Al finalizar la Semana Santa aparece la tradición del conejo y los huevos de Pascua, y muchos católicos se preguntan si estos símbolos tienen alguna relación con la fe. Esta duda podría deberse al proceso de secularización que ha ido quitando el carácter cristiano a estos elementos.
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Mensaje de Pascua del Obispo Donald J. Hying de Madison
“Pero yo los volveré a ver, y sus corazones se regocijarán, y nadie les quitará su gozo” (Juan 16, 22). Esta promesa de Jesús en su discurso de despedida antes de Su Pasión y muerte es un momento notable de esperanza para los apóstoles y, de hecho, para todos nosotros. Sí, Jesús sufrirá una horrible crucifixión y una muerte prematura. Sí, Sus amigos serán destrozados por su abrumadora pérdida y su dolor. Pero contra toda expectativa humana, el Señor se levanta de la tumba para vivir para siempre, conquistando el poder aparentemente intratable del pecado y la muerte para todas las personas de todos los tiempos. Esta victoria épica del Hijo sobre el poder del Maligno es la fuente y el centro de nuestra fe pascual.
Serie Cuaresmal: El Triduo Pascual
Nací en un hogar católico y me educaron en escuelas católicas, “católico por tradición.” y cuando niño, como no amar la iglesia católica, me regalaban las épocas del año que más amaba: La Navidad llena de regalos y familia, y la semana Santa, una semana de vacaciones y descanso de la escuela, ¡wow! – los católicos si sabían cómo tenían que ser las cosas; pero que lejos estaba yo de entender la realidad de lo que significaba ser católico.
Serie Cuaresmal: La Penitencia
Para la mayoría de las personas, Cuaresma es dejar de comer carne el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma ¿será realmente lo que Dios quiere de nosotros al hablar de Penitencia? ¿Dejar de comer carne por un gran plato de mariscos o pescado, o bien dejar la carne, pero seguir enojado con el hermano, gritarles a los hijos, quejarme de todo, murmurar de los demás?
Serie Cuaresmal: El Examen de Consciencia
“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es una frase atribuida al filósofo griego Sócrates descrito en la obra Apología de Sócrates escrita en el año 399 a. C. por su discípulo Platón. Platón transcribió en la Apología de Sócrates los diálogos que Sócrates sostuvo ante el tribunal de Atenas en la cual fue sentenciado a muerte por liberar a los jóvenes atenienses de la ignorancia con sus enseñanzas. “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es la conclusión que Sócrates usa para justificar sus métodos de enseñanza que apelan por sobre todo a la importancia de examinarse a sí mismo y a los demás para mantener una actitud crítica sobre nuestros actos y sobre nuestras vidas con el fin último de evolucionar para ser la mejor persona que podemos ser.
Serie Cuaresmal: La Limosna
“Recuerden las palabras del Señor Jesús: ‘Hay mayor felicidad en dar que en recibir’” afirma San Pablo en el Libro de los Hechos de los Apóstoles (He 20, 35). La Limosna (del griego eleimosýni que significa “misericordia”), es uno de los tres pilares de la práctica cuaresmal. Definida en nuestro Catecismo de la Iglesia Católica como “un testimonio de caridad fraterna” y “una obra de justicia agradable a Dios” (CIC # 2462), nuestra Madre Iglesia nos solicita, a través de este pilar (La Limosna), que durante los cuarenta días de cada Cuaresma tornemos nuestras miradas hacia el vulnerable, el desamparado, el necesitado para que en un noble gesto de renuncia personal a los bienes materiales que poseemos, tengamos la sabiduría y el amor de compartirlos desprendidamente con ellos.
Serie Cuaresmal: La Oración
La oración es ese “espacio” (inexplicable en palabras) en el que, por la Gracia Divina, podemos tener un encuentro sobrenatural, una conversación con ese Dios omnipotente, pero a su vez misericordioso que nos ama infinitamente. Es un hermoso encuentro entre lo temporal y lo eterno; entre lo terreno y lo divino. Afirma Santa Teresa de Ávila que la “Oración, a mi parecer, no es otra cosa que trata de la amistad con Aquél que sabemos que nos ama”. San Agustín nos dice que “la oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”. Santa Teresa del Niño Jesús en su ternura nos ilustra: “para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría”.
Serie Cuaresmal: Ayuno y Abstinencia
Durante el tiempo de Cuaresma cada año, la iglesia nos pide que practiquemos el ayuno y la abstinencia. La práctica del ayuno se remonta a los tiempos bíblicos y por ende lo encontramos en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. El ayuno aparece primeramente en el libro de Génesis 2:17, cuando Adán y Eva rompen el ayuno proclamado por Dios de no comer del árbol de en medio del jardín, el árbol de conocimiento del bien y del mal. Adán y Eva rechazaron la vida verdadera dependiente de Dios y la cambiaron por una vida que dependía “solo de pan” es decir, de la comida fuera de Dios “serán como dioses” les dijo Satanás. Por eso Nuestro Señor Jesús reitera en Mateo capitulo cuatro, durante sus tentaciones en el desierto, que “No solo de pan vive el hombre” ayudándonos a entender así que nuestra dependencia debe basarse de una manera intencional en Dios y no en las cosas materiales de este mundo.
Serie Cuaresmal: ‘Test’ de Presencia de Dios
Los hombres llegamos a Dios a través de los sentidos. En la belleza material, la grandeza de las cosas, la bondad creada, tenemos testigos de Dios. Incluso para acercarnos a Jesucristo, necesitamos cultivar la propia sensibilidad. Para salvarnos necesitamos conocer y amar a Dios. ‘Per aspera ad astra,’ por lo áspero, lo difícil, la lucha . . . llegamos a los ‘astros’, lo elevado, el cielo. La generación actual ha perdido la sensibilidad por lo bello, lo grande, lo bueno, por eso tanta gente está alejada hoy de Dios. Las cosas en grados diferentes reflejan las perfecciones divinas. No se puede amar lo que primero no se conoce. Nosotros solos no podemos percibir un Espíritu Puro, necesitamos partir de las obras bellas de Dios. El santo tiempo de Cuaresma es una invitación a educar los sentidos, el cuerpo, para que nos lleve a Dios. Sin ello nos quedamos con amar a Dios de ‘alguna manera’, pero no con todo el corazón . . . Y si esto es así, podemos fracasar en la vocación personal.
Serie Cuaresmal: Miércoles de Ceniza
Cada Miércoles de Ceniza, millones de católicos van a Misa y reciben cenizas sobre sus cabezas, mientras escuchan al sacerdote decir: “Polvo eres y al polvo volverás”. El poder de esta acción litúrgica nos impresiona con la brevedad y fragilidad de esta vida, en nuestro camino hacia la Casa del Padre en el Reino de los Cielos. Sin Dios, no somos nada, sino polvo y ceniza. ¡Con Dios, somos sus hijos amados, redimidos por Cristo y llenos del Espíritu Santo! La Cuaresma es un tiempo para que nos alejemos de nuestros pecados y practiquemos nuestra fe con mayor generosidad y fervor.