El Concilio Vaticano II llamó a un encuentro renovado con Jesucristo a través de la lectura de la Sagrada Escritura. Cuando leemos las Escrituras, no solo encontramos palabras en una página; nos encontramos con una persona. Como dice Dei Verbum 21: “Porque en los libros sagrados, el Padre que está en los cielos se encuentra con sus hijos con gran amor y habla con ellos; y la fuerza y el poder en la palabra de Dios es tan grande que se erige como sostén y energía de la Iglesia, fuerza de fe para sus hijos, el alimento del alma, la fuente pura y eterna de la vida espiritual. En consecuencia, estas palabras son perfectamente aplicables a la Sagrada Escritura: “Porque la palabra de Dios es viva y activa’ (Heb. 4:12) y ‘tiene poder para sobreedificarle y darle su herencia entre todos los que están santificados’ (Hechos 20:32)”.
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Vayan y Hagan Discípulos: Nuestro Llamado Bautismal
Los fieles laicos, precisamente por ser miembros de la Iglesia, tienen la vocación y misión de ser anunciadores del Evangelio: son habilitados y comprometidos en esta tarea por los sacramentos de la iniciación cristiana y por los dones del Espíritu Santo. “Leamos en un texto límpido y denso de significado del Concilio Vaticano II: ‘Como partícipes del oficio de Cristo sacerdote, profeta y rey, los laicos tienen su parte activa en la vida y en la acción de la Iglesia (. . .). Alimentados por la activa participación en la vida litúrgica de la propia comunidad, participan con diligencia en las obras apostólicas de la misma; conducen a la Iglesia a los hombres que quizás viven alejados de Ella; cooperan con empeño en comunicar la palabra de Dios, especialmente mediante la enseñanza del catecismo; poniendo a disposición su competencia, hacen más eficaz la cura de almas y también la administración de los bienes de la Iglesia. Es en la evangelización donde se concentra y se despliega la entera misión de la Iglesia, cuyo caminar en la historia avanza movido por la gracia y el mandato de Jesucristo: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación’ (Mc 16, 15); ‘Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28, 20). ‘Evangelizar’ — ha escrito Pablo VI — ‘es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda . . .’” – Papa San Juan Pablo II, Christifideles laici, no. 33
Vayan y Hagan Discípulos: La Oración
La oración de San Francisco de Sales abre el entendimiento al resplandor de la luz divina y la voluntad del calor del amor celestial, nada puede purificar eficazmente la mente de sus muchas ignorancias, o la voluntad de sus afectos perversos.
Eventos diocesanos hispanos que se aproximan
El Obispo Donald Hying continúa ofreciendo sus encuentros regionales hispanos alrededor de la diócesis.
Vive el evangelio de la vida
Hace unos veinticinco años san Juan Pablo II escribió que el Evangelio de la vida es el centro del mensaje salvífico de Jesús al mundo (Evangelium Vitae 1).
Misión de año nuevo: Santidad y Discipulado
Un nuevo año, un nuevo espacio para un crecimiento personal, lograr las metas no alcanzadas este año pasado, mejorar nuestra nutrición, rebajar de peso lo que subimos en la navidad, comenzar una rutina de ejercicio. El año nuevo ofrece tantas oportunidades de comenzar de nuevo, cambiar, ser un mejor yo, amar más a mi familia, darlo todo en mi trabajo, y planificar las vacaciones que no se han dado. Todos nosotros también deseamos con ilusión ver un año mejor, sin covid, sin mascarillas, sin distanciamiento, sin miedo, sin ansiedad, y de la misma manera y con un deseo infinito, Dios, nuestro Padre, quiere darnos una vida de fe, esperanza, confianza en Él, libertad, oración, amor hacia uno mismo y hacia a los demás, mientras participamos en Su misión aquí en la tierra.
Navidad en y desde la familia
La Navidad es la fiesta de la alegría porque es la fiesta de la fe que se hace vida. Sobre la base de la Encarnación de Dios, la Navidad es igualmente la fiesta de la familia y de la amistad. La navidad es un gran regalo para todos nosotros como lo indica el pasaje bíblico de 1 Juan 4:9, “miren cómo se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él”.
Permitan que el adviento sea un tiempo de silencio, oración y paciencia
Parecemos vivir en un mundo de “instante todo.” Comida rápida, redes sociales, viajes en avión y miles de comodidades diseñadas para ahorrar tiempo que nos hacen menos dispuestos a esperar por las cosas. Ahora existe un tipo de Navidad instantánea, con decoraciones navideñas en las tiendas justo después de Halloween, música de Navidad en la radio antes de Acción de Gracias y oportunidades de compras en cada esquina.
San Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe
La fiesta de hoy de San Juan Diego conmemora la primera aparición de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1531. El 9 de diciembre, que se observaba como la fiesta de la Inmaculada Concepción en todos los territorios españoles, cayó un sábado ese año. Juan Diego se dirigía a la iglesia para su clase de catecismo semanal cuando de repente escuchó música celestial que venía de la cima del cerro Tepeyac. Subiendo la colina para investigar, vio a una mujer joven que irradiaba una luz espléndida.
Día de Acción de Gracias
Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. Engrandezcan conmigo al Señor y ensalcemos a una su nombre. Busqué al Señor y me dio una respuesta y me libró de todos mis temores. (Salmo 34:1-5)