Queridos amigos, Desde la última vez que me comunique a través de esta columna el Señor nos bendijo con nuestra reunión anual de la Asamblea de Sacerdotes donde nos reunimos por tres noches para disfrutar de la amistad sacerdotal en Cristo y para reflexionar en nuestro sacerdocio bajo la guía de un expositor. Estas reuniones de sacerdotes son siempre un lugar de alegría y fortalecimiento, cuando honestamente cargamos con las obligaciones que el Señor nos manda en este momento particular y lugar en la historia. El expositor este año fue el Padre Gene Hemrick, que es buen conocido como un líder de convocaciones y retiros espirituales para los sacerdotes. Él es un sacerdote de la Diócesis de Joliet establecidojefatura en Washington D.C. El tema trato del sacerdocio como un lugar de esperanza. Él usó palabras como ardor, energía, y excelencia con gran frecuencia. Su forma de ser fue muy tranquila, diría yo, pero muy honda y demostrando gran profundidad. Casi todos los sacerdotes con los que hablé tenían una frase particular o comentario o pensamiento del padre Gene que habían encontrado personalmente provechoso y enriquecedor. El padre Gene invitó a los sacerdotes a participar a través de conversaciones compartidas y siempre es provechoso cuando los sacerdotes comparten, en la presencia de otros, lo que están pensando. Hubo tres momentos que fueron muy poderosos para mí y creo que para muchos otros. Siempre tenemos servicios memoriales para nuestros hermanos sacerdotes que han muerto y el nombre de todos, empezando en 1946 cuando nuestra diócesis fue creada, se leen entre las lecturas de los Evangelios y con cantos de los himnos apropiados. Siempre es conmovedor, especialmente cuando consideramos que durante el sacrificio de la Misa ellos de hecho están presentes con nosotros desde su lugar en eternidad enfrente de la cara de Cristo. La diócesis fue construida bajo el liderazgo de la fe de todos ellos. Por supuesto que entre los nombres de los sacerdotes mencionados también están los obispos y los papas que han muerto desde 1946. Es particularmente importante que el Papa sea incluido entre los sacerdotes de nuestra diócesis que han muerto porque, de acuerdo al sacramento de la Iglesia, él que tiene el centro de Pedro, el papa tiene una jurisdicción inmediata y ordinaria bajo la diócesis y está incrustada profundamente en nuestra diócesis aún más. El Papa, cualquiera que sea, nunca va a ser un "extraño" sino más bien está en el corazón de la Iglesia en todas las diócesis, así es propio el recordar a todos los papas con amor. Compartiendo historias vocacionalesEl segundo momento que me impactó mucho, fue cuando cinco de nuestros hermanos sacerdotes contaron la fuente y origen de sus vocaciones así como algunas de sus alegrías y sufrimientos. Estos sacerdotes, incluía a los dos nuevos, nuestro director de vocaciones, nuestro director de Educación Continua, (un sacerdote de mediana edad) y un sacerdote mayor, fueron la ocasión de un derrame de gracia del Espíritu Santo, para que nosotros nos demos cuenta que con todas las diversidades de la Iglesia de hoy en día, amamos el sacerdocio más que a nosotros mismos y tenemos mucho en común. De nuevo muchos sacerdotes comentaron lo poderoso que fue ésta conversación para ellos. Y luego el sacrificio de la Misa que se ofrece para nuestros sacerdotes de jubileo, que incluía al obispo Bullock, que celebró 25 años como obispo éste año, el padre Gary Wankerl, padre Philip Conlon y el padre Bernard Pickarts, que no pudieron estar presentes con nosotros pero se unieron con nosotros en oración y en espíritu. Un regalo de inspiraciónEn el banquete después de la Misa hubo una gran sorpresa en la forma de una pintura nueva por el padre Gary Wankerl que se me presentó y en realidad para todos nosotros como diócesis. En la noche de su propia celebración de jubileo de plata, cuando se pudo haber sentado a descansar y disfrutar la afección y aplausos de otros, él ejercitó un liderazgo muy fuerte y una gran cantidad de generosidad y gentileza en términos del trabajo que requirió esta pintura, cuando la presentó a la diócesis, a nuestros sacerdotes y todos ustedes, a través de mí mismo. Por supuesto que la pintura se imprimió en esta edición el Heraldo Católico pero la reproducción en cualquier periódico (aún el de nosotros siendo tan excelente) nunca le va a dar justicia. El original para va a estar expuesto en el Centro Pastoral. El jubileo de plata del padre Gary coincidió con el jubileo de plata de las asambleas de la Diócesis de Madison, y por lo tanto la pintura tiene inscrito "Madison XXV". La pintura incluye una imagen maravillosa de Juan Pablo el Grande tomada en una de sus últimas presentaciones públicas, antes de que entrara en la última de muchas experiencias del Monte Calvario de su vida, que terminó con las fervientes palabras, "déjenme ir a la casa de Mi Padre" en el idioma polaco. La fortaleza de la presencia del Papa Juan Pablo, mientras estuvo en la tierra, y su presencia ante el rostro de Cristo, ese poder inolvidable, se manifiesta en las señales de edad avanzada y la seriedad de su enfermedad. Pienso en las palabras preciosas de la liturgia hablada por los Apóstoles, "desde su lugar en el cielo todavía nos guía". En la parte de abajo de la pintura esta la maravillosa imagen de nuestros bomberos en Madison rescatando el Sagrado Sacramento de la Iglesia de la Catedral de San Rafael. Que manifestación tan increíble del poder de la Presencia Eucarística de Cristo durante el Año de la Eucaristía, acompañando a los bomberos cuando salían de las ruinas quemadas. Y así sabemos que en el misterio de la Trinidad, Cristo se hace humilde y se hizo carne en su naturaleza humana en todas formas menos el pecado. Y así en la Eucaristía él se hace humilde al necesitar la asistencia de aquellos que lo sacaron de la Catedral. Y así por encima de la representación Eucarística es la imagen de la reunión más reciente de Papa Benedicto. La pintura trata de esperanza, gozo y unidadSin merecerlo, como obispo diocesano, soy el pegamento que une la iglesia de Madison a Jesucristo a través del papa Benedicto. Me siento humilde al hablar la verdad y nunca me juzgaría digno de ese llamado ni el estar incluido en esa pintura. Si hubiera conocido con anticipación acerca de eso, probablemente los hubiera aconsejado que no me incluyeran. Pero estoy muy elogiado por la verdad de la oficina apostólica que el Señor ha decidido darme, de nuevo sin merecerlo. En el contexto y ambiente de nuestra asamblea de sacerdotes la presentación de esa pintura trajo un sentido de esperanza, gozo y unidad y no creo haberlo experimentado antes entre los sacerdotes. Nuestro expositor, el padre Hemrick, comentó que fue la ocasión más bella que nunca antes había compartido con sacerdotes en toda su vida - lo dijo con lágrimas y lo sintió. Y así durante esta última asamblea de sacerdotes, todos nosotros en la diócesis se nos ha dado una bendición que no merecemos o pudimos haber ganado. Si antes hubo un momento de gracia, si antes hubo un momento de gozo, esperanza y fortaleza ese fue. Por favor recen por mí y mis sacerdotes en los próximos días que llevemos ese momento con nosotros y no permitir las cargas y ansiedades del día y apague la luz. Recen por todos aquellos que servimos a ustedes para que seamos lideres santos -confiados, valientes y competentes. Recen para que laboremos con gusto y energía, con entusiasmo y excelencia. Recen para que en realidad seamos del presbiterado de Cristo, con la humildad que no muestra rasgos de élite, como lo escribió un autor muy perceptivo. Muchas gracias por leer este artículo y que Dios los bendiga a todos. ¡Bendito sea Jesucristo!
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