Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos.
El jueves pasado por la mañana cuando volvía de Roma a Madison, el Papa Benedicto era aún el Obispo de Roma y el Papa de la Iglesia Universal; para cuando llegué a Estados Unidos a mitad de la tarde, la Sede de Pedro estaba vacía. Todo mientras estuve en el aire y se daba el más significativo episodio en la historia de la Iglesia, que el mundo también ha vivido. Tengo que admitir que el sentido de vacío de la Sede de Pedro, debido a la renuncia del Papa Benedicto, me dejó y me deja con un sentimiento que nunca antes había experimentado.
Y así, ¿qué nos toca hacer ante esto? En primer lugar, no puede haber duda de que el Espíritu Santo obrará en el Colegio de Cardenales para elegir al siguiente Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Universal. Además, no puede haber duda de que el Espíritu Santo obrará en el siguiente Papa por el bien de la Iglesia. En tercer lugar, no puede haber duda de que el Papa Benedicto, tomó esta decisión en este momento de su vida en oración, muy sincera, muy sopesada y muy atentamente. Todas las razones de esta decisión suya (mientras son sujeto de infinitas especulaciones) probablemente nunca se sepan de hecho, pero las primeras tres consideraciones deben estar fuera de toda duda.
Nuestra respuesta
¿Cuál debe ser la respuesta que tú y yo debemos dar a esas tres consideraciones? La respuesta siempre es la oración. Ciertamente nos unimos al Papa Benedicto en ferviente oración por su salud, bienestar y eterna felicidad con Dios para cuando llegue el momento. Y debemos rezar por el Colegio de Cardenales, para que estén completamente abiertos a la sabiduría del Espíritu Santo, para cumplir esta enorme tarea. Y debemos rezar por el próximo Papa antes de que tome su lugar en la Sede de Pedro. Nuestra primera preocupación en este momento, lo que podemos hacer ante todo lo que estamos experimentando, tú y yo, es simplemente rezar con fervor y ayunar con espíritu cuaresmal.
La preocupación no es irracional
Eso no quiere decir que las tentaciones para preocuparnos sean irracionales. San Pablo mismo habla de su solicitud cotidiana, sus preocupaciones diarias sobre las Iglesias de Dios. San Pablo se preocupaba, no porque tuviera duda alguna de la firme pero gentil guía del Espíritu Santo, sino por nuestra debilidad humana en la Iglesia en términos de ser receptivos a la atenta guía que el Espíritu Santo nos ofrece. No tiene sentido alguno preocuparse por el cumplimiento del Espíritu Santo en sus propósitos, de una forma u otra; pero sí tiene mucho sentido preocuparse por el nivel de respuesta humana a los dones del Espíritu Santo. La falta de respuesta humana al Espíritu Santo es lo que permite al demonio dividir continuamente a nuestro país y a la Iglesia en nuestra nación, por ejemplo. Nada falta de parte del Espíritu Santo, pero mucho puede faltar en nosotros débiles seres humanos. Por ello, mientras algunas preocupaciones son completamente injustificadas –como ya dice anteriormente– hay otro grupo, las del mismo San Pablo, a las que debemos entregarnos día a día como parte de nuestra vida en Cristo.
El Espíritu Santo trabajando
Y así el Espíritu Santo cumple sus propósitos en el Cónclave y el Espíritu Santo cumplirá sus propósitos a través del próximo Papa. Y sin embargo, cómo suceda eso depende mucho de la receptividad de los débiles seres humanos, como ya dije. Y así nuestra tarea es volver nuevamente a la disciplina de Cuaresma (que es tal vez una de las razones por las que el Papa Benedicto decidió renunciar a su cargo durante la Cuaresma). La situación actual de la Sede de Pedro vacante debe fortalecer y resolver, día a día, durante la Cuaresma todos los días, la búsqueda de la santidad a la que Jesús nos ha llamado, por su Muerte y Resurrección que nos da poder y el camino para llegar a la salvación y tomar nuestro lugar con los ángeles y los santos en el cielo.
Mientras rezamos por el Papa Emérito, por el Colegio de Cardenales y por el próximo Papa, hagámoslo desde una “posición fuerte”, es decir con una renovada búsqueda de la santidad, que es el mismo corazón de la Cuaresma y el corazón de la vida cristiana en nuestro camino al cielo, donde lograremos nuestra ciudadanía final y verdadera.
Por favor únanse a mí, como signo de su renovado compromiso, en el rezo de las Vísperas Solemnes en la St. Maria Goretti Church en Madison el próximo domingo a las 4:00 p.m. Este signo exterior de encuentro, para confirmar quiénes somos y lo que debemos hacer en este momento particular, será un buen ejercicio de Nueva Evangelización, un llamado a nuestros hermanos y hermanas en la diócesis para unirse a nosotros en nuestro esfuerzos para cumplir con las responsabilidades que nuestra fe católica exige de nosotros en este particular e histórico momento. Gracias por leer esto. ¡Que Dios Bendiga a cada uno de ustedes y sus seres queridos con una alegre y santa Cuaresma! ¡Alabado sea Jesucristo!