Queridos amigos en Cristo:
Hace ya un tiempo que no escribo mis reflexiones en forma de columna. Pese a ello sepan que han estado siempre en mis pensamientos y oraciones, especialmente ahora que se acerca Navidad.
Esta semana me gustaría compartir con ustedes mi homilía en la maravillosa ordenación sacerdotal que tuvimos la fortuna de celebrar la semana pasada. En esta ordenación el Señor nos bendijo con dos grandes y jóvenes sacerdotes que ahora son dos nuevos hijos.
Dirigí esta homilía a los sacerdotes P. John Putzer y P. Chad Droessler, pero creo que estas palabras son una buena reflexión para todos nosotros sobre el sacerdocio y la gran Gracia con la que el Señor nos bendice a todos.