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27 de marzo de 2008

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en Español:

"Bajo el Libro del Evangelio"
Misas en Español en la Diócesis de Madison (de la edicion web del 10/12/2006)

Ser Gente de Alegría y Gozo

(in English)

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

Esta sección es tomado de la homilía ofrecido por Obispo Robert C. Morlino en la Misa Crismal, Martes del 18 de Marzo.

En esta Misa Crismal, en una manera muy centrada, la Iglesia entera les pregunta a todos los sacerdotes a renovar sus compromisos a servirles a ustedes, la gente de Dios, quienes los sacerdotes les aman tanto y quienes ellos saben se merecen estar servido bien. Y nosotros danos las gracias a Dios por nuestros muchos seminaristas, quienes están considerando la llamada de Dios a servir la Iglesia. Le pedimos al Señor que les bendiga a nuestros sacerdotes y continúe a proveer vocaciones al clero y la vida religiosa. Pero, en la Misa Crismal enfocamos especialmente en el sacerdocio.

En la Misa Crismal, también consagramos nuestro aceite sagrado, que las Escrituras refiere muchas veces como "el aceite de gozo," o "el aceite de alegría." Así que, cuando centramos en la bendición de aceite, mientras celebramos la Iglesia y nuestra vida Sacramental, celebramos alegría y gozo, porque estamos celebrando el aceite de gozo y alegría.

El Espíritu Santo nos da todas de Sus doce frutas. ¡La primera es caridad y la segunda es alegría! Entonces, si vamos a ser la Iglesia y llegar a cabo nuestra misión, necesitamos llevar este aceite, por lo cual Él otorga sus frutas, en toda la diócesis. Y en esta Misa Crismal, yo distribuyo los aceites a los representativos de todas nuestras parroquias. Y cuando distribuyo los aceites, ¡el Espíritu Santo está distribuyendo Su alegría! No sólo llevamos los aceites a nuestras parroquias y los ponemos en un lugar bonito y reverente - tomamos la alegría del Espíritu Santo también y los consagramos en nuestros corazones, en toda la comunidad parroquial, para que, cuando personas vean el aceite y reciban el aceite en los Sacramentos, ellos establecen la conexión entre lo que hacen y la alegría que el Señor se la otorga a ellos, por su Espíritu Santo.

¡Esto es un aceite de gozo; esto es un aceite de alegría! Esto es el aceite que los obispos y los sacerdotes están ungido, el aceite que todos de ustedes, los bautizados, están ungido en su Confirmación y Bautismo. Y aquellos de nosotros que pueden estar gravemente enfermos o preparando para cirugía grave están ungidos con el Aceite de los Enfermos, que también es un aceite de gozo y alegría - que yo mismo puedo dar fe que lleva mucha paz. La primera vez que recibí el Aceite de los Enfermos, no pude creer la paz que agarró de mi corazón. Incluso en esa circunstancia de prepara para cirugía grave, el Aceite de los Enfermos llevó paz y gozo y alegría.

Alegría Por Liderazgo

¿Pero cómo actúa este aceite de gozo? ¿Qué hace este aceite para ellos que están Bautizados, Confirmados, Ordenados, Ungidos en sus enfermedades? ¿Cómo lo lleva gozo y alegría? Lo hace por traer alegría y gozo por el liderazgo en la Iglesia a la gente de Dios. El obispo tiene un papel especial de liderazgo, indigno como sea. Pero el obispo no lo empezó - Dios lo empezó. Y porque él fue ungido, el papel de liderazgo del obispo es un papel de alegría. Y también para el sacerdote.

¿Qué hacen los sacerdotes y los obispos, ungidos con ese aceite de gozo y alegría? Sobre todo, el obispo y el sacerdote son líderes en construyendo unidad. ¿Y cómo ponen en marcha los obispos y los sacerdotes las frutas de ese unge y construyen unidad? Ellos enseñan la verdad de la fe para que toda la gente de Dios pueda ser de una mente. Por su predicando y enseñando, los obispos y los sacerdotes construyen unidad de mente juntos. Y, cuando es presente en verdad, la unidad de la mente lleva alegría.

Los obispos y los sacerdotes también celebran la Eucaristía que lleva unidad de corazones, cual lleva alegría y paz y gozo. Y eso es su papel como constructores de unidad - enseñando para que pueda ser una unión de mentes, santificando para que pueda ser una unión de corazones, y gobernando para que todo el ministerio de la Iglesia trabaje junto en armonía. Cuando hay esa unidad, entonces el aceite de gozo y alegría verdaderamente lleva alegría - la alegría que viene de armonía y de unidad. La gente quiere alegría. La gente quiere unidad. Podemos ver esto en la carrera política actual; no político - ni McCain, ni Hillary, ni siquiera Barack, puede traer la unidad y esperanza y alegría que deseamos. No pueden. Sólo Jesucristo puede llevar esta unidad y alegría - Jesucristo, el uno que nos unge con el aceite de alegría y gozo y que nos imbuye con su Espíritu Santo.

Sacerdotes Son Colaboracionistas Fieles con el Obispo

En esta juntura, tengo que decir algo sobre el oficio del obispo. Es difícil para el obispo hablar sobre las funciones de su propio oficio, porque siempre parece que cuando lo hace, él está actuando en su propio interés personal. No quiero que parezca así, y no hablo de ser obispo para razones personales. Pero, en esta noche de la Misa Crismal, tengo que reflexionar en el oficio de obispo - como alguien quien, él mismo, quería ser un maestro en un seminario. Tengo que hablar de eso primero porque el sacerdote cumple con su deber de santificando por el Sacrificio del Altar. Cada Altar de cualquiera diócesis pertenece al obispo de esa diócesis. Cada Altar es de él, por su autoridad, dado por Jesucristo. Y cuando el sacerdote viene al Altar, viene como el representativo de Cristo y como el delgado del obispo. ¿Pienso yo que estoy dándoles un regalo grande a los sacerdotes, porque vienen al Altar? No, los necesito desesperadamente venir al Altar. Les necesito, a mis hermanos sacerdotes, desesperadamente venir al Altar; No creo que estoy dando un gran regalo. ¡La Iglesia no "trabajaría" si ustedes no vinieron desinteresadamente al Altar cada día! Y lo necesito hacer eso. Pero el Altar es del obispo a regalar. Él no le regala porque "tiene buen corazón;" se lo da de su necesidad profunda para ayuda del sacerdote.

En la misma manera, el púlpito, la herramienta de enseñanza, es del obispo a regalar. ¡Otra vez, el obispo no le regala porque "tiene buen corazón!" Él se lo da de su necesidad profunda para que los sacerdotes enseñen la verdad. Y en la misma manera, cada confesionario en la diócesis pertenece al obispo. No le da la facultad a oír confesiones, la autoridad a perdonar los pecados, porque soy generoso; el obispo lo hace porque él no puede, él mismo, ser el ministro de la Misericordia de Dios a cada persona en la diócesis quien necesita la misericordia.

Si es digno o no, el obispo es un sucesor de los Apóstoles y es dado el deber a enseñar, santificar, y gobernar. Y el obispo, no de un otorga de su mismo, pero de la necesidad, ¡les invita a los sacerdotes ser sus ayudantes en enseñar, santificar, y gobernar! Y eso es el sacerdote, el colaboracionista fiel, con el obispo, en enseñar, santificar, y dirigir a la gente de Dios. Les necesito tanto a mis hermanos sacerdotes. Y doy las gracias por todo lo que hacen día si y día no, para que la Iglesia pueda "ser" en la Diócesis de Madison.

Amar a las Personas Hasta el Acuerdo

Siempre hay la tentación pensar en la Iglesia como una sociedad multi-nacional, con el Papa como el CEO y los obispos como los gerentes de división. Pero, si pensamos así, entonces empezamos a pensar de estilos de liderazgo que asciende a construyendo consenso. En una sociedad multi-nacional que tiene una misión muy limitada, construyendo consenso es fácil - simplemente determina la misión y entonces despide todos que no están de acuerdo. Pero, no es así en la Iglesia, no despedimos a la gente que no está de acuerdo - amamos a la gente hasta esté de acuerdo. Eso es que haremos. Sin embargo, si una sociedad tiene una misión ancha, que tiene la Iglesia la única manera a llegar a consenso, en este modelo de una sociedad multi-nacional, es "consentir en discutir." Y eso es cómo hablamos en nuestra cultura, en nuestra tiempo - consentimos en discutir (¡respetuosamente, por supuesto!). Nosotros tenemos una misión tan ancha en la Iglesia. Estamos llamados a echar mano a todos - si es posible. Pero consintiendo en discutir, que es la única manera a función en una sociedad multi-nacional si tiene una misión ancha, ¡no sirve en la Iglesia!

¡Consintiendo en discutir no lleva unidad! Entonces este modelo de una sociedad multi-nacional no aplica a la Iglesia. El aceite de gozo es místico, y le llama a la Iglesia a hacer mucho mejor que simplemente consintiendo en discutir. Nos llama a construir una unidad de mentes y corazones y nos llama a dirigir que verdaderamente le trae a nuestra gente alegría y gozo. Eso es que ustedes y yo, mis hermanos sacerdotes, son llamados a hacer, para que nuestra gente, quien están ungida con el aceite de alegría y gozo, puede tomar liderazgo en el mundo, y intenta., en el mundo, construir unidad de mentes y corazones.

No somos un grupo de políticos o partidos políticos. Consentir en discutiendo no es suficiente para nosotros. Esa unión de mentes y corazones que Cristo propone, es mucho mucho más profundo. Y sólo cuando tenemos esa unión podamos experimentar completamente las fruta del aceite de gozo y alegría, que Cristo mismo lo deseó cuando, por el Espíritu Santo, Él estableció los Sacramentos.

Entonces, queridos hermanos sacerdotes, queridos hermanos y hermanas en Cristo, no déjanos tentar nunca en simplemente buscar el consenso que podemos construir por consintiendo en discutir. Déjanos cometer otra vez en recibir el regalo del consenso que viene del Espíritu Santo, por el aceite de gozo y alegría. Sólo cuando aceptamos que el consenso que viene del Espíritu Santo, por la enseñanza de la Iglesia, por nuestra unión - el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, todos los consagrados y los fieles - sólo entonces el aceite de alegría y gozo hará sus efectos profundos en nuestros corazones. Déjanos ser gente de alegría y gente de unidad, que la misión nos dado por Cristo podría hecho. Déjenos rededicar nosotros mismos en ser gente de gozo y alegría; eso es el regalo que Dios quiere darle al mundo por todos de ustedes, y eso es el regalo que Dios quiere darle a al Iglesia pro los obispos y los sacerdotes. Déjalo ser.

¡Bendecido sea Jesucristo!


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