Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
Hay un gran servicio a la humanidad que se está perdiendo. Se pierde en la sociedad y se trata con guantes de seda incluso en la Iglesia. Este servicio es ayudarse unos a otros para formar y seguir la conciencia.
Tan perdido está este servicio que rápidamente se ha convertido en ilegal. Me gustaría estar hablando exageradamente, pero tristemente no es así. Ayudar a otros a formar sus conciencias significa decir que esto o lo otro está mal. Y decir que ciertas cosas están mal se ha convertido en algo muy peligroso y de hecho, en algo casi ilegal en nuestro país, y ya es ilegal en Canadá.
Sin embargo, siempre y en todos lados está el derecho y la responsabilidad de la Iglesia, y de los padres, y de los buenos vecinos, de ser testimonio de la ley del Señor, hablar la Verdad como está escrita en nuestros corazones, y ayudar a otros a formar sus conciencias.
De hecho, hay pocas cosas que sean más importantes porque, como veremos, es el camino que debemos seguir para buscar y atraer las bendiciones en esta vida y en la vida por venir.