Vida de misterio: Sufrir, morir y resucitar
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El Obispo: Un mensaje de fe
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La semana pasada, con la celebración del Cuarto Domingo
de Cuaresma, nosotros nos alegramos en el Señor porque
sé esta acercando la Pascua.
A través del ayuno, la oración y la limosna hemos
tenido una cuaresma vigorosa. Nosotros nos hemos acercado mas a
Dios.
De hecho, muchos de ustedes que han hecho penitencia, han
evaluado nuevamente sus actos y los han reformado. Eso es un
proceso maravilloso.
Una Cuaresma difícil
Para nosotros esta cuaresma ha sido difícil con la guerra
con Irak, con una encomia inestable, despidos, amenazas
terroristas, personas con hambre, abuso de drogas, abuso sexual por
el clero, muertes de militares, todo esto esta ante nosotros a
diario en la televisión, la radio el Internet y los
periódicos.
Hay mucho sufrimiento en nuestros tiempos, pero a pesar de ello,
nosotros seguimos siendo llamados por Dios para abrazar el
sufrimiento y la incertidumbre como parte del misterio de nuestra
salvación en Cristo.
La espiritualidad que nos da Cristo en su Misterio Pascual nos
muestra el sufrimiento, la muerte y la resurrección a una
vida nueva. Cristo nos guía a través del sufrimiento
y de la muerte a la salvación.
La Creación
En la historia de la salvación, nosotros somos los
primeros en mostrar el misterio de la creación de Dios.
Nosotros somos el ejemplo de como Dios creo de la nada todo el
universo. Él maximizó su creación enviando a
su único hijo, Jesús, Dios hecho hombre. Que misterio
tan poderoso.
La redención
La segunda fase de la historia de nuestra salvación en
Cristo se centra en nuestra redención, nuestro regreso a
Dios a través de Cristo quien nos liberó de nuestros
pecados, quien sufrió, murió y resucito entre los
muertos por nosotros. Nosotros llamamos a esto el Miserito
Pascal.
La Regeneración
La tercera fase de la historia de nuestra salvación se
centra en el misterio de la regeneración. Ese poder de
regenerar vida aquí en a tierra comienza con la
Resurrección y será comprendida cuando Cristo venga
de nuevo y nos presente a su Padre.
La creación, la redención y la
regeneración son tres misterios centrales en nuestra fe.
Nosotros somos llamados por Dios para vivirlos profundamente y
diariamente.
Cuando nosotros sufrimos un dolor físico o
psicológico que puede ser; esto puede causar serias
preguntas, dudas e indecisiones sobre un Dios que es muy poderoso,
que puede, si es su voluntad, cambiar nuestro dolor y sufrimiento
en alegría y felicidad. Pero nosotros, por escoger mal,
hemos pecado y llevamos todo esto a nosotros mismos. Dios,
enviándonos a Jesús, nos mostró su amor.
Jesús nos guía
Tal es nuestro Dios. Tal es su amor. Él envió a su
único hijo, Jesús, para redimirnos del sufrimiento y
de la muerte de nuestros pecados y resucitar entre los muertos, de
manera de darnos una vida nueva y eterna. Una manera fácil
de entender esto es que Jesús nos guía a
través del sufrimiento y de la muerte a una nueva vida. No
hay otra forma de entender.
La guerra nos recuerda; incertidumbre y muerte alrededor de
nosotros. Innecesariamente la pobreza, traición, ruptura de
amistades, de matrimonio, causan dolor y sufrimiento en la
humanidad. A través de todo esto, nuestra fe esta
profundamente arraigada en el misterio, arraigada en un Dios quien
permite que todo esto pase. Pero el Señor es un Dios que nos
ama y que nos promete: Mantengan mis mandamientos, vivan en mi
amor, sufran y mueran, vivan el Misterio Pascual y serán
parte de mi reino por siempre.
Frases de ayer vienen a mi mente como, " No hay una Domingo de
Pascua sin un Viernes Santo" Nuestra fe es nuestro rayo de
esperanza y nuestra verdad en la promesa de la Pascua que es
nuestro estimulo.
Acerquémonos a esta semanal final de la cuaresma y oremos
por la conversión de nuestra fe católica en la
Vigilia Pascual. Pongamos nuestra vida en Cristo.
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