Ven y adorémosloPara muchos de nosotros inclinarnos ante el pesebre de las parroquias en la época de navidad es una practica familiar. Muchas de las misas de navidad comienzan con una solemne procesión en la mitad del pasillo mientras las personas cantan “Venid fieles todos” Con reverencia la procesión se detiene al final de cada verso mientras nos arrodillamos cantando, “Venid, adoremos... a Cristo, el Señor”. Es una gran experiencia para las personas de todas las edades. Finalmente, la procesión termina cuando la figura del Niño Jesús es colocada en el pesebre. Todos nos arrodillamos en silencio, esperando que Jesús, el verdadero Dios, se convierta en hombre y viva entre nosotros, nos salve, y resucite de la muerte. La elevación de la oración como el inciensoMoviéndonos desde la escena del pesebre familiar nosotros vemos el vaivén del incensario enviando ondulantes nubes de incienso mientras nosotros pedimos que nuestras oraciones se eleven como el incienso ante nuestro Dios. Entonces la misa de navidad comienza. El himno angelical “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres” se canta con entusiasmo, y con frecuencia se acompaña con trompetas y otros instrumentos. Luego nosotros nos sentamos y escuchamos las proclamaciones de la Santa palabra reveladas por Dios al Profeta Isaías, una de las cartas de San Pablo, y el Evangelio de unos de los cuatro evangelistas. En toda celebración de Navidad nosotros traemos nuestra fe al Cristo histórico, nacido en un tiempo y lugar, que es, en Belén de Judea. Nosotros llevamos nuestra fe a Jesús que nace de nuevo en misterio en la misa de Navidad. Pero también traemos nuestra fe a Cristo quien vendrá de nuevo al final de los tiempos. Jesús vino al mundo, su venida es un misterio y él vendrá de nuevo para comenzar el reinado completo de vida en el nuevo reino. En ese momento especial, Cristo nos presentará al Padre en un nuevo cielo y en una tierra donde nosotros viviremos por siempre en paz y amor. El Cristo de historia, Misterio y el Mundo que vienePor eso, en cada misa nosotros cantamos una aclamación memorial que nos promete que “Anunciamos tu muerte, Proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús”. Otra aclamación memorial que se muestra con la misma realidad, “Cuando tomamos este Cuerpo y esta Sangre, proclamamos tu muerte Señor, y esperamos tu venida en Gloria”. Cristo, Dios hecho hombre, viene de maneras accesibles, disponibles – nacido como un bebé, él también viene a nosotros en la Santa Comunión bajo la forma del pan y del vino. Su venida final será en triunfo y gloria para reivindicarnos por siempre. Cada misa anuncia esto pero la navidad lo hace de una manera especial. Aclamar a Cristo ahoraEste mensaje sencillo de una pasada, presente y futura navidad nos encuentra como Americanos en la secuela del ataque terrorista del 11 de septiembre. ¿Qué le parece la navidad del 2001? ¿Navidad después del ataque terrorista? En medio de nuestra pena y angustia nosotros buscamos la alegría y la esperanza. Nosotros buscamos a Dios, le pedimos a él que nos ayude, nos ame y nos muestre el camino de vida en paz. El acto terrorista lo describe muy bien el Papa Juan Pablo II, quien ora para que el acto inhumano de violencia de terrorismos despierte en los corazones de todos nosotros una nueva forma de vida que rechace, por siempre, toda violencia. Nosotros nunca debemos responder violencia con violencia. Las consecuencias del 11 de septiembre“Las consecuencias en la navidad” causan que todos nosotros estemos en silencio, reflexión, de rodillas en la angustia y el dolor, y de puntillas buscando alegría y nueva esperanza. Nosotros somos gente herida. Heridos por el pecado, restaurados por la gracia de Dios. Nosotros nos comprometemos ante Dios y a nunca ser los mismos, que seremos sensitivos, cuidadosos y precavidos. Los viejos hábitos de conformismo, conveniencia y ocio, que son tan fáciles de adoptar, deben dejarse a un lado, para dar prioridad a las necesidades de otros. Angustia y dolorComo sea que contemplamos la navidad cada año, en medio de nuestra angustia y dolor, nuestra alegría y esperanza, nosotros sabemos que por lo menos temporalmente la navidad nos transforma y despierta dentro de cada uno de nosotros el deseo del cielo y su eterna paz. Alegría y EsperanzaLa navidad no es mágica, es real. Así como miramos con ojos de fe y corazón de esperanza a la navidad 2001, nosotros podemos confiar que Dios quiere lo que es mejor para nosotros... y podemos aprender a confiar en él mientras recibimos su amor. ¿Qué dicen?¿Qué se dijo de la primera Navidad? Simeón dijo: Espero poder vivir hasta ver al Mesías prometido. Los Magos dijeron: Ensillemos los camellos. Los Pastores dijeron: Vamos, antes que la estrella desaparezca. Y tú, ¿qué dices en esta Navidad?
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