Aleluya, Aleluya, Aleluya
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El Obispo: Un mensaje de fe
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La plenitud de nuestra alegría en la Pascua tiene sus
raíces en la celebración del Jueves Santo, Viernes
Santo y el Domingo de Pascua.
Jesús nos redimió de nuestros pecados, nos
perdonó desde la cruz, nos sanó por el sacrificio de
su vida en la misma cruz. Él lo hizo en obediencia al Padre.
Él culminó su misión dada por el Padre y que
llamamos el Misterio Pascual.
Jesús, el mismo
La mañana de pascua no solamente es la tumba vacía
la que es el centro de nuestra atención, sino Jesús,
resucitado de la muerte; ese mismo Jesús que caminó
en el jardín, que caminó lado a lado con sus
discípulos en el camino para Emaús, y partió
el pan con ellos. Fue a El que los apóstoles gritaron:
Él resucitó de la muerte, Él es el
Señor.
San Pablo nos recuerda que Jesús, resucitado de la
muerte, es el primero que nación de la nueva creación
y es su nueva vida la que todos nosotros compartimos. Él ha
conquistado la muerte. Él es la victoria de vida. Él
es el salvador del mundo.
Primavera-Pascua
En estos comienzos de primavera, así como dejamos
atrás lo viejo y nos situamos en lo nuevo, nosotros dejamos
atrás el frío del invierno por el calorcito de la
primavera. Estamos completos con la alegría de la Pascua y
con las sonrisas del regocijo en nuestra nueva vida en Jesús
y cantamos con gusto "Jesucristo ha resucitado hoy, Aleluya".
Para las personas sin fe nuestra jubilación de Pascua lo
ven como una tontería, como algo que impide progreso, pero
para los que creen esto es el cumplimiento de la promesa hecha por
Jesús, Dios hecho hombre, quien hizo bien su
proclamación: "Destruiré el templo de este cuerpo y
en tres días yo resucitaré"
Las señales de la primavera
Las coloridas flores, los caramelos de conejos, los coloridos
huevos, los arbustos, las tarjetas de saludos, todo esto anuncia lo
nuevo de la primavera. Para nosotros como Cristianos, esto es mas
que primavera. Nosotros nos alegramos de la resurrección de
Jesús y la amplitud de la vida que él nos da.
Que nuestras vidas sean profundas raíces en la
alegría y en el amor de Cristo, ayudándonos a
experimentar su poder y fuerza de vida.
El poder de la Pascua siempre esta trabajando dentro de nosotros
y renueva nuestras esperanzas así como atravesamos el valle
de lagrima. Felices Pascuas para todos. ¡Aleluya!
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