Queridos amigos, Mi deseo y oración general es que ustedes estén disfrutando estos días maravillosos de verano en Wisconsin con sus familias y seres queridos, con bendiciones de salud, seguridad y sobre todo crecimiento en nuestra fe Católica. A mediados del verano parece apropiado, aún a costo de cierta repetición, informarles mis últimos pensamientos con referencia al futuro de la Iglesia de la Catedral de San Rafael. Desde la última vez expresé mi opinión acerca de este asunto en las tres columnas del Heraldo Católico [la primera, segunda, tercera], indicando mi tendencia hacia una Catedral en el centro de la ciudad, siempre insistiendo que permanezco abierto a ser persuadido, he tenido muchas discusiones y un buen número de cartas y e-mail acerca de este asunto. En su mayoría las comunicaciones han favorecido el centro de la cuidad como lugar apropiado para la construcción de la iglesia Catedral de San Rafael. Aprecio a aquellos que han ofrecido objeciones y continúo tomando esas objeciones seriamente y permanezco abierto a ser persuadido. Todavía no he tomado una decisión. Por favor continúen escribiéndome, pero por favor no hagan "marchas de petición". El uso de tácticas de presión políticas en la Iglesia no es útil. La catedral en el centro de la ciudad ayuda a llevar a cabo responsabilidadesContinúo viendo el centro de la cuidad como el mejor lugar para la Catedral de San Rafael porque me ayudaría a llevar a cabo mi responsabilidad como obispo que es básicamente de cuatro formas: tengo la responsabilidad de enseñar la verdad de la fe Católica; tengo la responsabilidad de guiar nuestra familia diocesana en alabanza, especialmente en la Eucaristía; tengo la responsabilidad de construir unidad en la Iglesia de la Diócesis de Madison mirando hacia el Santo Padre y las enseñanzas de los obispos para que ésta unidad entre nosotros pueda ser forjada; y tengo la responsabilidad de las obras de caridad y aquellos necesitados. Me parece a mí que estas responsabilidades, que son propias de un obispo, pueden ser satisfechas a través de una iglesia Catedral la cual esté localizada en le centro. Es cierto que también puedo guiar a nuestra Iglesia diocesana en alabanza y ofrecerles una enseñanza de Cristo auténtica desde otro lugar pero la oficina, la responsabilidad de construir unidad, y la responsabilidad de caridad, todavía creo que pueden satisfacerse desde el centro de la cuidad. Las dos palabras cristianas de amor son alabanza y servicio. Estamos llamados primeramente a amar a Dios, así, alabarlo y luego servir a nuestros hermanos y hermanas en amor y humildad. La alabanza a Dios, especialmente a través de la liturgia, y nuestro servicio cristiano, deberían de ofrecer una expresión unificada de amor. La oportunidad de una forma en serio de servicio al pobre, el necesitado, el hambriento, aquellos en prisión, se facilitarían mejor desde el centro de la cuidad, y si tal ministerio fuera a emanar desde un lugar fuera del centro, sería mucho mejor que fuera desde el centro. Lugar de servicio y diálogoLa responsabilidad del obispo de construir unidad en la Iglesia y de enseñar, en términos de traer a Cristo al mundo, sería, me parece a mí, sucedería mejor si la Catedral estuviera en el centro. La Catedral sería un templo precioso de alabanza, y sería un lugar de servicio serio al pobre y necesitado donde ellos se encuentran, siendo un elemento esencial. Pero además, una Catedral en el centro haría posible ciertas facilidades donde regularmente donde aquellos involucrados en el gobierno del Estado y la comunidad de la Universidad de Wisconsin-Madison se les invitaría a dialogar, en términos de asuntos ecuménicos y religiosos, y además de los otros asuntos sociales importantes del día. Si la Catedral estuviera en el centro, imagino algunas salas de conferencias designadas para conducir tales diálogos y donde los miembros del gobierno local y comunidades universitarias se sientan bienvenidos, y donde habría una serie programática de asuntos y eventos para construir tal diálogo. Además imagino la Catedral, como si estuviéramos en el centro, al hacer una contribución real de desarrollo al centro de la cuidad de Madison, en términos de arquitectura, belleza y disponibilidad de actividades comunitarias donde una escala más sagrada sería apropiada, por ejemplo, conciertos sagrados. También imagino la Catedral como un lugar que invita a los trabajadores del centro que así lo deseen, durante el verano, tener un lugar bonito en las afueras donde puedan almorzar y conversar en un contexto placentero. Así expresaríamos nuestra abertura al darles la bienvenida en el nombre de Jesucristo. En resumen, veo muchas posibilidades que se puedan realizar a través de un sitio en el centro, y no veo la realización de estas posibilidades en la misma forma si estuviera afuera del centro de Madison. Así como alguna gente en la televisión lo dirían, "muéstrenme que estoy en lo incorrecto" permanezco abierto a ser persuadido. Visita con William J. ConnellPara terminar, permítanme decirles que después de un tiempo, el Monseñor Swain y yo hemos visitado a Bill Connell, el señor que inició el incendio que destruyó la Catedral de San Rafael. El monseñor y yo quisimos visitarlo lo antes posible después del evento pero por la seriedad de su condición mental en la cual se encontraba, sus abogados pensaron que sería mejor esperar un tiempo. En las últimas semanas, el monseñor y yo visitamosal Señor Connell y le aseguramos, antes de que dijera nada, que ya lo habíamos perdonado inmediatamente, y que esperábamos que el perdón amoroso de Cristo le trajera rehabilitación y curación. El monseñor y yo hablamos por las comunidades de la Catedral y la Diócesis, y el señor Connell muy genuinamente expresó muy dolidamente lo que había cometido, y su deseo es que la Catedral sea reconstruida. Por favor continúen rezando por él, y creo que con el tiempo que en este momento tiene en sus manos, él va a recordar el futuro de nuestra iglesia de la Catedral en oración. Pienso que el señor Connell se da cuenta lo mucho que dañó a la familia diocesana al quitarles su iglesia, lo que dañó a los sacerdotes al quitarles el templo sagrado donde muchos de ellos recibieron su ordenación sacerdotal, lo mucho que me dañó, muy honestamente, al quitarme mi lugar de adoración los domingos y forzar la tarea, con referencia del futuro de la Catedral, que nunca hubiera anticipado cuando llegue a ser obispo. Dándose cuenta de todo el daño que ha causado, él genuinamente lo siente, pero creo aún mucho más importante es el poder del perdón de Cristo, que monseñor Swain y yo le hemos comunicado así como lo haremos en el futuro. Futuras reunionesEn los próximos meses vamos a tener reuniones en diferentes áreas de la diócesis para escuchar sus pensamientos acerca del futuro de la Catedral y por favor siempre están todos invitados a escribir. Quiero oír las voces de todos los que desean hablar y tengan en cuenta que el Señor no espera una solución rápida, sino una Catedral que valla a ser noble y conveniente en 100 años. Muchas gracias por leer este artículo y que Dios los bendiga a todos durante estos días de verano. ¡Bendito sea Jesucristo!
Ministerio Hispano:
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MADISON -- Dos empleados nuevos han sido contratados en el Ministerio Hispano de la Diócesis de Madison, el padre Manuel Méndez y Alberto Porras.
Según Susanna Herro, directora de la oficina diocesana de Justicia y Apoyo Pastoral, dice: "El Ministerio Hispano va a ser vivificado con los dones que Alberto Porras y el padre Méndez traen a nuestra Diócesis. Sus experiencias ofrecerán una dinámica nueva al ministerio, el cual ha progresado mucho con el gran cariño y preocupación del padre Miguel Moon, quien ha sido asignado a la iglesia de Santa Rosa de Lima en Brodhead y San Patricio en Albany.
"El Padre Moon va a continuar asistiendo el Ministerio Hispano," dijo Herro, "Estoy muy complacida con el nuevo equipo ampliado que abarcará a muchos más hispanos de la Diócesis." El padre Méndez es un sacerdote diocesano procedente de Campeche, México. Ha vivido siete años en Estados Unidos, incluyendo tres años en el estado de Washington y más reciente en la Diócesis de Rockford, Illinois.
Él va a vivir en la parroquia de San José en Madison y proveerá servicios a los vecinos de Madison y el resto de la Diócesis.
"Estoy feliz de estar aquí con muchas esperanzas de ofrecer mis servicios a mucha gente," dijo él. Tiene muchos deseos de celebrar la Misa y llevar los sacramentos a la gente sobretodo oír confesiones en español.
Porras, procedente de Costa Rica, también ha estado en Estados Unidos siete años. Está casado y tiene tres hijas. Su familia y él pertenecen a la iglesia de Blessed Sacrament en Madison.
Porras tiene un título de la Universidad de Costa Rica. Trabajó allí como defensor público, acusador, y juez criminal durante diez años. También tiene un doctorado en procedimiento criminal internacional y una maestría en instituciones legales estadounidenses de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Servirá como director del Centro Pastoral Guadalupano en el Centro Multicultural Católico y también trabajará en el Bishop O'Connor Center. Su formación legal le va a ayudar a asistir asuntos legales.
"Será un puesto donde puedo hacer muchas cosas buenas para la Iglesia y la comunidad," dijo Porras.
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