El Óleo del Perdón, la Sanación
y la Santificación

		El Obispo: Un mensaje de fe Obispo William H. Bullock

(Este artículo consiste en la homilía del Obispo en la Misa Crismal del martes 26 de marzo de 2002 en la Catedral de San Rafael).

Estamos reunidos en nuestra Catedral de San Rafael esta tarde para celebrar el misterio sagrado de nuestra Fe. Venimos a bendecir los oleos del Perdón, la Sanación y la Santificación. Hacemos esto en un mundo que de muchas maneras, es igual, pero muy diferente al mundo que conocimos en la Misa Crismal del año pasado.

En la estela del terrorismo

Somos testigos de la estela del ataque terrosita del 11 de septiembre, en Nueva York, Washington D.C. y Pensilvania, en el que se destruyeron y se dañaron muchos edificios, y donde murieron muchas vidas inocentes. En el lugar del Centro de Comercio Mundial todavía hoy se han encontrados cadáveres.

Los familiares de sus amados difuntos todavía están desgarrados y en confusión, y nos encontramos comprometidos en una guerra, bien que esta lejo de nuestras fronteras, esta cerca, porque los que están en el servicio militar son nuestros hermanos y hermanas quienes defienden nuestra nación y preservar nuestra apreciada libertad.

Como una primera potencia mundial tal vez somos los mas poderosos económicamente y militarmente en el mundo entero. Pero, nosotros todavía estamos aturdidos y humillados, como una nación, llenos de miedo, e incertidumbres sobre nuestro futuro.

Hemos sido invitados a ver con nuestro propios ojos la pobreza, injusticia, violencia y opresión, dadas como explicaciones pero nunca excusas, por la violencia y el odio que surgió abiertamente o debajo de la superficie. ¿Cómo ustedes y yo manejando todo esto se revela ante nosotros en nuestro tiempo y lugar en la iglesia y en nuestro país?.

Necesidad para el perdón, la sanación y la santificación

La primera forma de enfrentar nuestra situación, es ver nuestra necesidad de perdón dentro de nuestra nación, para ver nuestra necesidad de sanación, y nuestra necesidad como gente de Dios para crecer santos, ver nuestra necesidad de santificación por el Señor. Nuestros ojos han estado abiertos, nuestros corazones han estado rotos, y nuestros sentimientos han sido heridos. ¿Cuento mas falta para que pongamos atención?

Cerca de la casa, las terribles noticias de abuso sexual de menores por los sacerdotes se muestran en la primera pagina de la prensa, así mismo en la televisión y la radio. La Iglesia por si misma esta humillada por el mundo secular, puesto en juicio por las fechorías de algunos que han violado su verdad sagrada como ministros. Nosotros siempre rezamos por las victimas, y por aquellos quienes han pasado por esta desagradable situación. Oramos por la Iglesia para que Dios nos mande mas vocaciones para el sacerdocio y la vida religiosa, que fortalezcan a nuestros seminaristas, les de la gracia de perseverar.

Nosotros estamos en la necesidad del perdón con la Iglesia, en necesidad de la sanación como pueblo de Crsito, y en necesidad de la santificación como una comunidad de fe. Que nunca evadamos o cambiemos lo que enfrentamos con otras metass. Con frecuencia hablamos sobre un llamado para la conversión. Bueno, ahora esta aquí.

Necesitamos los sagrados oleos

La Iglesia necesita los sagrados oleos del perdón, sanación y la santificación. Nosotros lo necesitamos donde hay violencia en contra de los pobres e indefensos, donde hay enfermos de mente, cuerpo o de espíritu. Nosotros lo necesitamos donde hay pecados lo cual aleja a la gente y ofende la santidad de Dios. El óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos, el Santo Crismal usado en la acción sacrametal de Cristo es nuestro.

El ministerio del Señor para el profeta Isaías, repetido por Jesús, es una descripción de Su vida y ministerio. Es necesario ser oído y repetido por nosotros cuyos corazones y vida están afectadas por la violencia, enfermedades y por el pecado. Nosotros necesitamos este Espíritu de Dios sobre nosotros.

Jesús habla palabras antiguas de Isaías en la sinagoga cuando Él dice, “El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, sepan que Yavé me ha ungido. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz. Para suplicar un año feliz llenos de favores de Yavé, y el día del desquite de nuestro Dios. Me envió para consolar a los que lloran” (Is. 61-1-2)

¿Es un año aceptado por Dios?

Ustedes con razón pueden preguntarse ¿Ha sido este año de violencia extraordinaria, enfermedades y pecado, un año aceptado para Dios? ¿Ha sido un año de gratas noticias para los necesitados? ¿Un año de sanación para los que sufren? ¿Un año de libertad y liberación para los oprimidos? ¿ Ha sido un año de favor del Señor, de consuelo para aquellos que lloran?

Estamos tentados a decir, “No, no ha sido un año así” Viendo día a día los escombros y las ruinas de la destrucción del Centro de Comercio Mundial, las torres gemelas de poder y riqueza, oyendo a cada rato los escombros de la tristeza de los familiares, niños pobres de los países del Tercer Mundo, así como examinamos a través de las latentes cenizas de todos aquellos que leemos en el periódico y vemos en la televisión. Nosotros estamos tentados a decir, “No, no ha sido un año así” Sin embargo todo esto son solemnes recuerdos que la Iglesia y el mundo están necesitando del perdón, la sanación y la santificación. Ellos son solemnes recuerdos que el Evangelio de Cristo deben ser enseñado y vivido mas profundamente.

La Acción de Cristo

En una manera real, es por este motivo que estamos reunidos aquí esta noche, celebrando un año en que Cristo, nuestro Padre lo hará aceptable. Esto puede ser, por Él, un año donde la libertad en el nombre de nuestro Dios venza sobre la esclavitud y el pecado, un año cuando los corazones rotos puedan ser enmendados, un año cuando la violencia del terrorismo no tenga poder sobre aquellos que creen y confían en el Dios que ungió a Jesús para traer la alegría y la verdadera libertad.

Peticiones por las oraciones

Para todos los fieles, aquí presentes y para todos los miembros de la Diócesis de Madison, les pido por sus oraciones por nuestra Diócesis, por mi su Obispo, y el Obispo George Wirz, y por nuestros sacerdotes. Ustedes los conocen como pastores y padres espirituales. Ellos son hombres de compasión que desean servir a Cristo con su vida, y lo hacen con su poderoso testimonio del Evangelio.

Muchos se les pide a ellos, mucho se le exige de ustedes, los religiosos consagrados, de los feligreses, y los lideres ministeriales de la parroquia. Sus oraciones, sus testimonios y su trabajo son elementos importantes en el servicio de la Iglesia. Sin ustedes, el trabajo de nuestros pastores sería imposible. Pero con ustedes, con Cristo, la Iglesia hace y efectuará grandes cosas. Nosotros les agradecemos a ustedes por su servicio.

Llama a Jesús

El terrorismo nunca será suficientemente poderoso para matar aquellos que creen en Jesús. Las enfermedades y el pecado nunca serán suficientemente fuertes para manteneros en la presencia de Dios, el autor de toda vida.

El perdón, la sanación y la santificación son regalos de Jesús para su Iglesia a través de la proclamación de las Escrituras, y de la predicación de sus pastores, a través de las enseñanzas de la Iglesia, a través de los Sacramentos que celebramos con una fe viva, y a través de estos santos oleos que bendecimos esta noche. El perdón, la sanación y la santificación serán nuestras si nosotros llamamos a Jesús.

“Hoy, este día” Jesús dijo, “Este pasajes de la Escritura (unción, libertad y sanación) se realiza cuando se escuchen” Esto fue verdad cuando Él lo dijo hace dos mil años atrás y sigue siendo verdad esta noche. Él nos llama para la completa conversión. Dios, el Padre de misericordia, a través de la muerte y la resurrección de su Hijo ha reconciliado el mundo para si mismo y a enviado al Espíritu Santo entre nosotros para el perdón de los pecados.

Salvador y Redentor

Esta Semana Santa, rezo para que Dios nos pueda dar su perdón y paz, que Él pueda darnos la fortaleza en Jesús, quien resucitó de la muerte. Con el Espíritu del Señor sobre nosotros, nosotros usamos estos oleos para el perdón, sanación y santificación. Él es nuestro Salvador y Redentor que nos ayuda para que podamos estar a salvo.

Que nuestro siguiente año sea un tiempo de perdón y paz, un tiempo de reconciliación. Que escuchemos a Cristo como testigos fieles de Su camino y de Su verdad. Que caminemos fieles y firmes en Sus pasos.