¡El Señor quiere nuestros corazones! Él quiere habitar en nosotros, para que, también ahora, podamos vivir en la abundancia de la vida trinitaria, conociendo la presencia y el amor de Cristo que nos trae salvación y misericordia.
¡El corazón le habla al corazón! El Padre desea hablar a nuestros corazones de manera muy particular en esta Cuaresma. Él quiere liberarnos de los pecados, las heridas, los obstáculos y la negatividad que nos mantienen encarcelados en la oscuridad y el caos.
Misión y tentación
Inmediatamente después de Su bautismo, el Señor fue al desierto para ayunar y orar, preparándose para la misión sobrenatural que le esperaba. Absorbido en la soledad, descansando en el corazón del Padre, también se enfrentó a Satanás, que lo tentó a alejarse de su misión y a usar sus poderes divinos para sí mismo. Conociendo la identidad y el propósito de Cristo, que Él es el Hijo de Dios y había venido al mundo para destruir el poder del pecado y de la muerte, el diablo trató de detenerlo a toda costa.
Aplica este momento fundamental en la vida de Jesús a tu vida. En esta Cuaresma, el Señor quiere llevarte al desierto de tu propio corazón, para hablarte de Su tierno amor, para sanar tus heridas y perdonar tus pecados, para renovar tu identidad como hijo amado del Padre y para revitalizar tu Sentido de misión y vocación.
Mas oración
Para que esto realmente suceda, debemos reservar tiempo todos los días para la oración. A la mayoría de nosotros, por muy ocupados que estemos, nos resulta difícil orar regularmente con atención y devoción, para ir más allá de la simple recitación de palabras. ¡Que esta Cuaresma sea el momento de gracia en el que permitas que el Señor te guíe verdaderamente a la oración, como nunca antes la has experimentado, más profunda y rica, anticipando las cosas buenas que están por venir!
Dios quiere que descanses en Su Corazón. Él desea amorosamente esta paz para ti. Una pregunta que debemos hacernos es: ¿Lo queremos para nosotros?
Muchos de ustedes ya tienen una vida de oración bien desarrollada, pero muchos otros pueden necesitar cambiar fundamentalmente algo en su rutina diaria para cumplir con este compromiso: Levantarse 30 minutos más temprano, quitar el tiempo frente a la televisión o ir a un lugar de silencio en el sótano u otra habitación. Algo tendrá que ceder para que realmente adoptemos un ritmo de oración en nuestra vida diaria.
Que el foco de tu oración en esta Cuaresma sean las lecturas diarias de la Misa. Elegidas para nosotros por la Iglesia, lectura del Antiguo Testamento colocada al lado de un Evangelio, estas Escrituras nos conducirán directamente al Corazón de Cristo y a su Palabra elegida que Él desea compartir con nosotros.
Lea las lecturas varias veces. Medita sobre ellas. ¿Qué palabra, frase, imagen o mensaje destaca? ¿Qué preguntas, pensamientos, sentimientos surgen en tu mente y corazón? Llévalo todo eso al Señor. Deja que su amor y su presencia te invadan. Permanece en esa paz. Descansa en Su Corazón. Deja que tu corazón le hable al Suyo.
Finalmente, ¿hay alguna acción que sientes que el Señor te llama a llevar como fruto de tu oración? Deja que el impacto de este tiempo de reflexión te guíe a lo largo del día, en tus pensamientos, palabras y acciones.
Lidiando con el mal
Como se mencionó anteriormente, el Evangelio del Primer Domingo de Cuaresma es siempre la tentación del Señor en el desierto. A diferencia de Adán y Eva, Jesús rechaza los intentos del Maligno de alejarlo del Padre, de alejarlo de su misión, deslumbrarlo con los falsos goces de una vida egoísta. El Señor rechaza todas estas mentiras y tentaciones, citando las Escrituras contra Satanás, para que su falsedad no encuentre lugar en Su Corazón.
¿Qué mentiras, tentaciones, adicciones, malos hábitos y pecados nos afligen? ¿De qué manera el Mal nos ha alejado del Padre? ¿Qué heridas, recuerdos, penas y tribulaciones se han convertido en obstáculos en nuestro camino espiritual porque siguen sin sanar? ¿Qué mentiras sobre Dios, los demás y nosotros mismos hemos llegado a creer como verdad? ¿Qué oscuridad quiere el Señor expulsar de nosotros, para que podamos conocer la alegría, la paz y el amor que brotan del descanso en Su Corazón?
Las tres prácticas tradicionales de la Cuaresma (oración, ayuno, y limosna) nos abren a la relación, la oración a Dios, la limosna a los demás y el ayuno a nuestro yo más profundo y verdadero. En estas relaciones, descubrimos nuestra identidad más profunda como hijos e hijas del Padre, comprados con la Preciosa Sangre del Hijo y ungidos en el Espíritu Santo. En segundo lugar, también encontramos nuestro propósito misionero: Vivir como discípulos de Cristo en la proclamación de Su Evangelio salvador al mundo. En tercer lugar, llegamos a conocer nuestro destino: La vida en las alturas en Cristo Jesús en la gloria del cielo para siempre. La Buena Nueva de nuestra fe nos recuerda que no necesitamos esperar hasta la próxima vida para probar la abundancia de Dios. El Señor quiere que aquí y ahora le conozcamos, le amemos y le sirvamos.
Mis próximas columnas durante la Cuaresma se centrarán en las lecturas dominicales acompañadas de algunas preguntas de reflexión que podemos llevar a la oración, todas centradas en el tema El corazón le habla al corazón.
Adéntrate sin miedo en el desierto de tu alma. Allí encontrarás al Señor esperándote.