Queridos amigos, ¡La gracia apareció! ¡La gente que caminaba en la oscuridad ha visto una gran Luz y aquellos que moran en la tierra del agotamiento, una Luz ha brillado! ¡Y ella dio a luz a su primogénito y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre! ¡La Palabra fue la luz verdadera que vino al mundo y aparte de Él, nada de lo que existía, llego a ser! Estas son las proclamaciones cálidas, maravillosas y familiares de Navidad que están en la base de nuestros corazones y almas durante estos Días Santos. La noción de la luz, la imagen de Cristo como la luz, figura predominantemente en la Navidad así como en la Pascua de Resurrección. El misterio del Cristo recién nacido envuelto en pañales, como si, un bebe vivo como si fuera envuelto para ser enterrado, para predecir la resurrección cuando Cristo se quitó su túnica, su túnica de entierro, cuando despertó del sueño de la muerte en Su cuerpo glorificado. El tema de la luz une el misterio de Navidad con el misterio de la Pascua de la Resurrección de una forma bella. La imagen de luz siempre señala una edición profunda de verdad. A través de su llegada en cuerpo y alma, Cristo define nuestra humanidad. Si Dios mismo llegó a ser de naturaleza humana, esa humanidad llega a ser definitiva para todos. ¡El ser humano ahora se define el ser como Cristo! Verdad sagrada de NavidadEsa es la verdad sagrada de Navidad. Por eso estamos convencidos, últimamente, que la vida humana es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural. Por eso es que rehusamos aceptar la muerte como una solución de problemas sociales- denigramos la pena capital y la violencia de la guerra. Para nosotros como sus discípulos el ser humano se trata de ser como Cristo. La institución del matrimonio es tan sagrado que Cristo se hizo carne al entrar en el matrimonio de María, que siempre permaneció virgen, y José, su esposo. Jesús fue el corazón de la Sagrada Familia. Una vez más, la unidad de la familia es tan sagrada porque se calificó un punto digno de entrada a éste mundo para el Hijo Eterno de Dios, que todo lo necesario debe de hacerse para defender el matrimonio y la familia para que podemos alcanzar nuestro pináculo humano. Y así toda la verdad acerca de nuestra humanidad, acerca de nuestro anhelo de Dios, los misterios de la vida, muerte, y vida futura, la belleza del matrimonio, todas éstas verdades fueron escritas en el corazón humano al principio de la creación, oscurecido por la maldad del pecado original, y restaurado en la venida como hombre, vida, muerte y resurrección de Cristo, nuestro Redentor. Santidad y misterio de la humanidadLa liturgia del Adviento habla de nuestra espera de la venida de Cristo al permanecer en oración con nuestros corazones llenos de maravilla y adoración. Aceptemos el regalo de estar lleno con maravilla y adoración en la santidad y misterio de nuestra humanidad hecha en la imagen y semejanza de Dios, hombre y mujer, recreados y redimidos en Cristo. Y acerquémonos a cada ser humano como portador de esa dignidad conferida por el Creador de nuestra humanidad y digno de la muerte del Hijo de Dios. Esta solidaridad y comunión entre nosotros constituye que "la bondad permanecerá entre toda la gente" que se necesita para la manifestación de la Gloria de Dios. "Gloria a Dios en el Cielo y paz a la gente de buena voluntad". Que usted y sus seres queridos compartan la alegría y paz abundante de la Navidad y que éstos regalos permanezcan con ustedes en abundancia a través del nuevo año. Ustedes serán recordados en mis Misas de Navidad y siempre, y cuento con sus oraciones también. Muchas gracias por leer este artículo. ¡Dios los ama! ¡Cristo ha nacido! ¡Glorifíquenlo!
Modelo de santidad:
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