Estamos actualmente viviendo juntos una jornada de conversión y de transformación cuaresmal que nos invita a reconocer nuestra identidad humana, a tener un encuentro con Jesús, dejar nuestro pasado y pecados atrás, vivir los sacramentos, y salir a la misión evangelizadora.
Espero que muchos nos hayan acompañado en este caminar espiritual y de conversión, y que haya impactado alguna parte de su vida.
Ahora entramos más profundamente en el Misterio Pascual de la Semana Santa y el Triduo Pascual, y como católicos somos invitados a caminar con Jesús en Su trayectoria de triunfo y grandeza el Domingo de Ramos, Su momento eucarístico el Jueves Santo, y Su pasión, muerte y resurrección durante el Triduo Pascual.
La invitación es que al caminar con Jesús podamos ver, sentir, y responder a la vivencia de Cristo.
Usaremos una porción corta del pasaje del Evangelio de cada una de las celebraciones de la Semana Santa para caminar con Jesús. Vea, sienta y responda de manera personal a cada uno de estos pasajes.
Domingo de Ramos
Durante la Misa del Domingo de Ramos la congregación participa por primera vez, durante la Cuaresma, en la narración de la Pasión, la cual también escuchamos durante la liturgia de Viernes Santo.
Para nuestra reflexión del Domingo de Ramos, nos enfocaremos en la otra proclamación del Evangelio cuando Cristo entra a Jerusalén en victoria.
Esta lectura del Evangelio de Mateo 21:1-11 es proclamada al inicio de la celebración mientras alzamos nuestras palmas.
Miremos la última porción de este evangelio: “Y el gentío que iba delante de Jesús, así como los que le seguían, empezaron a gritar: ‘¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!’ Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban: ‘¿Quién es éste?’ Y la muchedumbre respondía: ‘¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!’”
Jueves Santo
Para el Jueves Santo, cuando celebramos la Última Cena, cuando Cristo instituye el Sacramento de la Eucaristía, y cuando Él, mientras lava los pies de los discípulos, nos ofrece un mandamiento nuevo — que nos amemos los unos a otros como Dios nos ha amado — reflexionamos en su sacrificio de amor al leer esta porción del Evangelio de Juan 13:1-15: “Cuando terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a la mesa y les dijo: ‘¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman ‘Maestro’ y ‘Señor’, y dicen bien, porque lo soy.
Pues si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo.’”
Viernes Santo
Nuevamente escuchamos en el Evangelio la narración de la Pasión.
Sabemos que Cristo ha sufrido desde la noche, orando a Su Padre sin cesar mientras suda sangre por la gran agonía en Getsemaní.
Mientras leemos una porción del pasaje de Juan 18: 1-19:42, unamos nuestros sufrimientos con los de Cristo: “Entonces Pilato tomó a Jesús y ordenó que fuera azotado. Los soldados hicieron una corona con espinas y se la pusieron en la cabeza, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura y, acercándose a él, le decían: ‘¡Viva el rey de los judíos!’ Y le golpeaban en la cara.”
Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección
Finalmente, en el silencio de la muerte de Cristo reconocemos que no somos dignos de Su amor y sacrificio, pero de la misma manera nos entregamos completamente a Él, quien lo sufrió todo por nosotros.
Con alegre expectativa sabemos cómo continua la narración de Cristo.
Sabemos que resucitará el Domingo de Pascua y que a través de su resurrección somos creados nuevos.
Leamos una porción del Evangelio de Mateo 28: 1-10 proclamado durante la Misa de la Vigilia Pascual el Sábado de Gloria para celebrar la Gran Pascua de Resurrección: “Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos.
El Ángel dijo a las mujeres: ‘Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado.
No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, pero vuelvan en seguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea.
Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo.’”
Que estos pasajes bíblicos de los Evangelios de Semana Santa nos inspiren a cada uno a vivir una Semana Santa más profunda y llena de fe, una centrada en Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
Gracias por acompañarnos en este recorrido cuaresmal de conversión y transformación.