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La primera confesión debe de ser antes de la primera
Comunión
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Bajo el Libro del Evangelio
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Queridos sacerdotes, diáconos y colaboradores del servicio de Dios:
No fue particulamente mi intención, que empezando mi
tarea como su obispo, el decirles lo que hay que hacer. Me gusta
ver todo primero, como lo estoy haciendo, y por todo lado veo las
cosas maravillosas del Señor a través de nuestra
comunidad diocesana. Desde mi llegada una pregunta concreta se me
ha presentado ante mí en diferentes ocaciones en forma oral
y también escrita y además se me presenta por medio
de la oficina diocesana de educación religiosa. Esa pregunta
se refiere a lo adecuado de la Primera Comunión, Primera
Penitencia o Primera Reconciliación antes de la Primera
Comunión.
En los años 70 se permitía durante un
período de experimentación donde la primera
reconciliación se podía posponer un tiempo
después de la primera comunión - pensando quiza de
que los de segundo grado eran muy jóvenes para tener un
sentido apropiado de pecado para la celebración del
sacramento. De hecho, el período experimental tuvo su fin, y
la Iglesia declaró que la primera confesión debe de
ser antes de la primera comunión. El problema más
difícil en la vida, me parece, es la comunicación, y
al final de este tiempo experimental fracasó por
múltiples razones siendo comunicadas efectivamente. Y por lo
tanto, dentro de Estados Unidos, la pregunta acerca de ésta
materia de primera penitencia antes o despues la primera comunion
aún existe.
Es cierto que para niños normales de segundo grado que
aspiran a recibir su primera comunión, no hay una necesidad
moral que reciban el sacramento de penitencia. Niños
normales de segundo grado no están concientes de los pecados
graves por lo cual la conciencia pone la obligación de
recibir el sacramento de penitencia como una necesidad moral. La
ausencia de ésta necesidad moral para el niño normal
de segundo grado de recibir el sacramento de penitencia no tiene el
efecto de cancelar una práctica muy antigua de la iglesia de
que la primera penitencia sea antes que la primera comunión,
porque la necesidad moral no es la única clase de
necesidad.
La primera confesión debe de ser antes de la primera
comunión a causa de la necesidad catequista si se le puede
llamar así. Al recibir la sagrada comunión, Cristo
que es gracia, aparece bajo la forma de pan y vino y el que lo
recibe llega a ser uno con El. Es posible recibir al que es gracia
solo si conocemos nuestra necesidad de El, solo si conocemos
nuestra necesidad por la gracia. Nuestra necesidad por la gracia es
real y urgente solo por el pecado. La Gracia es el regalo de
Dios gratis de salvación del pecado. Cuando
alguién piensa en la gracia alguién piensa del pecado
lo cual crea en nosotros una necesidad urgente por la gracia.
Para simplificarlo un poco, sin pecado no hay gracia. Este es
uno de los elementos más básicos en el entendimiento
de nuestra fe, y todo debe de ser hecho para que éste
elemento se enseñe y entienda claramente. El recibir la
Santa Comunión como en la Primera Eucaristía es una
experiencia de gracia que es por supuesto sacramental, y envuelve a
toda la persona. La gracia se necesita por razón del pecado,
y la Iglesia tiene otro sacramento para envolver a toda la persona
a como él o ella busca como lidiar con el pecado, lo
reconoce, y busca perdón. El sacramento de penitencia
recibido antes y en preparación de la primera
comunión nos enseña claramente que cuando nos
acercamos al trono de la gracia por necesidad es porque hemos
pecado. El tratar de explicarle ésto a los de segundo grado
puede ser muy difícil pero si una persona joven se acerca a
un sacerdote en el sacramento de penitencia para admitir que
él o ella ha pecado y para confesar sus pecados veniales, la
realidad del pecado nos afecta personalmente a través de una
experiencia sacramental de una forma que de no podría ser de
otra manera, para que la experiencia sacramental de gracia in la
Sagrada Comunión pueda ocurrir de una manera apropiada. Con
sus practicas antiguas la Iglesia ve una necesidad catequista y
recomienda fuertemente de que el sacramento de la Penitencia ocurra
antes de la primera comunión.
Segundo, ha sido parte de la experiencia de la Iglesia y mi
propia experiencia en otras diócesis, que aquellos que no
reciben la primera penitencia antes de la primera comunión
por lo general caen a través de las grietas en
relación al sacramento de la penitencia y no puden recibirlo
en acuerdo con cualquier molde de la formación religiosa. Lo
que sucede por supuesto entonces es que la pregunta del sacramento
de penitencia con frecuencia va a salir a la luz por primera vez
durante la adolescencia cuando puede ser una necesidad moral que
reciba ese sacramento por sentido del pecado grave. En ese caso el
adolescente que lucha con tantos sentimientos de autoridad y
culpabilidad se prepara para acercarse a un sacerdote por el
sacramento de penitencia, parcialmente con temor y temor a la
autoridad que acompañan al adolescente. Asi el adolescente
rechaza el sacramento de penitencia con la idea de que él o
ella necesitan confesar sus pecados directamente a Dios y que no
tiene ninguna necesidad de un sacerdote. Es curioso que mientras la
gente contemplan esa idea que no tienen necesidad de un sacerdote
(que es la Iglesia) para el perdón de los pecados, ellos no
avanzan consistentemente y dicen que no necesitan la Iglesia ni el
sacerdote para la Sagrada Comunión tampoco. Ellos
simplemente se podrían sentarse en sus cuartos y por medio
de una clase de viaje sagrado por medio de su mente podrían
recibir la comunión. Pero eso ciertamente no sería el
sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por lo tanto la
introducción de una persona joven, digamos un niño de
segundo grado, al sacramento de penitencia cuando precisamente no
hay conciencia de pecado grave, y cuando el sacerdote simpletemente
pueda ser amable, sonriente, talvés en la ocación de
la primera penitencia le dé un regalo de una estampa
religiosa o medalla o imagen al niño de segundo grado - la
persona joven puede ser invitada al sacramento en una forma
placentera y que induce al joven a continuar recibiendo éste
sacramento con regularidad, para que forme un buen hábito de
recibir el sacramento de penitencia antes de que necesidadad moral
requiera una conciencia de pecado grave. De este modo podría
decir que la primera penitencia antes de la primera comunión
también es una necesidad pastoral.
Y por último, como lo indiqué, el período
de experimentación con referencia a éste
artículo particular fue definitivamente llamado a un final,
aunque la comunicación en éste asunto resultó
ser menos que efectivo. (CF Canon 914 y No 1457, Catecismo de la
Iglesia Católica).
Y sin tratar de atribuir ninguna intención indigna a
nadie y con la disciplina y enseñanza de la Iglesia en este
asunto bien claras, yo debo requerir que en la Diócesis de
Madison la primera penitencia preceda la primera comunión.
Si fuera alguna situación no común por lo que pueda
que un padre pueda tener dudas de si mandar a su hija (o) a la
primera penitencia en segundo grado, siempre sería buena
idea acercarse al sacerdote para discutir ese punto. Pero las
circumstancias por las cuales permitan posponer deberían de
ser poco comunes, por ejemplo si un niño es discapacitado
mental y no tiene el entendimiento mínimo necesario para
recibir el sacramento. En este caso, por supuesto, cualquier gesto
razonable debería de hacerse para incluir al niño con
el resto del grupo de cualquier forma.
Y por lo tanto, queridos colaborados del servicio de Dios, les
encargo la doctrina y la disciplina de la iglesia en este punto en
particular confiado en su disposicion para avanzar en lo se
necesita hacer para seguir la dirección correcta. La verdad
del pecado nunca debería de causar a nadie una culpabilidad
patológica porque la verdad del pecado es siempre abrumado
con la verdad de la gracia, gracia que saca su significado, poder y
belleza de la victoria de Cristo, una victoria lo cual es una
victoria precisametne sobre el pecado. El pecado no tiene por que
ser olvidado a causa de esta victoria para que el sacramento de
penitencia se descuide. El pecado no se olvida, es real, pero
siempre es conquistado por la gracia en el corazón abirto de
Cristo - es esa verdad completa por la que estamos llamados a creer
en nuestros corazones, y esa verdad es incorporada sacramentalmente
en la práctica de la primera confesión antes de la
primera comunión.
Muchas gracias por su atención a éste asunto y por
lo que son en el servicio de Cristo y por todo lo que usteden
hacen. Continuemos fielmente trabajando juntos en el nombre del
Señor llamando a todos a la visión que nunca nos
desfrauda. Bendito sea Jesucristo!
Sinceramente en Cristo,
Obispo Roberto C Morlino Obispo de Madison
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