Queridos amigos, Nos encontramos de camino hacia nuestra celebración de la fiesta de la Navidad, el tiempo cuando las oraciones de la liturgia Eucarística nos recuerdan casi todas las semanas, que tenemos que aprender a amar las cosas del cielo. El adviento es un tiempo para dirigir nuestra atención hacia el cielo, lo cual, al encarnarse la Palabra Eterna en Cristo Jesus, que fue unida a la tierra. Y para que celebremos la Navidad más fervientemente, para que podamos llenarnos con el espíritu de Navidad más que las distracciones de la comercialización del consumidor, para darnos más tiempo para dejarnos atrapar por el amor de Dios.
Como ya lo he escrito con anterioridad yo iba a tomar unas vacaciones en agosto pero entonces fui transferido de Helena a Madison que implicó la cancelación de mis vacaciones. Y por lo tanto después de la reunión de los Obispos en Washington DC desde el 17 de noviembre hasta después del día de Acción de Gracias, tuve la gran oportunidad de un poco de descanso y relajación- ya que esos días estaba en Roma, me fue muy fácil dedicar tiempo para amar las cosas del cielo. Roma está llena de muchas cosas del cielo. Y voy a mencionar tres. Estadía en la Universidad de Norte AmericaFue un placer alojarme por seis días en la Universidad de Norte America, el seminario de los obispos de los Estados Unidos localizado en territorio Vaticano, en las afueras de la ciudad del Vaticano. La gentileza y hospitalidad de Monseñor McCoy, el rector, Monseñor Cecchio, el vice-rector de la parte administrativa, los miembros de la facultad y personal, especialmente mis hermanos sacerdotes y los estudiantes seminaristas como siempre, increíbles. Los estudiantes asignados a la Universidad de Norte America deben dominar el italiano, para aprender teología in italiano cuando van a las otras universidades dónde las conferencias son en italiano, para sobrevivir en una cultura aunque sea occidental es muy diferente de la de nosotros, y siempre teniendo en cuenta la responsabilidad muy seria de su formación espiritual y humana para ser sacerdotes de Cristo Jesus. Los jóvenes que estudian en la Universidad de Norte America están especialmente dotados en todas esas formas. Todos nuestros seminaristas de las diócesis en Estados Unidos, especialmente en los tiempos difíciles de la iglesia, son regalos únicos de Cristo para su Iglesia- ese no es el punto. Pero algunos seminarios acentúan la necesidad de diferentes regalos en sus estudiantes y en éste caso particular la Universidad de Norte America es el seminario en tema. El visitar a los estudiantes ahí, el verlos enfrentar las luchas y retos los cuales son característicos en un ambiente romano, el oir los detalles de cada uno de sus fracasos y éxitos, que es el argumento de todas las historias cristianas católicas, el recibir de ellos el sentido de la iglesia universal y el amor por el Santo Padre que están empezando a gravárseles en sus corazones - que experiencia tan maravillosa. Celebrar Misa el día de Acción de GraciasEsta experiencia se llegó a cumplir el día de Acción de Gracias cuando por primera vez como obispo tuve el privilegio de ser el celebrante principal en la Misa de Acción de Gracias en la Universidad de Norte America. Ahí el día de Acción de Gracias es un día muy especial porque los americanos se reúnen de todos los lugares de Roma para celebrar ya que, el día de Acción de Gracias, por supuesto, no es un día feriado en Italia, ni los italianos comen pavo tampoco. Por lo tanto es uno de esos días especiales para la comunidad del seminario de la universidad, y fue un regalo muy especial para mí "la participación activa, completa y fructuosa" en la liturgia que fue el fruto del Vaticano II, y que calsa tan maravillosamente con ésta celebración particular como es usual el caso en la Universidad de Norte America. Las oraciones intensas, reverencia y alegría profunda son en realidad regalos del cielo en los cuales debemos de concentrarnos durante el adviento, y esta Liturgia Eucarística me brindó la oportunidad de hacer eso por lo que siempre voy a estar muy agradecido. Audiencia con el Santo PadreTercero, el 26 de noviembre tuve el privilegio de saludar al Santo Padre Juan Pablo II después de su audiencia del miércoles. El salio en su silla de ruedas sonriendo y saludando a la gente - la sala de la audiencia estaba repleta ese día con una delegación grande de gente joven que siempre alegran a nuestro Padre de una forma especial. Su voz era fuerte y aunque aveces se le hace difícil pronunciar todas las palabras claramente, su mensaje fue poderoso, y él disfruto mucho la audiencia especialmente cuando los jovenes lo interrumpían con canciones, etc. Habían cinco obispos más presente para la audiencia y al final fuimos invitados uno por uno a saludar al Santo Padre. Yo le presenté las oraciones y amor de la Diócesis de Madison, las oraciones y amor que todos ustedes en una forma especial a través del ofreciemto del ramillete espiritual por el cual muchos de ustedes participaron. Yo se que el Santo Padre está profundamente agradecido con todos ustedes por eso, y expresó su amor, sus oraciones y bendiciones para todos ustedes especialmente los niños y aquellos que están enfermos. Aunque he tenido el privilegio de saludar al Santo Padre en muchas ocaciones, uno nunca se sorprende al entrevistarse con San Pedro a través de su sucesor directo, el Vicario de Jesucristo en la tierra. El Santo Padre nos ha enseñado a todos nosotros especialmente con su ejemplo en días recientes a amar las cosas del cielo, de modo que estemos menos distraídos por aquellas cosas de la tierra. Continuemos manteniéndolo en nuestras oraciones. Yo estoy rezando a la Bendita Madre Teresa de Calcuta por un milagro que por su intercesión, Jesucristo le de una nueva fuente de energía al Santo Padre, de modo que su tiempo de pastorear a la Iglesia pueda florecer más allá de los 25 años. Por favor de corazón únanse a mí en ésta oración a la Bendita Madre Teresa. Creciendo en amor en las cosas del cieloYa que los días en Roma fueron una maravillosa preparación para el adviento para enfocarme y crecer en amor de las cosas del cielo. Este tiempo fuera fue posible por el sacrificio de muchos de aquí, y en particular Monseñor Paul Swain, nuestro canciller, el señor Jay Conzemius, mi secretaria Pat Born, y asistente especial John Gordon junto con todos los sacerdotes y el personal de la cancillería quienes hacen el trabajo de Cristo todos los días de modo que el milagro y el misterio que es la Iglesia ocurra aquí en Madison. Muchas gracias a todos. Y estoy agradecido con el Señor por los regalos de salud, seguridad, y la profundizacion de fe la cual me ha acompañado durante el tiempo de descanso y relajación. Durante éstos días de Adviento mantengamos nuestros ojos fijos en las cosas del cielo, orando con amor por cada uno. Gracias por leer este artículo y que Dios bendiga a cada uno de ustedes.
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