Esta columna está dirigida a los fieles de la Diócesis de Madison. Cualquier circulación más amplia transgrede la intención del Obispo. |
Queridos amigos:
La noche del viernes pasado tuve el privilegio de celebrar la Eucaristía para el Encuentro Internacional de Retrouvaille aquí en Madison. Siempre es un honor recibir a otros en nuestra diócesis, particularmente cuando la comunidad que se reúne tiene un tinte internacional.
Muchos de ustedes saben que Retrouvaille es un excelente movimiento en la Iglesia Católica para esposos y esposas cuyos matrimonios están, de alguna manera, en crisis. Este grupo llama al tipo de conversión del corazón que les permite redescubrir la gracia sacramental que recibieron por primera vez en el día de su boda y que están llamados a renovar en el Señor cada día bendito. Los miembros de Retrouvaille son gente muy interesante como esposos y esposas, no con eso quiero decir que sean mayores, sino que son muy fuertes en su fe. Siempre es una experiencia energizante estar entre ellos.
Les hablé a las parejas de Retrouvaille sobre dos cosas en particular. Comencé por resaltar que el viernes pasado fue un gran día para nuestra historia porque un rabino judío y un líder islámico en Londres se unieron al Papa Benedicto XVI para reconocer la ausencia de Dios como uno de los problemas pastorales más serios de nuestro mundo, y lo que es más destacable, admitieron que la ausencia de Dios se debía largamente al fracaso del reconocimiento del “orden natural”. Ese al que llamamos ley moral natural.
Si alguien no puede usar su razón para moverse del designio inteligente del mundo, del significado en el mundo, hacia la fuente y el origen de toda la creación, entonces, de hecho, la ausencia de Dios se instala por una larga temporada; y allí es donde nos encontramos ahora. El reconocimiento por parte de un líder judío y uno islámico de este problema de la ausencia de Dios y su causa raíz, haber desacreditado a la ley natural, es también de hecho un triunfo para la Verdad, que todas las personas están llamadas a abrazar por medio de la razón.
El problema de la ausencia de Dios
Este fenómeno de la ausencia de Dios tiene una especial relación con el movimiento Retrouvaille, porque ha sido el caso de muchas parejas que Dios se hizo cada vez más ausente en sus matrimonios, y mientras más ausente está, más baja la tendencia a luchar por el matrimonio. Han experimentado de primera mano que la pérdida de Dios como tercer compañero en su matrimonio significa la pérdida de la esperanza, porque la esperanza siempre está basada en la fe en Dios y, para nosotros los cristianos católicos, en la fe en Jesucristo resucitado de entre los muertos.
Los participantes de Retrouvaille tienden a ser cristianos muy devotos porque saben que la pérdida de este sentido de Dios proviene de la pérdida de la esperanza y esta pérdida aparece por la pérdida de la fe. Una vez que uno abraza a Jesucristo, uno se descubre lleno de la esperanza que lo mantiene vivo en todo lo importante de la vida, particularmente en la vida de casado. Sin Dios no hay esperanza porque la fe se hace muy débil. Los miembros de Retrouvaille conocen las trágicas consecuencias de la ausencia de Dios en su matrimonio y ese es un pequeño paso para entender las trágicas consecuencias de la ausencia de Dios en el mundo: trágicas consecuencias que enfrentamos todos los días cuando nos levantamos por la mañana.
A la luz de esta reflexión, siempre estamos agradecidos por tantos matrimonios que de hecho han sobrevivido. Algunas veces esta supervivencia se entiende como “mera supervivencia” y no se considera este logro como algo precioso ni como una victoria. Es interesante que cuando los habitantes de Nazaret querían matar a Jesús lanzándolo desde una colina, Él no llamó a los ejércitos de ángeles a su disposición para destruir a quienes, sin advertencias, querían su muerte. Jesús pudo haber enseñado a sus enemigos una lección llamando a sus ejércitos de ángeles para lograr una victoria espectacular. En vez de eso bastó con que volteara y se alejara caminando entre ellos. Eso no tiene nada de espectacular, no es una victoria espectacular, sino una manera hermosa y serena de sobrevivir.
La Victoria de la supervivencia
En diferentes momentos de la vida de casados, la supervivencia puede ser una Victoria, si está enraizada en la esperanza y la fe, como hemos dicho. Lo mismo con los sacerdotes, quienes experimentan muchas dificultades: la supervivencia en el sacerdocio constituye una gran victoria ya que mantiene a estos hombres en su trayectoria hacia Cristo el Sumo Sacerdote. Cuando celebramos juntos como Retrouvaille, aprendemos a no ver la supervivencia como “mera supervivencia”, aprendemos a no darla por descontado. La supervivencia es un precioso primer paso en el largo camino hacia la santidad en Cristo, ya sea en el caso de una pareja casada con problemas o en el caso de un sacerdote atribulado.
La supervivencia, a veces, es algo digno de ser celebrado como la puerta que abre la esperanza y la fe. Todos nosotros en la reunión de Retrouvaille fuimos bendecidos con esta puerta abierta hacia la supervivencia, que nos ha llevado a una vida fructífera en nuestra vocación con lo que el propio sacrificio se hace más fácil e incluso se convierte en gozo. Bendito el día en el que el Señor, que es el Espíritu, nos llamó juntos como comunidad que ha compartido esa hermosa experiencia y que busca proclamarla a los otros para el bien de todos. ¡Qué hermosas bendiciones derrama el Señor en nuestra Iglesia en tantas áreas distintas de nuestra vida!
Gracias por leer esto. Que Dios bendiga a cada uno de ustedes. ¡Alabado sea Jesucristo!