" Yo de buena gana gastaré todo lo que tengo, y aun a mí mismo ... por el bien de ustedes." 2Cor 12:15
En la carta de San Pablo a los Corintios se habla de gastar todo
lo que poseemos y gastarlo en honor a Cristo y me parece muy
apropiado como tema para culminar mis años como su Obispo y
Administrador en los últimos meses- mientras esperamos el
momento solemne del primero de agosto cuando el Obispo Robert
Morlino es escoltado a su cátedra, la silla del obispo, por
el representante en Estados Unidos del Santo Padre, el arsobispo,
Gabriel Montalvo, Nuncio Papal, y por el arsobispo Timothy Dolan,
Arsobispo Metropólito de la Provincia de Milwaukee. Es en
éste momento que yo oficialmente me retiro como
administrador y el Obispo Morlino llega a ser el cuarto obispo de
Madison.
Donémonos a nosotros mismos
Mi súplica a todos los que leen mi columna ésta
semana es que lleguemos a ser lo que San Pablo nos invita a ser,
que nos donemos y donemos por el amor de Cristo. Obiamente al
donarnos a nosotros mismos incluímos todos nuestros talentos
de tiempo, energía por Nuesro Señor. El donar a otros
son formas de amar a Dios con todo nuestro corazón, toda
nuestra mente, todo nuestra alma, todo nuestro cuerpo y
espíritu, y a nuestros vecinos como a nosotros mismos.
Al ponernos a servicio de otros cristianos es una forma de
donarnos por Cristo. Significa el dar hasta la última gota
de energía y esfuerzo por el amor de otros en nombre de
Cristo y el por el amor de su Reino.
El donarnos por Cristo es una tarea de gran generosidad. Cuando
lo hacemos todo por el nombre de Jesus, alcanzamos nuevos
límites. Cuando nos comprometemos a la tarea del evangelio,
nos damos con amor y sacrificio a Cristo.
Parábola del buen samaritano
Hay, además, otra forma de servicio y compromiso que
necesita nuestra atención y que también el servicio a
otros. Con frecuencia refleciono en la parábola del buen
samaritano. Mi héroe en esa parábola no es el
samaritano sino el mesonero.
El samaritano muy correctamente se detiene en su camino, lo
lleva con mucha compación y con palabras cariñosas al
hombre que estaba en la calle. El le limpia las heridas, se las
benda y se lo lleva al mesonero y le dice: "cuídalo mucho, y
dale todo lo que necesite y cuando yo regrese, yo te pagaré
todo." Eso requiere mucha confianza por parte del mesonero y yo
creo es muy parecido a muchas situaciones de la vida humana, de
familia y en la Iglesia.
Aveces descubrimos que la persona con un projecto propuesto no
es la misma persona que siempre está cuando se empieza la
obra. La tarea se le asigna a otra persona que está
dispuesta a ayudar.
Levántese y dedíquese
Si, el samaritano es el que gasta su dinero. El organiza todo
con el mesonero, pero es el mesonero el que se dedica a cuidarlo,
quién se dedica a atender a las necesidades de otros y todos
los días confía que el samaritano regresará a
pagarle por su obra.
Hoy en día en nuestra sociedad y en la iglesia del nuevo
milenio, como dicen en el oeste y con la película del mismo
nombre:" Ya es la hora" Ya es la hora de llevar a cabo nuestras
responsabilidades y dedicarnos a otros con amor, oración,
sacrificio y trabajo duro por el amor del Reino. Es hora de
dedicarse a otros, para que cuando nos rechazen, la iglesia de Dios
sea levantada en una imagen gloriosa y señal del amor de
Dios que nos redime.
Esos pensamientos se espresan bellamente en la Liturgia de las
palabras. Semana I, "Levántate, Señor, ayuda a tu
iglesia. Se su escudo para que pueda levantar su cabeza y emita la
gloria de la resurrección." ¿Cómo podemos
hacer ésto? Lo podemos llevar a cabo al entregarnos y darnos
a otros. La Madre Teresa nos recuerda: " Den y trabajen hasta que
no puedan más."
Esto también se expresa en la oración siguiente:
Que nuestros labios simpre te adoren Padre, que nuestras vidas
proclamen tu bondad, que nuestro trabajo te brinde honor y nuestras
voces te celebren para siempre." (Oración de la
mañana, Liturgia de las Horas, semana I)
Si cada persona en la bella y noble Diócesis de Madison
se dedicara a Cristo, brillaríamos a todos los que nos ven
con las bondades de Nuestro Señor Jesus quien dedicó
su vida hasta el punto de dar su última gota de sangre por
nosotros y murió en la cruz, para que ustedes y yo podamos
tener vida y con abundacia.
Muchas gracias a todos
Muchas gracias a todos los que me ayudaron a dedicarme -
sobretodo a Pat Born, mi asistente administrativa, quién
escribe una y més veces, las copias de mi columna semanal
del Heraldo Católico.
A todos los que estan dedicados a ayudar, a todos los buenos
samaritanos y mesoneros, les deseo la Gracia, Misericordia y Paz de
Dios.
William H Bullock Obispo Emérito
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