Queridos amigos, "Ustedes no son de ustedes mismos. Ustedes han sido comprados, y a qué precio! Así es que glorifiquen a Dios en su cuerpo." Esas palabras proclamadas por San Pablo indican que la totalidad de la persona humana, cuerpo y alma, es dignidad sin igual ante Dios Omnipotente porque el precio de la sangre de Cristo derramada por nosotros ha sido pagada para comprar esa dignidad sin igual.
El cuerpo comparte en la dignidad de la persona humanaEl cuerpo comparte en la dignidad sin igual de la persona humana tanto como el alma. El cuerpo está destinado a ser glorificado en la presencia del Señor en el cielo para toda la eternidad tanto como el alma. Por lo tanto, el cuerpo humano nunca puede ser visto como una cosa para ser usada para cualquier propósito. El cuerpo no es la propiedad de un individuo. El cuerpo humano es la presencia de una persona para nuestro mundo, es sagrado, y mientras viva, no es simplemente una cosa. El cuerpo de una persona muerta es una cosa, y una cosa muy sagrada que muy reverentemente se entierra esperando la resurrección general del cuerpo en el último día. Nuestro Santo Padre ha "definido" el cuerpo como una "unidad somática": el trabajo de las partes del organismo físico trabajando juntas para el bien del todo. Por favor noten trajando juntos de las partes es invisible. Mientras que todas las partes individualmente son visibles como un todo, cuando trabajan juntas para el bien de un todo no es visible. Hay un misterio acerca de ésto, y éste misterio caracteriza el cuerpo vivo. La presencia del misterio de la vidaLa presencia del misterio de la vida en una planta o un animal demanda de nosotros los humanos un cierto respeto. No podemos abusar de las plantas o de los animales. Estos son para nuestro uso pero siempre con una razón proporcionada del uso por la cual fueron creados. El sustento de nuestra propia vida es una razón proporcionada para matar animales para alimento. En cualquier forma el cuerpo humano, esto es la presencia de la persona humana, exige respeto absoluto, y buscamos consolidar éste respeto, e invitar a todas las hermanas y hermanos de buena voluntad a compartir éste respeto por la vida humana y el cuerpo humano con nosotros durante éste mes de octubre, que además de ser el mes del Santo Rosario, también es el mes para reflejar en nuestro respeto a la vida. Toda la vida humana es sagradaDesde la concepción hasta la muerte natural toda la vida humana es sagrada. La destrucción de la vida inocente humana siempre es un crimen abominable, particularmente en el caso de los más inocentes desamparados de la vida humana, los prenatales. Es un dato de biología que desde el momento de la concepción hay presente un individuo único de la especie humana. Ese es un dato de biología y no de nuestra fe. Nadie tiene la autoridad de determinar que la individualidad única del prenatal de la especie humana es menos que una persona. El prenatal y nuestros queridos ancianos son los que están a mayor riesgo en la cultura de la muerte. Los fabricación de los embrios humanos para que puedan tener uso de algunas de sus células, destruyendo el embrión humano en el proceso, es claramente un crimen abominable contra la dignidad sin igual de cada ser humano, especialmente con la perpesctiva de haber sido redimidos por la sangre de Cristo. El uso de la pena capital para rectificar el crimen cuando una sentencia de por vida sin libertad provisional es una posibilidad efectiva es además un recurso innecesario para la muerte para solucionar los problemas humanos. Una cultura que se siente bien con tal destrucción de la vida humana podría al final terminar en un remolino sin sentido, y muchos insisten que ya hemos tomado esa ruta. Al apoyar la dignidad del ser humano desde la concepción hasta la muerte natural demostramos respeto a toda la vida humana, y solo en un ambiente de tal respeto, se puede esperar se autorice en el corazón de cada ser humano. Solo en un ambiente de tal respeto por lo sagrado de la vida humana puede llegar a ser claro que fue por todos nosotros por que Cristo derramó su Preciosa Sangre. Llevemos éste mensaje de la dignidad humana y esperanza a nuestra cultura todos los días - esa es la base de quiénes somos dentro de la Iglesia Católica. Muchas gracias por leer éste articulo y que Dios los bendiga a todos. Bendito sea Jesucristo!
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