Esta columna está dirigida a los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia transgrede la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
Esta semana comenzamos la Cuaresma y las lecturas del domingo pasado nos dirigen perfectamente al Miércoles de Ceniza.
La primera lectura (Dt 11:18, 26-28, 32) decía claramente que estamos para obedecer las reglas de Dios, sus mandamientos y decretos. Nos toca ser gente obediente: un duro trabajo para nuestra cultura. La autoridad siempre está bajo fuego, ya sea la autoridad civil en el gobierno o aquella sagrada de los Apóstoles. Incluso en la Iglesia, la autoridad siempre está bajo fuego. Y así es que los obispos estamos acostumbrados a esquivar las flechas disparadas hacia nosotros: y todo eso en el trabajo del día a día.
Pero la autoridad está simplemente dada por el amor de Dios Nuestro Padre para guiar a su pueblo a la salvación. Eso es lo que es: un servicio y es un servicio humilde. Algunas veces cuando la gente en la Iglesia tiene que ejercer esa autoridad lo hace humildemente, y así en realidad se hacen humildes. Pero eso está bien, porque la autoridad y la humildad deben ir de la mano.