Queridos amigos, Al iniciar los grandes misterios de sufrimiento, muerte y resurrección esta Pascua, ciertamente estamos participando en el misterio de sufrimiento de Cristo, como cristianos católicos y además como hermanos y hermanas ciudadanos de Estados Unidos. Dentro de nuestra iglesia estamos sufriendo a causa de nuestras debilidades y pecados y espero que la cuaresma haya sido un tiempo de arrepentimiento y conversión para todos nosotros, especialmente a través de una digna admisión del sacramento de la Penitencia. Como gente de Estados Unidos estamos sufriendo a causa de tres dogmas centrales de la ley natural, nuestra vocación de vivir de acuerdo con la razón humana, están bajo invasión: los esfuerzos, primordialmente en las cortes, el sacar a Dios del área pública, continuo irrespeto por la dignidad de cada persona humana desde la concepción hasta la muerte natural, intentos de redefinir el matrimonio. Como nación, sufrimos por la nueva expresión de hostilidad hacia los hermanos y hermanas que son inmigrantes, sin olvidar al mencionar la violencia de la guerra que continua y la amenaza terrorista. El misterio del sufrimiento no está lejos de ninguno de nosotros, pero el entrar a este misterio es, para nosotros, nunca una causa de temor o desmoralización. Vimos lo horrendo y espantoso que fueron los sufrimientos de Cristo en la cruz pero también sabemos que el sufrimiento de Cristo es el velo por la cual entramos a la gloria de la resurrección y el reino del cielo. Cuando ustedes y yo fuimos creados, eso es, cuando el Señor creó su alma y la mía, tomamos un pequeño vistazo, por solo un momento, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Y en el momento que nuestra alma se hizo carne, cuando fuimos concebidos en el seno de nuestra madre, porque no fuimos concebidos inmaculadamente como Nuestra Madre sino concebidos como herederos del pecado de Adán y Eva, experimentamos una clase de amnesia y se nos olvidó ese pequeño vistazo que tuvimos del Padre, Hijo y del Espíritu Santo. Cuando escuchamos la voz de la razón dentro de nosotros, ese significado, es un eco de la Palabra Eterna la cual vimos y oímos en el momento de la creación de nuestra alma. La ley de la razón dentro de nosotros cuando se le da gama sin restricción no puede llegar a ninguna otra verdad sino a la verdad de Jesucristo. Él ha resucitado, Su victoria es nuestra. Los retos son difíciles pero tenemos toda la razón, la razón que es Cristo mismo, de nunca darnos por vencidos al desaliento. Nuestra fe en la cual nuestra razón sola encuentra completo cumplimiento, esa fe es nuestra victoria segura. ¡Feliz Pascua! ¡Que Dios los bendiga a todos. ¡Claro que si ha Resucitado!
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