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29 de marzo de 2007

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en Español:

"Bajo el Libro del Evangelio"
Apéndice de textos del Sacramentum Caritatis (textos seleccionados de los párrafos)
Misas en Español en la Diócesis de Madison (de la edicion web del 10/12/2006)

Reflexión:
Documento acerca de la Eucaristía

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

(in English)

Queridos amigos,

La semana pasada en este espacio del Heraldo Católico les prometí algunas reflexiones de la nueva Exhortación Apostólica del Santo Padre, Papa Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis (Sacramento de Amor). He tenido tiempo de estudiar y orar sobre el documento durante mi visita con los seminaristas en Denver la semana pasada. Permítanme añadir que me inspiró mucho que nuestros seminaristas reprodujeron el documento para ellos mismos de una forma muy respetable y estaban sorprendentemente familiarizados con el documento, dado que acaba de ser producido recientemente. Es una señal de su devoción de la enseñanza auténtica de la Iglesia, el cual presagia bien para el futuro.

Al estudiar y orar sobre el documento, me parece que hay dos principios subyacentes, sobre la base por la cual el resto de la Exhortación Apostólica se desarrolla.

Eucaristía como "alimento de la verdad"

Desde el principio nuestro Santo Padre habla de la Eucaristía como "alimento de la verdad" - ya que bajo las formas del pan y vino la presencia de Cristo, que es la verdad, es real, por lo tanto concluye que la Eucaristía es verdad. Desde este punto podemos ver la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, como el cuerpo de la verdad, y la Eucaristía están relacionadas. Para recibir la Eucaristía, la presencia real de Cristo- que es la verdad, debemos de creer en la verdad que es enseña por el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, a través del Santo Padre y los obispos con él.

En varios puntos a través de esta Exhortación Apostólica, nuestro Santo Padre regresa en formas más específicas a este tema en particular. Para recibir Comunión dignamente no es solamente el tener recurso de la confesión sacramental, si uno es conciente de pecado grave, pero además de estar en comunión con la Iglesia, que es el aceptar todas las enseñanzas de la Iglesia y tratar de llevarlas a cabo concretamente en la vida diaria.

El Santo Padre habla particularmente de lo que él llama "coherencia eucarística" con referencia a los líderes políticos y oficiales elegidos Católicos. Su texto preciso en este asunto (#83) se incluye con el apéndice de otras selecciones de la Exhortación Apostólica que les propuse para su reflexión al final de la columna.

El Espíritu Santo guía la Iglesia

Segundo, el Santo Padre pone énfasis, en su Exhortación Apostólica, el trabajo del Espíritu Santo que se presentó a María y a los Apóstoles en Pentecostés y que ha guiado a la Iglesia desde entonces, a través de la historia. Por que el Espíritu Santo ha estado constantemente presente en la Iglesia, recordándonos de todo lo que Jesús dijo e hizo y enseñándonos todas las cosas, el movimiento de la Iglesia a través de la historia es viviente, sin ninguna discontinuidad.

El Espíritu Santo inspiró al Concilio de Necea y el Consejo del Primer Vaticano en cada pedacito e igual el Espíritu Santo inspiró al Consejo del Segundo Vaticano y las interpretaciones de esa enseñanza del Consejo, aún hasta el presente por el Papa y los obispos con él. La presencia y dirección del Espíritu Santo en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es verdaderamente íntegra, y los desarrollos que ocurran en la Iglesia han sido vistos en contra de nuestro fondo histórico.

Así, no sería aceptable el reclamar que las celebraciones Eucarísticas antes del Consejo del Vaticano Segundo fueron de alguna forma defectuosas o que carecían de algo, o que las celebraciones Eucarísticas después del Consejo del Vaticano Segundo son necesariamente superiores. El Espíritu Santo guía a la Iglesia a donde Él quiere que esté en todo momento y época. Y nuestra habilidad para aceptar la gentil dirección del Espíritu, dada nuestra limitación humana, toma tiempo, es éste por que la interpretación correcta del Consejo de Vaticano Segundo todavía está bajo discusión y todavía se está descubriendo.

La Exhortación Apostólica de nuestro Santo Padre habla muy elocuentemente por sí misma y así me gustaría terminar al ofrecerles un apéndice de textos de la Exhortación Apostólica para su reflexión y consideración. He seleccionado los textos del apéndice porque se refieren asuntos prioritarios de la liturgia y catequesis, o porque se refieren a los asuntos de prioridad de la liturgia y catequesis, o porque tocan temas que son importantes sobretodo aquí en Madison. Con la relativamente breve introducción que he hecho, espero que mediten cuidadosamente y en oración los apéndices de textos. Muchas gracias por leer este artículo.

Estén presentes en las liturgias de Semana Santa

Por favor finalicen sus planes que den prioridad para estar presentes en las liturgias de la Semana Santa: el Domingo de Ramos, la Misa Crismal el martes, la Misa de la Última Cena el Jueves Santo, la solemne Conmemoración de la Pasión del Señor el Viernes Santo, y la gran y Santa Vigilia de la Pascua el Sábado Santo. Por favor recuerden que la Vigilia de la Pascua es el único momento litúrgico más importante de todo el año de la Iglesia, y cualquiera que sea los sacrificios que se necesiten hacer para estar presentes son ciertamente apropiados. Espero que todos estén presentes en sus celebraciones de parroquias - además están también invitados a la Iglesia de San Patrick en Madison para cualquiera de las celebraciones si así lo desean. ¡Bendito sea Jesucristo!


Apéndice de textos del Sacramentum Caritatis (textos seleccionados de los párrafos):

(in English)

(#23) Ciertamente, el ministro ordenado " actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el sacrificio eucarístico". [73] Es necesario, por tanto, que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio, sino a Jesucristo. Todo intento de ponerse a sí mismos como protagonistas de la acción litúrgica contradice la identidad sacerdotal. Antes que nada, el sacerdote es servidor y tiene que esforzarse continuamente en ser signo que, como dócil instrumento en sus manos, se refiere a Cristo. Esto se expresa particularmente en la humildad con la que el sacerdote dirige la acción litúrgica, obedeciendo y correspondiendo con el corazón y la mente al rito, evitando todo lo que pueda dar precisamente la sensación de un protagonismo suyo inoportuno. Recomiendo, por tanto, al clero profundizar siempre en la conciencia del propio ministerio eucarístico como un humilde servicio a Cristo y a su Iglesia.

(#32) La Celebración eucarística, en la que anunciamos la muerte del Señor, proclamamos su resurrección, en la espera de su venida, es prenda de la gloria futura en la que serán glorificados también nuestros cuerpos. La esperanza de la resurrección de la carne y la posibilidad de encontrar de nuevo, cara a cara, a quienes nos han precedido en el signo de la fe, se fortalece en nosotros mediante la celebración del Memorial de nuestra salvación. En esta perspectiva, junto con los Padres sinodales, quisiera recordar a todos los fieles la importancia de la oración de sufragio por los difuntos, y en particular la celebración de santas Misas por ellos, [101] para que, una vez purificados, lleguen a la visión beatífica de Dios. Al descubrir la dimensión escatológica que tiene la Eucaristía, celebrada y adorada, se nos ayuda en nuestro camino y se nos conforta con la esperanza de la gloria (cf. Rm 5,2; Tt 2,13).

(#39) En primer lugar el Obispo diocesano: en efecto, él, como " primer dispensador de los misterios de Dios en la Iglesia particular a él confiada, es el guía, el promotor y custodio de toda la vida litúrgica". [117] Todo esto es decisivo para la vida de la Iglesia particular, no sólo porque la comunión con el Obispo es la condición para que toda celebración en su territorio sea legítima, sino también porque él mismo es por excelencia el liturgo de su propia Iglesia. [118] A él corresponde salvaguardar la unidad concorde de las celebraciones en su diócesis. Por tanto, ha de ser un " compromiso del Obispo hacer que los presbíteros, diáconos y los fieles comprendan cada vez mejor el sentido auténtico de los ritos y los textos litúrgicos, y así se les guíe hacia una celebración de la Eucaristía activa y fructuosa". [119] En particular, exhorto a cumplir todo lo necesario para que las celebraciones litúrgicas oficiadas por el Obispo en la iglesia Catedral respeten plenamente el ars celebrandi, de modo que puedan ser consideradas como modelo para todas las iglesias de su territorio. [120]

(#52) Ciertamente, la renovación llevada a cabo en estos años ha favorecido notables progresos en la dirección deseada por los Padres conciliares. Pero no hemos de ocultar el hecho de que, a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración. En realidad, la participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana.

(#62) Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; se procurará que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia. [184]

(#73) Ante estos valores tan importantes -aún cuando el sábado por la tarde, desde las primeras Vísperas, ya pertenezca al domingo y esté permitido cumplir el precepto dominical- es preciso recordar que el domingo merece ser santificado en sí mismo, para que no termine siendo un día " vacío de Dios ". [208]

(#75) Así pues, se ha de vigilar atentamente que las asambleas sin sacerdote no den lugar a puntos de vista eclesiológicos en contraste con la verdad del Evangelio y la tradición de la Iglesia.

(#83) Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. [230] Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. [231] Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado. [232]

(#83) Como sabemos, donde falta la libertad religiosa, falta en definitiva la libertad más significativa, ya que en la fe el hombre expresa su íntima convicción sobre el sentido último de su vida. Pidamos, pues, que aumenten los espacios de libertad religiosa en todos los Estados, para que los cristianos, así como también los miembros de otras religiones, puedan vivir personal y comunitariamente sus convicciones libremente.

(#87) Como he afirmado, la Iglesia no tiene como tarea propia emprender una batalla política para realizar la sociedad más justa posible; sin embargo, tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia. La Iglesia " debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar". [244]

(#96) Los fieles, por su parte, " encomiendan a María, Madre de la Iglesia, su vida y su trabajo. Esforzándose por tener los mismos sentimientos de María, ayudan a toda la comunidad a vivir como ofrenda viva, agradable al Padre". [255] Ella es la Tota pulchra, Toda hermosa, ya que en Ella brilla el resplandor de la gloria de Dios. La belleza de la liturgia celestial, que debe reflejarse también en nuestras asambleas, tiene un fiel espejo en Ella. De Ella hemos de aprender a convertirnos en personas eucarísticas y eclesiales para poder presentarnos también nosotros, según la expresión de san Pablo, "inmaculados" ante el Señor, tal como Él nos ha querido desde el principio (cf. Col 1,21; Ef 1,4). [256]

(#97) Que el Espíritu Santo, por intercesión de la Santísima Virgen María, encienda en nosotros el mismo ardor que sintieron los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35), y renueve en nuestra vida el asombro eucarístico por el resplandor y la belleza que brilla en el rito litúrgico, signo eficaz de la belleza infinita propia del misterio santo de Dios.



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