Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
Han estado en el corazón de mis oraciones en los días y semanas recientes. Además de mis oraciones habituales por su crecimiento en las virtudes de la fe, la esperanza y el amor, he rezado por su seguridad y calor, ¡así como por su alegría en estos días frígidos!
He sido muy afortunado al tener un tiempo de descanso y renovación en climas más cálidos, como casi siempre que recibo esta bendición en enero. (Hay muchas cosas por las que estoy agradecido a mi predecesor, el Obispo Bullock, pero a nivel persona, ¡siempre le agradeceré sus sabios consejos como el hecho de que tome mis vacaciones en enero y no en el verano!) No doy por descontado por un minuto las bendiciones que he recibido. Estoy agradecido y esperanzado porque esos momentos de descanso me preparan más para mi servicio.
Y así creo que es con algo de ironía que el Señor ha fijado mi atención en las siguientes tres palabras o frases de nuestras lecturas del domingo pasado: purificación, sufrimiento y signo de contradicción. Y cada una de esas palabras acompañan las lecturas, en orden. Sobre la purificación se habla en la primera lectura, Mal 3,1-4; del sufrimiento en la segunda lectura, Hb 2,14-18; y sobre ser “signo de contradicción” habla la lectura del Evangelio: Lc 2, 22-40.