Sociedad de San Vicente de Paúl
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El Obispo: Un mensaje de fe
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La convención regional de la Sociedad de San Vicente de
Paúl se reunió aquí en el Centro Pastoral
Católico Obispo O'Connor del 20 al 22 de junio del 2002.
Las regiones que están incluidas en los capítulos
de la sociedad provienen de diversos estados como Minessota, Dakota
del Norte, Dakota del Sur, Wisconsin, Illinois y Michigan.
La reunión me dio la oportunidad de expresar mi gratitud
hacia ellos por su remarcada labor, y celebramos una misa con sus
miembros el pasado sábado 22 de junio del 2002.
La siguiente homilía esta basada en las escrituras del
evangelio para el doceavo Domingo en Tiempo Ordinario:
Jeremías 20:10-13; Salmo 69:8-10; Romanos 5:12-15; y Mateo
10:26-33.
Un comienzo claro, un corazón limpio
Cuando nosotros fuimos bautizados, nosotros fuimos librados de
nuestro pecado original y Cristo nos transformo a una nueva persona
para que nos pareciéramos mas a él. En una manera
simple, todos los bautizados son otros Cristos.
En el bautismo nosotros nos colocamos en Cristo, es decir que
él nos da un comienzo limpio y un nuevo corazón.
Él nos dio el poder de amar a Dios con todo nuestro
corazón, alma, mente y fuerzas. Asimismo, él nos
enseñó a amar a nuestros hermanos como a nosotros
mismos. En Cristo, nosotros cuidamos a nuestros hermanos y
hermanas; nosotros nos preocupamos sobre lo que les pasan a las
personas, especialmente lo pobres, los marginados y los que
están en desventaja.
Como hijos e hijas del Padre, a través del bautismo
nosotros comenzamos hacer hermanos unos con otros. Cristo se
convierte en nuestro hermano en carne y hueso porque el
también viene del Padre, y por el Espíritu Santo
nosotros estamos atribuidos a vivir una vida en Cristo.
Los cuidados de Dios
Nosotros cuidamos a los pobres porque Dios los cuida a ellos. El
los cuida y los protege, aunque la sociedad los ignore. Cada
persona dotada con la dignidad de Dios de dar es creada a "la
imagen y semejanza de Dios" (Génesis 1:26-27) Con frecuencia
los pobres son "ridiculizados y despreciados por varias razones:
cultura, política, racismo, problemas sociales y
económicos, a veces interfieren las razones unas con otras"
(Congregación Sagrada por la Doctrina de la Fe)
"Ellos son insultados y avergonzados en sus caras. En su dolor,
ellos buscan el rescate de Dios." (Salmo 69:8)
Desde los días de Adán, el pecado original fue
puesto al mundo y por el pecado la muerte (Rom 5:12-15) El pecado
personal toma muchas formas, tal como el abuso a los pobres y
marginados. Hoy en día la realidad es que hay "una
innumerable multitud de personas, niños, adultos y ancianos
que están sufriendo por la intolerancia de la pobreza" (El
Papa Juan Pablo II)
Nosotros sabemos que Dios ama a los pobres y de una manera muy
especial. El escucha sus oraciones y los ayuda activamente a ellos.
Porque ellos han presenciado a Dios en sus propias vidas, los
pobres lo conocen muy bien y ellos le cantan sus alabanzas. Si
usted alguna vez tiene la oportunidad de tener una
conversación con alguien que es pobre, mendigo o marginado,
usted probablemente se inspirará por el testimonio que ellos
hablan sobre como Dios los ayuda en sus vidas. Ellos son como
nosotros.
Alegría y esperanza
Los Padres del Segundo Concilio Vaticanos dijeron que la
"alegría y la esperanza, el dolor y la angustia de las
personas de nuestro tiempo, especialmente de aquellos que son
pobres o afligidos de cualquier manera, son la alegría y la
esperanza, el dolor y la angustia de los seguidores de Cristo."
(Gaudium et Spes)
El dolor y la angustia
Porque la gracia del amor de Dios para los pobres, sus lamentos
y penas comienzan hacer de nosotros. Nosotros sentimos su dolor
como si fueran nuestros y nos sentimos obligados a aliviarlos. Cada
uno se beneficia de esto: la persona que recibe ayuda, la persona
que da la ayuda, la iglesia y de hecho todo el mundo.
Esta parte de la enseñanza y la más antigua
practica de la iglesia: "su convicción que ella esta
obligada por su vocación. Por si misma, por sus ministerios
y por cada uno de sus miembros para aliviar la miseria del
sufrimiento, ambos que se encentran al mismo tiempo cerca y lejos."
(El Papa Juan Pablo II)
Dios aprecia y quiere a los pobres
"La buena nueva es que Dios le dio la gracia
del don a una persona, quien es su único hijo, Jesús,
y este don pasa a toda la muchedumbre"( Rom 5: 12-15) Cada persona,
muy en especial los pobres, tiene este precioso don de Dios. El
Evangelio nos dice que Dios sabe cuantos cabellos tenemos en la
cabeza ya que ante Él nosotros tenemos un infinito
valor.
San Vicente de Paúl, un santo y un fundador
He mencionados estas cosas porque
están relacionadas muy profundamente y directamente con la
misión y el trabajo de la sociedad de San Vicente de
Paúl. Su organización fue fundada en Paris por
Frederic Ozanam en 1833. Ozanam, un laico que estuvo muy afectado
por la pobreza y el desorden que envolvió a Paris en los
comienzos de la etapa de la industrialización. El y sus
compañeros formaron una organización de personas
laicas devotas a la santidad individual, al contacto
personal con los pobres y a la distribución de
limosna".
Con San Vicente de Paúl como su Santo
patrón, la sociedad se expandió rápidamente.
En 1845, hizo su primera aparición en los Estado Unidos en
San Louis. Eventualmente se expandió a 112 países.
Ustedes Vicentinos, como son llamados, devotos no solo para un
contacto personal con los pobres, sino también para la
creación de institutos para el cuidado de los necesitados,
tal como orfanatos y hospitales. En los Estados Unidos ustedes
(Vicentinos) son comúnmente conocidos por sus tiendas de
ropa usada y de muebles.
Caminen humildemente ante Dios
Cristo le ha dado una hermosa llamada, como
Vicentinos. Su meta de santidad individual, de contacto
personal con los pobres y la distribución de
limosna es una gracia llena de vocación que va a los
corazones de nuestro camino con Cristo quien es "el camino, la
verdad y la vida" esto parece un eco de las palabras del Antiguo
Testamento del profeta Miqueas. Inspirado por el espíritu
Santo, Miqueas pregunto y respondió a esta pregunta: "Que te
exige el Señor? Que practiques la justicia, que seas amigo
de la bondad y te portes humildemente con tu Dios" (Miqueas
6:8)
Feliz 4 de Julio
Después del 11 de septiembre la frase
más usada por los americanos fue "nosotros nunca seremos los
mismos".
Con la celebración del aniversario de
la Declaración de la Independencia de nuestra nación
el 4 de julio, yo les pregunto:
¿En qué forma hemos cambiado
para ser mejores ciudadanos?
Así como nosotros colocamos la
bandera entonces ¿nosotros también colocamos nuestra
nación bajo Dios?
¿Vamos con regularidad a las urnas de
votación?
¿Somos personas activas defendiendo
los derechos humanos básicos de todos los
americanos?
¿Les damos la bienvenida a los
inmigrantes?
Nosotros somos una nación fuerte,
rica, poderosa y cantamos que somos "Una tierra libre" y el "hogar
de los bravos". También cantamos con orgullo, "Dejemos que
la libertad suene" Que nuestras oraciones hagan que Dios bendiga a
América y nos proteja del terrorismo y se la conceda a todas
las naciones.
También deberíamos
comprometernos ante Dios a compartir mas nuestros recursos de
manera que otros no vivan en pobreza sino en una decencia y una
dignidad humana.
Hay un vacío en nosotros que suena y
dice, "nunca seremos los mismos"y todavía rechazamos cambiar
nuestros hábitos de dar y compartir para ayudar a aquellos
que lo necesitan.
¡Dios Bendiga América!
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