos hay ciertos aspectos biológicos, pero para otros las dificultades que encuentran pueden resolverse en la consejería o en una vida de oración que busca la armonía.
No es necesariamente culpa de estas personas, pero es un hecho que no están armonizadas. Y todos nosotros somos débiles y nos falta la armonía en mayor o menos grados, pero la persona que está genuinamente armonizada está en paz: no necesariamente son perfectos en todo lo que dicen o hacen, pero la persona armonizada está en paz, y la armonía verdadera es objetivamente agradable.
Evitar la division cuerpo-mente
¡El Espíritu Santo es la armonía en Sí mismo! Él apoya la unificación holística del ser humano: cuerpo y mente, alma y cuerpo. El Espíritu Santo habla de nuestra necesidad de evitar la división entre cuerpo y mente, que es la tentación hacia la que la mayoría de los estadounidenses tienden a gravitar, respecto a su pensamiento sobre la persona humana.
La hermenéutica de la división cuerpo y mente es lo que hace que la gente diga: “Si pienso que algo es verdad, entonces es verdad. Lo que sea que tenga en mente es correcto. Y cuando encuentro en el universo la ley natural, que tiene un impacto en mi cuerpo y alma, eso debe ponerse a un lado, todo lo que importa es lo que yo pienso.” Con esta manera de pensar, la vida es un gran “viaje mental” en el que siempre termino reforzando mi ego. Así no puede haber armonía allí.
No condenamos a las personas que viven así, rezamos por ellas, pero el Espíritu Santo nos llama a la armonía que es Él. El Espíritu Santo llama a cada hombre y mujer a la armonía que es agradable a los ojos de Dios y esa es una vida hermosa: en donde la armonía del individuo refleja la armonía del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Entonces el Espíritu Santo sana la división entre la persona humana y la comunidad humana. Nos esforzamos, con los dones del Espíritu Santo, por avanzar hacia la armonía en nuestra individualidad personal, pero también somos llamados a la armonía entre la gente. Esto también solo es posible con y en el Espíritu Santo. Es una paz que el mundo no puede dar.
Confusión de significado
El Espíritu Santo sana lo que llamamos en el tiempo de la Torre de Babel, la confusión de lenguas. En nuestros días vemos esta confusión de lenguas más profundamente, incluso cuando hablamos o entendemos idiomas similares, las palabras no significan ya nada. No tenemos armonía. Vemos eso en la forma en la que opera nuestra cultura.
¿Qué significa “familia”? Bueno, todo depende.
¿Qué significa “matrimonio”? Bueno, todo depende.
Y dependiendo de lo que uno quiere decir con “matrimonio,” aparece otro nuevo término en el idioma: “matrimonio igualitario.” Hay una igualdad de matrimonio ahora. Todo ser humano tiene el mismo derecho natural para casarse con alguien del sexo opuesto, eso es lo que es el matrimonio.
Entonces uno no puede hablar realmente sobre “matrimonio del mismo sexo,” porque el matrimonio es la unión entre un esposo y una esposa. Si uno habla de “matrimonio del mismo sexo” también se puede hablar entonces de un “soltero que está casado”. “Un soltero casado” no tiene sentido, así como el “matrimonio del mismo sexo” no tiene sentido. El matrimonio implica un esposo y una esposa, hombre y mujer. Pero las palabras ya no significan nada y por ello no podemos tener armonía entre nosotros.
En el tiempo de la Torre de Babel, Dios confundió los idiomas de la gente porque se estaban haciendo muy arrogantes. Una vez que las lenguas estuvieron confundidas, ya no pudieron hacer nada. Entonces Él los hizo humildes. El problema es que hoy en día nuestros idiomas están confundidos, pero no somos humildes: celebramos nuestra confusión. Y el demonio, cuyo principal propósito es confundir y generar inquietud y romper la armonía, celebra sus pequeñas victorias. Esta es la razón por la que estamos en problemas.
Ven Espíritu Santo
Pero el Espíritu Santo sana la confusión de las lenguas porque Él es la armonía misma. Somos testigos de eso. Somos testigos de la sanación del individuo, para que cada cual sea armónico. Somos testigos de la sanación de la confusión de lenguas para que las palabras signifiquen algo, la razón funcione, y haya la Verdad. Unidos a la Verdad, juntos estamos en armonía.
Nuestra sociedad cree que las palabras no significan nada, que cambian de párrafo a párrafo. En nuestra sociedad, la razón no funciona y ha sido reemplazada por los sentimientos. En nuestra sociedad no hay Verdad. Nuestra cultura está en guerra con la armonía misma: el Espíritu Santo. El demonio tiene pequeñas victorias pero no debe haber duda sobre quién vencerá al final. Y la victoria que conquista nuestro mundo es nuestra fe, ¡que es la labor del Espíritu Santo! ¡Nadie puede decir que Jesús es el Señor sin el poder del Espíritu Santo!
Entonces, nuestro trabajo es luchar pos nosotros y hoy rezamos intensamente: “Ven Espíritu Santo, sana la confusión de lenguas en los Estados Unidos de América y en el mundo. Ven Espíritu Santo, sana las divisiones en los Estados Unidos de América y en mundo, y especialmente en la Iglesia. Ven Espíritu Santo, llena los corazones de la gente fiel, derrama sobre nosotros el fuego de tu divino amor.”
Gracias por darse el tiempo de leer esto. ¡Que Dios bendiga a cada uno. Alabado sea Jesucristo y su Santa Madre María!