Hemos llegado a la mitad de nuestra jornada de Adviento y celebraremos el Domingo “Gaudete”. ¡Nos regocijamos porque el Señor está realmente cerca!
Al centrarnos en la venida de Cristo en Navidad, imploramos la gracia necesaria para vivir en gozo, paz y disposición.
Nuestras lecturas litúrgicas nos alientan a buscar consejos confiables en nuestra preparación.
La lectura del Evangelio muestra que la gente confiaba en Juan el Bautista debido a su inquebrantable dedicación a Dios y su audacia al mantenerse apartado de la cultura predominante de la época.
Mientras Juan el Bautista predicaba un bautismo de arrepentimiento y la esperanza de un Mesías venidero, este precursor del Señor también enfatizó la justicia y la compasión, lo que refleja el deseo de Dios de que vivamos de esa manera.
Es con esta misma convicción y compasión que debemos desear llevar a otros a una relación profunda con Cristo y experimentar la plenitud de vida a través de Su Iglesia y los Sacramentos.
Teniendo una conexión
Al adoptar un enfoque de evangelización “de corazón a corazón” mientras “caminamos con alguien” (después de identificar e interceder por la persona específica que Dios nos ha revelado que debemos acompañar), debemos tomar los siguientes pasos y considerar formas concretas de conectarnos con la persona que hemos seleccionado.
Tal conexión y amistad es esencial para construir una relación auténtica con la persona a la que nos sentimos llamados a llevarnos a una relación más profunda con el Señor.
¿Cuál es el camino más ventajoso para entablar una conversación significativa que pueda “llegar al corazón” y conducir a una transformación interior?
¿Qué oportunidad podría aprovecharse para invitarle a salir a tomar un café o tal vez a almorzar?
¿Esta persona podría querer salir a caminar juntos o simplemente apreciar pasar un rato a solas con usted en casa o en algún otro lugar agradable?
Recuerda invocar nuevamente al Espíritu Santo para que te ilumine mientras disciernes y decides cuál es la mejor manera de conectarte.
Busca la gracia de saber “¿Qué debo hacer?” — Qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo.
Decida cuál es la mejor manera de hacer ese contacto inicial: por teléfono, enviando un correo electrónico o por mensaje de texto.
Una vez que te conectes, establece una hora y una fecha que te permitan conocer las alegrías y las luchas de tu amigo(a). También será una oportunidad para que compartas con esa persona algunas de tus alegrías y luchas.
Permite que Dios te guíe confiando completamente en que el Espíritu está contigo en cada paso del camino.
Es importante reconocer que esta no será necesariamente una conversación única, sino más bien una serie de conversaciones e invitaciones, desarrollando una verdadera amistad con esa persona.
Tales amistades deben desarrollarse en confianza mutua, por lo que es esencial que escuchen con respeto cuando la conversación gira en torno a asuntos espirituales o relacionados con la Iglesia.
Recuerde reservarse el juicio sobre sus opiniones en esta etapa. Simplemente afírmalos y compártelos en oración desde tu propia perspectiva o experiencia.
Reza y da gracias
Recordemos las palabras de San Pablo: “No hay que preocuparse por nada; en cambio, ora por todo, dando gracias mientras haces tus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que excede todo entendimiento, protegerá sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
Mientras celebramos el tercer domingo de Adviento, espera con alegría la llegada de Cristo y confía en que tu conexión con la persona que Dios quiere que acompañes se desarrollará de acuerdo con Su plan y propósito supremo.
Para obtener más información sobre “Camina con alguien” o para ver los videos semanales del Obispo Hying sobre las sesiones de estudio de Adviento “Camina con alguien”, visite
madisondiocese.org/caminaconalguien
Michael D. Wick es el Director de Misión de la Diócesis de Madison.