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20 de mayo de 2004

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Una conciencia para cada creyente -- y no dos

La columna de esta semana consiste del texto de la homilía del Obispo Morlino de la Misa Roja (Red Mass), celebrada el jueves 22 de abril de 2004 en la Catedral de San Rafael.

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Es maravilloso estar presente entre aquellos dedicados a la práctica de la ley. La ley es muy importante. La ley es donde la mayoría de los americanos toman su sentido de lo que es verdadero y lo que es falso, de lo que es correcto y lo que no es. Y por lo tanto ustedes tienen un cargo sagrado como jueces católicos, como legisladores católicos, abogados católicos, y no es una profesión fácil.

Algunas veces mucha negatividad es dirigida hacia los abogados. Siento su dolor. Es estos días mucha negatividad se dirige hacia los obispos y por lo tanto estamos en lo mismo. Quiero hacer tres puntos: uno acerca de quién somos como testigos; uno acerca de la enseñanza de la iglesia católica en la relación entre Iglesia y Estado; y la tercera cosa en realidad incluye dos puntos acerca de la conciencia. Y al final de un jueves por la tarde no voy detallar mucho mi discurso. Y espero que sea sucinto.


"Mejor obedecer a Dios que las corrientes humanas."

Somos testigos

Las lecturas durante la Pascua de Resurrección siguen repitiendo el refrán de San Lucas en el Acta de los Apóstoles, "Nosotros somos testigos de esto - de la resurrección - ¿y qué significa esto? Nosotros somos testigos de muchas cosas. Todos los días las lecturas nos dan una luz de lo que es ser testigos y hoy las lecturas son muy sucintas. El ser un testigo significa que algunas veces tenemos que decir que es mejor obedecer a Dios que ir con la corriente humana. Tenemos que dar ese testimonio.

Cuando estamos bautizados, nos hacemos ciudadanos del cielo. Algunas veces nuestra pertenencia a cielo, al reino de Dios por el bautismo, tiene que tener precedencia bajo nuestra ciudadanía de este mundo. Hay conflictos y tenemos que tomar decisiones. Y cuando nosotros proclamamos como lo tenemos que hacer, "Mejor obedecer a Dios que seguir la corriente humana," cuando seguimos nuestra ciudadanía bautismal en el reino de Dios antes de la ciudadanía mundana, claro que somos testigos de la resurrección, y en su vida de trabajo y en mi línea de trabajo esa clase de testimonio exige más. Ese es el primer punto.

Examinar la relación iglesia- estado

Me gustaría sugerir hoy que podemos ser testigos de nuestra ciudadanía bautismal in el reino de Dios primero que nada rezando todos y pensando acerca de la relación entre la Iglesia y el Estado como la Iglesia Católica lo entiende, y luego lo proclama. Tenemos que tomarnos nuestro tiempo. Tenemos que pensarlo muy bien. Tenemos que hablar de ello. La verdad opera por su propio poder gentil. Nosotros no forzamos la verdad. Pero sí podemos pensarlo bien y al mismo tiempo rezar por ella.

Muy poco yo leo de un texto durante mi homilía. De hecho yo nunca he leído antes en la Catedral. Pero por favor permítanme leerles dos textos cortos del Consejo del Segundo Vaticano la Declaración en la Libertad Religiosa. Un consejo de declaración afirmado por el Papa es el nivel más alto de enseñanza que hay en la Iglesia. Como católicos estamos llamados a creer de una forma definitiva las enseñanzas oficiales del consejo afirmadas por el Papa, y así lo es.

La Declaración de la Libertad Religiosa, número 6 dice, "Es parte integral de la responsabilidad de cada autoridad civil el guardar y promover los derechos humanos inviolables. El Estado por lo tanto está obligado a dar protección efectiva a la libertad religiosa de todos los ciudadanos con leyes justas y otros medios apropiados." Y observen esta frase: "El Estado está obligado a asegurar condiciones favorables para el bienestar de la vida religiosa." Esa es la enseñanza oficial del Consejo del Segundo Vaticano afirmado por el Papa.

"El Estado está obligado de asegurar condiciones favorables para el bienestar de la vida religiosa." No que favorezca a una denominación particular, a una secta particular, o una iglesia particular. No dice eso. Pero sí dice por cierto que la enseñanza de la Iglesia Católica no se compara con la declaración que la pared de separación entre la Iglesia y el Estado es impenetrable. Esa forma de pensar puede que se discuta entre los escolares constitucionales. Eso no es mi campo. Pero el reclamar que la pared de separación entre la Iglesia y el Estado es impenetrable es simplemente una forma de Católica de pensar errónea. Se opone directamente a la enseñanza del Consejo del Vaticano II que dice que el Estado debería de favorecer la religión, no ninguna religión en particular sino favorecer la práctica religiosa.

Ahora, parece que en nuestro país y en nuestra cultura se está alejando en una dirección diferente de esa. Así me parece. Y en otra parte del Consejo del Vaticano Segundo dice, "A la misma vez los creyentes como la otra gente tienen el derecho civil de que no se les prevenga el vivir sus vidas como lo dirige la conciencia." Nuestra convicción de la relación de la Iglesia y el Estado y nuestra conciencia dirigiéndonos a vivir nuestras convicciones de fe sin interrupción son las enseñanzas básicas del Consejo Segundo del Vaticano. El grado de la libertad religiosa disfruta con los otros decretos del Vaticano II la autoridad mayor en la Iglesia.

Solo hay una conciencia

Esto me lleva a una tercera parte en la cual comprende de dos puntos acerca de la conciencia. Primero que todo la pared entre la Iglesia y el Estado de acuerdo a la tradición católica no puede verse como impenetrable. El Estado debe de favorecer la práctica de la religión sin favorecer la práctica de una religión en particular. Ninguno de nosotros como católicos puede reclamar que yo personalmente sigo las enseñanzas de la iglesia de acuerdo a mi conciencia, pero cuando funciono en la oficina civil para la cual fui elegido, o asignado, o en la cual practico, entonces eso me lleva a otro tipo de reglas. Yo tengo las reglas de Dios para mi vida personal y conciencia, y después tengo las reglas del Estado para las funciones oficiales civiles que yo ejecuto.

Para estar seguros, hay las reglas del Estado y hay las reglas de Dios. Nada debe de estar más claro. Pero solo hay una conciencia; solo hay un testigo; un ciudadano bautizado del Reino de Dios quien tiene una conciencia dirigida hacia la verdad de Jesucristo. Y para cada individuo no hay una segunda conciencia por la cual se usa para calcular cuando se opera dentro del marco civil. Solo hay una conciencia.

Y si mi conciencia como creyente bautizado me dice que la situación civil que se me demanda es imposible, entonces tengo que decir, "Mejor obedecer a Dios que seguir las corrientes humanas." Yo tengo que decir que mi primera ciudadanía está en el Reino de Dios; no es la ciudadanía de éste mundo, de éste estado ni de ese estado. Una conciencia de creyente bautizado, y no dos. Y si la Iglesia y el Estado entran en conflicto la ciudadanía del Reino de Dios toma prioridad. Necesitamos pensar en eso, rezar, hacer preguntas, tratar de entender, para que podamos vivirlo y lo podamos proclamar. Tiene que ser proclamado, y ustedes están en mejor situación de cambiar el mundo al proclamar eso, por muchas razones que ustedes conocen mejor que yo.

No es una batalla ideológica

El segundo punto con relación a la conciencia: la gente a veces dice que cuando nosotros como católicos cristianos o nosotros como discípulos de Cristo buscamos seguir lo que la conciencia nos demanda, nosotros tratamos de forzar nuestra ideología en otros. Ustedes no saben lo que me duele cuando oigo eso! Mis convicciones de fe son llamadas por alguien una ideología que estoy tratando de forzar en otros. Eso me duele mucho porque hay un juicio del corazón que implica eso.

Cuando trato de seguir mi conciencia de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia católica, ¿por qué hago eso? ¿Porque yo quiero que mi ideología le llegue primero que la de otra persona? ¡Por supuesto que no! Esa no es la razón por lo que lo hago. Y cuando alguien dice: "no insista con su ideología", ellos están de hecho diciendo que estoy tratando de ganar con mi ideología y hacer que pierdan los otros. Nada de esto es cierto.

Cuando seguimos nuestra conciencia de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia, no estamos proclamando o forzando una ideología, estamos tratando de salvar nuestras almas; ese sí es mi propósito. Y no es el forzar una ideología en alguien. Tratamos de vivir nuestras convicciones de fe, tratamos de aceptar la salvación que Cristo gano por nosotros en la cruz. Es una cosa muy terrible para alguien el reducir mi vivir el Evangelio de Cristo a una batalla política ideológica. Me duele terriblemente. Saca la esencia de nuestra fe y la reduce a una clase de política áspera y caída con la cual nos estamos familiarizando mucho en estos días.

El hablar de su convicción de fe y de la mía, el hablar de los derechos de su conciencia y la mía como si fueran una ideología es una trampa sucia, porque es una forma cínica de sofistería que reduce en lo que baso mi vida a algo menos importante, algo de menos importancia. Estoy tratando de aceptar la salvación en Cristo cuando invoco los derechos de mi conciencia. Para que alguin diga que estoy tratando de ganar una batalla ideológica es la cosa mas sin respeto que alguien me pueda decir. Espero que cuando lo digan ellos no entiendan lo que están diciendo. Y para decirles la verdad yo creo que ellos no saben. Pero un profundo acto de irrespeto, cuando invoco el derecho de mi conciencia, el llamar eso una ideología o forzar una ideología.

La conciencia tiene que ver con la salvación. El ser un ciudadano del Reino de Dios mas que un ciudadano de este mundo tiene que ver con la salvación. Mejor obedecer a Dios que seguir las corrientes humanas. Nosotros somos testigos.

Tenemos mucho porque atestiguar

Espero como lo dije que esto sea el principio de una conversación orada acerca de estos y muchos otros temas. Nosotros somos bautizados, nosotros somos testigos, ahí es donde empezamos. ¿Por la Gracia de Dios hacia donde vamos de aquí? ¿Qué pensamos acerca de la Iglesia y el Estado? ¿Qué pensamos de la conciencia ¿Estamos tentados a perdonar esta clase de pensar: "yo estoy personalmente opuesto pero en mi capacidad oficial estoy obligado". ¿Nos sentamos callados cuando invocamos nuestros derechos y conciencia y llamado de la gente al presionar nuestra ideología?

Tenemos mucho por el que ser testigos. Me gustaría que todos nosotros trabajemos juntos en eso; el hacerlo juntos; el hacerlo con gentileza; el hacerlo con amor; para que la verdad con amor venza al final como siempre lo hace. ¡Bendito sea Jesucristo!


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