Queridos amigos:
Mientras pasamos de Semana Santa a la Pascua, una de las cosas más saltantes que encontramos es un alarmante oximorón, una contradicción aparente, en términos de la muerte de Jesús en la Cruz tan desagradable como tortuosa, y sin embargo hermosa.
Es uno de los misterios más tremendos de nuestra fe: la terrible fealdad y la tortuosidad, detrás de las cuales está escondida la más hermosa Verdad en toda la historia humana.
La Semana Santa mantiene la yuxtaposición de estas dos realidades. Nuestras liturgias de Semana Santa se inician con la belleza del Domingo de Ramos, con la procesión de Jesús en Jerusalén.