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18 de septiembre de 2003

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Misterios de fe:
La Cruz y nuestra Señora de los Dolores

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

El 14 y 15 de septiembre nos trae la celebración de dos días festivos católicos muy diferentes: la Exaltación de la Cruz el 14 de septiembre y el día de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. En días recientes todos hemos recordado los actos de terrorismo cometidos en nuestra contra el 11 de septiembre del 2001, y al rezar por las víctimas de esos actos horrendos y sus familias con aprecio y condolencias, rezamos para que termine el terrorismo y la violencia, lo hacemos siempre recordando el poder de la Cruz de Cristo y la intersección de María, la madre de Jesus, quién estubo al pie de la cruz como Nuestra Senora de los Dolores.


"Mientras nosotros como católicos no buscamos el sufrimiento de una forma masoquista, sabemos que a través de nuestro bautismo, confirmación y Eucaristía, estamos conformados a la cruz de Jesuscristo, que sabemos que si sufrimos y morimos con El, también resucitaremos con El."

Como es único de nuestra fe el incluir el cuerpo humano en nuestra expresión más alta de misticismo, que es la Liturgia de la Eucaristía y el recibir la Santa Comunión, más que el buscar de escapar los límites del cuerpo, que además es completamente único que celebremos como días festivos la Cruz de Cristo, ese horrible instrumento de tortura y muerte lo cual El lo tomó libremente para salvarnos, con la tristeza que pertenecía a María, Nuestra Madre, al vivir su cooperación maternal en la Cruz de su Hijo, el acto central de nuestra redención.

Nosotros sufrimos, morimos y resucitamos con El

Mientras nosotros como católicos no buscamos el sufrimiento de una forma masoquista, sabemos que a través de nuestro bautismo, confirmación y Eucaristía, estamos conformados a la cruz de Jesuscristo, que sabemos que si sufrimos y morimos con El, también resucitaremos con El. Por lo tanto cuando el sufrimiento nos llega, como católicos, nos preguntamos, "por que yo? Sin haber buscado el sufrimiento, nos damos cuenta que ya habíamos pedido esa cruz en el bautizo, confirmación y Eucaristía, y lo aceptamos como nuestra participación en la energía del sufrimiento que redime el mundo.

Cuando María dio su "si" para ser la madre de Dios, sin saber donde ese "si" la llevaría, ella lo llevo consigo a través de la brebe vida pública de su Hijo hasta el pie de Su Cruz. Ahí ese "si" que dio al angel, cuando Cristo fue concevido en su vientre, llegó a completarse como su libre cooperación maternal en el nacimiento de Su Hijo que le trajo su libre cooperación maternal en su sufrimiento y muerte. Por lo tanto la cruz que oculta la gloria de la resurrección y por lo tanto es para que sea exaltada, llegó a ser su preocupación, por lo cual con mucha razón es llamada Nuestra Señora de los Dolores.

La tristeza en la condición humana

Estos misterios de la Exaltación de la Cruz y las tristezas de la Virgen María nos dicen claramente que la tristeza está muy cerca de nuestra humanidad. El ser humano es como ser Cristo, y el como ser como Cristo es sufrir y morir como El para que también resucitemos con El.

Por lo tanto en nuestra vida humana como la de Cristo es muy predecible. Cuando se nos presenta estamos llamados a no negarla ni a reprimirla o simplemente el tratar de evitarla. Estamos llamados a sobreponernos a nosotros mismos de la tristeza cuando se nos presenta para que la tristeza del sufrimiento y muerte de Cristo puedan siempre abrir camino a la alegría de Su resurrección.

Esa misma Madre, María Madre de Dios, quién es la madre de la tristeza, es además la causa de nuestra alegría. La Cruz, que es un instrumento de tortura y muerte, a través de la Resurrección tiene la exaltación como su destino final. Ese es el por qué nosotros como católicos celebramos la cruz, celebramos el sufrimiento y muerte de Cristo, y celebramos los sufrimientos de María Su Madre. Es en realidad un gran misterio. Pero es solo a través del sufrimiento y muerte que podemos entrar en la semejanza de su Resurrección.

Acércate mas a Cristo en el sufrimiento

En esos días festivos maravillosos del 14 y 15 de septiembre, la verdad de nuestro bautizo es traída poderosamente a la luz, la verdad que es el sentido por la cual traemos a nuestros vidas todos los días. Nuestra cultura americana nos dice que evitemos el sufrimiento y que busquemos el placer a todo costo. Aunque nosotros no estemos llamados al sufrimiento estamos invitados a acercarnos a Cristo en el sufrimiento humano, La madre Teresa nos lo dice muy claramente, con el sufrimiento humano Cristo nos abraza fuertemente a su Cruz. Y María Nuestra Madre, La Madre de la Dolorosa, nunca estará lejos de su Hijo y Su sufrimiento, y nunca estará lejos de nosotros.

La gloria de la Resurrección no está acaramelada- está cubierta con sufrimiento. Pero la médula de todo el sufrimiento humano está en la gloria que brilla en el rostro de Jesuscristo. Y es solo a través de nuestras experiencias de sufrimiento que entramos en esa gloria. Que nunca lo olvidemos!

Alabado sea Jesuscristo. Muchas gracias por leer este artículo y que Dios los bendiga a todos.


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