Mayo mes de las madres:
Nacimiento de María y la Iglesia

(in English)

Queridos amigos,

		Bajo el Libro del Evangelio + Obispo Robert C Morlino

¡Saludos desde la Cuidad Eterna! Antes de mi vuelo a Roma tuve un momento para reflexionar acerca del maravilloso tiempo del año en que estamos. Durante el mes de mayo siempre estoy muy complacido de ver a Madison lleno de vida nueva y con una gran abundancia de luz. Los días son más largos, el sol regresa, y la oscuridad del invierno se ha espumado, vemos más parques, los mercados de las fincas y los lagos llenos de gente.

Quizás más que todo, me encanta ver los árboles floreciendo que llenan la cuidad. Las ramas maduras el cual han estado desnudas durante muchos meses, con el peso de la nieve y el hielo han regresado a la vida con un color de fuego florido, poniendo en frente su mejor y cara más gloriosa anunciando que ya ha llegado la primavera. Parecería, de hecho, que este mes de mayo aún los árboles reflejan el plan de Dios.

Mes de vida y luz renovada

Estamos llamados a recordar en este mes de vida y luz renovada que a través de María, el Creador escoge traernos vida nueva al mundo. El Evangelio de San Lucas nos dice que cuando el ángel Gabriel visita a Nuestra Señora para anunciarle el plan que Dios tenía para la humanidad, el ángel visitó a Elizabeth, la prima de María y le anuncia la nueva vida que ha nacido dentro de ella.

En la anticipación del Hijo de Dios llegando a la tierra, ¡la vida nueva puede ser vista!. Elizabeth, una mujer mayor que por muchos años había tenido muchos inviernos, sin poder concebir, está llena de vida y flores de una forma gloriosa, concibiendo a Juan el Bautista- un niño que llegará a anunciar la nueva humanidad de primavera con el mismo fuego que esos árboles florecen y anuncian la primavera en Madison.

Es maravilloso ver a María en este mes de mayo, el considerar el maravilloso plan de Dios y la nueva vida que ella trae simplemente al decir "sí" al plan de Dios.

El mes de las madres

No dejemos de considerar este mes como el mes de las madres, que cada uno de nosotros puede verdaderamente celebrar todas nuestras madres... en plural. Cada uno de nosotros tiene tres madres - nuestra madre materna, la que nos creó desde la infancia; Nuestra Señora, la madre que con su amor abrió la senda de Salvación al aceptar a Jesús en su vientre; y Nuestra Madre la Iglesia, la que nos quiere y protege con sacramento y verdad.

Celebramos en este mes la belleza que es la maternidad. Celebramos aquellas bellas señoras entre nosotros que ofrecen sus seres para la formación y protección de la nueva vida. Celebramos aquellas mujeres que nos enseñaron acerca de la vida, nuestra fe y como amar.

Que apropiado es entonces, que en este mes celebremos nuestra Madre María. Recuerden que fue María al pie de la cruz, que Jesús le dio a Juan y a todos nosotros como nuestra madre. Recuerden, al prepararnos para Pentecostés, que fue María que permaneció en oración con los Apóstoles y los discípulos después de que el Señor se había ido al Padre. Recuerden, fue María la que hasta el momento es el mejor ejemplo perfecto de un cristiano y su santidad, que siempre nos dirige a Su Hijo y a su Dios. Y recuerden que es María la que nos sigue queriendo hasta hoy, lista para interceder por nosotros, para lo que la Iglesia y los feligreses necesiten.

Pero, recordemos además que en este mes de mayo podemos celebrar Nuestra Madre la Iglesia. Fue el gran mártir San Cipriano que hablando de la unidad de la Iglesia en el tercer siglo escribió, "nadie puede tener a Dios como el Padre sino tiene a la Iglesia como su Madre".

Verdaderamente la Iglesia es nuestra Madre: ella nos baña con las aguas del bautizo' ella nos alimenta con el Pan de Vida; ella nos fortalece con el regalo de la Confirmación; ella nos cuida nuestras heridas con la Santa Unción; ella nos tiene cerca, perdonándonos con el sacramento de la Reconciliación. La Iglesia es una madre cariñosa y estable para nosotros, a la cual siempre podemos confiar y deberíamos amar.

Tiempo de primavera en la Iglesia

En este mes de mayo también celebramos algunos sacramentos de vida. Durante el tiempo de la Pascua recordamos la vida nueva que encontraron los que acaban de entrar a la Iglesia, lo mismo que las muchas confirmaciones y Primeras Comuniones celebradas en nuestras parroquias. Y debemos de recordar, sin tomar en cuenta nuestra edad, que hemos llegado a una nueva vida como cristianos, que debemos por lo tanto reflexionar en la nueva vida que se nos ha dado.

Nuestro mundo con frecuencia está lleno de oscuridad y muerte. En verdad vivimos una cultura de muerte. Pero estamos llamados, como esos árboles floridos alrededor de nosotros y como nuestra Madre María, a ser testigos brillantes de vida. El Hijo ha resucitado y se ha dado la luz y una nueva vida. Estamos llamados hoy a reflexionar en esa luz y vida. Estamos llamados a florecer para recordarle al mundo alrededor de nosotros que si hay esperanza, que hay una nueva vida en Jesús a través de María, y que hay mucho por el cual regocijarse.

¡Bendito sea Jesucristo!