Queridos amigos:
En octubre comenzaremos algo muy importante en la vida de la Iglesia, comenzaremos el Año de la Fe. Cuando empiece, será algo muy grande y, si eres un católico activo, simplemente no podrás perdértelo. Un Año de la Fe es un tiempo en el que estamos llamados precisamente a darnos cuenta de que en nuestra Iglesia y en el mundo hay una crisis de fe. Por esa crisis de fe, por el hecho de que nuestro mundo, cada vez más, avanza hacia un espacio sin Dios, es que necesitamos este Año de la Fe para fortalecer nuestra Nueva Evangelización. Ese ha sido el tema que nosotros los obispos hemos tratado mucho con nuestro Santo Padre y con los encargados de las distintas oficinas vaticanas durante nuestra reciente visita ad limina (N.T. visita obligatoria que hacen todos los obispos del mundo al Papa por lo menos una vez cada cinco años).
Estamos llamados a una Nueva Evangelización para lidiar con esta crisis de fe. El mundo avanza hacia la tierra sin dios y el secularismo, y por eso tenemos que combatir la actividad de Satanás así como Jesús lo combatió en el desierto. El tema y el punto principal para la Nueva Evangelización durante el Año de la Fe va a ser uno hermoso: porque apunta a la belleza misma.