Continuando con nuestra publicación de la serie del documento de la USCCB sobre “El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia” (2021), nos enfocamos en el alimento para el camino.
D) Alimento para el camino
51. Las vidas de los santos y beatos nos muestran la importancia de la Eucaristía en nuestro camino como discípulos de Jesús. Muchos dan testimonio del poder de la Eucaristía en su vida.
Vemos los frutos de la Sagrada Comunión en su vida de fe, esperanza y caridad. Fue su unión íntima con Jesús en la Sagrada Comunión y frecuentemente su oración ante el Santísimo Sacramento lo que los alimentó y fortaleció en su camino al cielo. Ellos nos enseñan que el “crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático”.
52. El beato Carlo Acutis, un adolescente italiano fallecido a los quince años y beatificado en 2020, decía: “La Eucaristía es mi autopista al cielo”. El beato Carlo alcanzó la santidad a una edad tan temprana porque la Eucaristía estaba en el centro de su vida. Asistía a misa todos los días y rezaba cada día ante el Santísimo Sacramento en adoración. Descubrió la alegría de la amistad con Jesús y llevó esa alegría, la alegría del Evangelio, a los demás. Fue un apóstol de la Eucaristía a través de la internet. Decía: “Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”.
53. Igualmente, san José Sánchez del Río, un adolescente mexicano martirizado a los catorce años y canonizado en 2016, estaba tan lleno de amor por Cristo y su Iglesia que estuvo dispuesto a dar su vida antes que renunciar a Cristo y su Reino. Estando en prisión, san José Sánchez del Río pudo recibir el Santísimo Sacramento cuando lo introdujeron de contrabando en su celda junto con una canasta de alimentos. Fortalecido por este viático, pudo soportar la tortura y permanecer fiel a Cristo cuando sus captores le dijeron que debía renunciar a su fe o ser ejecutado. Respondió a sus perseguidores: “Mi fe no está a la venta”. Exhortamos a todos, especialmente a nuestros jóvenes, a conocer la vida de estos santos adolescentes. En medio de tantas distracciones en nuestra vida, el beato Carlo y san José Sánchez del Río nos enseñan a enfocarnos en lo que es más importante que cualquier otra cosa.
54. Hay muchas personas que se han sentido atraídas por la Iglesia Católica y entraron en la Iglesia porque llegaron a creer en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Nuestra primera santa nacida en los Estados Unidos, Isabel Ana Seton, es una de estas personas conversas. Se sintió atraída a ingresar a la Iglesia Católica después de ser testigo de la devoción de los católicos al Santísimo Sacramento. Se preguntó acerca de esa devoción. La gracia de Dios la llevó a la fe en la Presencia Real. Cuando todavía era episcopaliana, se encontraba una vez en oración en su iglesia en Nueva York, cuando miró por la ventana abierta y se imaginó orando a Jesús en el tabernáculo de una iglesia católica a una cuadra de distancia. La noche después de su entrada en la Iglesia Católica y su Primera Comunión, santa Isabel Ana escribió en su diario: “Por fin DIOS ES MÍO y YO SOY SUYA”. Por el resto de su vida, su profunda fe y servicio pionero a la Iglesia en nuestra joven nación se alimentó de la Sagrada Eucaristía.
55. En los últimos años, un número cada vez mayor de cristianos en nuestro país han dejado sus iglesias y han pasado a ser no afiliados religiosamente. Invitamos a los católicos que han dejado la Iglesia o que ya no practican la fe a volver a casa. Los extrañamos y los amamos. Oramos para que Jesús los atraiga de regreso a su familia católica, su Cuerpo Místico, a través de su Cuerpo Eucarístico. Repetimos estas palabras atribuidas a santa Teresa de Calcuta: “Una vez que comprendes la Eucaristía, nunca puedes dejar la Iglesia. No porque la Iglesia no te lo permita, sino porque tu corazón no te lo permite”.