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Esta columna es la comunicación del Obispo con los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia va más allá de la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
La gente que caminaba en la oscuridad ha visto una gran luz;
Sobre los que vivían en la tierra de penumbra, una luz ha brillado.
¡Les has dado abundante alegría y gran regocijo!
(IS 9:1-2)
El Señor nuestro Dios realmente nos ha traído abundante alegría y regocijo en la persona de Jesucristo. Es una alegría y una luz que disipa toda oscuridad, y es una alegría y una luz que tiene que compartirse. ¡Es la alegría y la luz de nuestro Evangelio!
Muchos de ustedes seguramente han escuchado de la exhortación apostólica del Papa Francisco, lanzada al final de nuestro Año de la Fe, que terminó hace un mes.
La exhortación se titular Evangelii Gaudium, la alegría del Evangelio, y comienza así: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (EG, 1)”.
Viviendo la alegría del Evangelio
El propósito de la exhortación, explica el Papa Francisco, es urgir a los fieles cristianos a vivir la alegría del Evangelio y aplicarnos nuevamente para compartir ese Evangelio y esa alegría. Que el documento sea una carta de aliento es un importante primer dato.
En años recientes nos hemos acostumbrado a los documentos consistentes (usualmente encíclicas) del Beato Juan Pablo el Grande y el Papa Benedicto.
Esas encíclicas son documentos del magisterio sobre la doctrina de la Iglesia. Y antes, cuando se tenía un documento sobre doctrina, la respuesta adecuada era darle el asentimiento voluntario y decir, “sí, esa es la doctrina”.
El Papa Juan Pablo fue un gran filósofo y también un gran teólogo. El Papa Benedicto es un gran teólogo y también un gran filósofo. Hemos tenido por mucho tiempo, unos 35 años, documentos de papas que nos enseñan sobre la doctrina. No podrían ser más claros.