Con la ayuda de la fe, podemos enfrentar la vida
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El Obispo: Un mensaje de fe
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¿Es nuestra fe una muleta o una protección en
tiempos de dificultades en nuestras vidas, o es esto nuestra manera
católica de vivir? Con frecuencia oímos a la gente
decir, “¡Es mi fe la que me fortalece! Sin ella, yo no
hubiese podido pasar el dolor, el lamento, mis penas y
ausencias”
¿Qué es la fe?
La fe no es una muleta. La fe es la base de nuestra trayectoria
como pueblo de Dios. Desde el momento de nuestro Bautismo entrando
en el Cuerpo de Cristo, la iglesia, nosotros suplicamos por la fe.
A través de los ojos de la fe nosotros podemos ver como Dios
quiere que veamos.
Este regalo de fe se atribuye a dos aspectos de nuestra vida
católica, el cual comenzó con una pregunta en nuestro
bautismo “¿Qué le pide usted al Dios de la
iglesia?” responden: “Fe”
“¿Qué le ofrece la fe?” responden
“La Vida Eterna”
La fe en el primer ejemplo se refiere al cuerpo de verdades en
que creemos y aceptamos la autoridad de Dios, quien nos lo ha
revelado a través de su iglesia. Además, basado en
estas verdades nos comprometemos a comportarnos adecuadamente.
Creer y comportarse
En lo que creemos, nosotros tenemos que comportarnos. Las
implicaciones conductuales de lo que nosotros creemos nos permite
vivir una vida moralmente honrada. Esto nos permite seguir los
pasos de Jesús, quien es la resurrección y la
vida.
El Catecismo de la Iglesia Católica contiene cuatros
grandes temas: 1) la verdad que creemos, 2) los sacramentos
que celebramos, 3) Los principales Evangelios en el
cual basamos nuestras decisiones morales, y 4) la oración
de vida de la iglesia.
Como católicos decimos con frecuencia, “Nosotros
caminamos por la fe y no por lo que vemos” Nosotros caminamos
con los pasos de Jesús que nos dice, “Ven y
sígueme” Esto es la garantía de su huella,
seguro en la realidad de que es Jesús, Dios hecho hombre,
quien llama para que creamos y nos comportemos. Nosotros podemos de
este modo seguirlo paso a paso a través del Misterio Pascual
– sufrimiento, muerte y resurrección.
El Papa y los Obispos en unión con Él siempre se
preocuparan en eliminar todo lo que no forme parte de la
misión y enseñanza de Cristo y a preservar todas sus
verdades sagradas. Pero también, toda la gente
católica esta interesada en una enseñanza clara y una
disciplina.
Sin embargo, como Iglesia nos preocuparemos en encontrar nuevos
caminos para proclamar y llevar la voluntad del Señor en el
constante cambio de la realidad humana.
Al unir nuestras creencias y la forma en que nos comportamos nos
permite permanecer unidos con Cristo. Nosotros lo llamamos con una
palabra diferente – ser fieles a Cristo y a su Iglesia.
Nosotros nunca debemos mirar nuestra identidad católica
con vergüenza o ver nuestras verdades opresivas y
desagradables, a pesar de que ellas no son aceptadas en el mundo
secular. Sin embargo, nosotros apreciamos nuestras verdades como un
regalo de Dios. Esto es el Espíritu Santo que asegura
consistencia, y nos ayuda a continuar con nuestra fe.
Acoger el Misterio Pascual
En estos meses y semanas nos ha envuelto el Misterio Pascual.
Desde el 11 de septiembre, el lamento, el dolor y la prolongada
incertidumbre por nuestra seguridad nos han lastimado.
La guerra en Afganistán, las muertes, la constante
amenaza de la guerra nuclear y química, Enron, destinos
inminentes en Israel y Palestina, además de las malas
noticias diarias sobre los sacerdotes y los casos de pedofilia que
nos hieren, avergüenzan, lamentamos y nos dan dolores de
cabeza. Pero este es el mundo en que vivimos y con la ayuda de
nuestra fe enfrentamos la vida.
Un ejemplo de dolor para nosotros son los sacerdotes acusados de
abuso sexual. Podría decir que hay hermosos y fieles
sacerdotes viviendo una vida de sacrificio heroico. Nosotros
también sufrimos el dolor de los familiares de las victimas,
nosotros sentimos el sufrimiento del enorme dolor de las victimas
de pedofilia. Nosotros sufrimos la humillación, suplicamos
misericordia, redención y vida.
De la muerte a la vida
Cristo le ordenó a Lázaro que saliera de la tumba
– de la muerte a la vida, para enseñar la gloria del
poder de Dios sobre la misma muerte.
“Levantate” deja atrás las vestiduras de la
guerra, violencia, odio, escándalo, abuso sexual - y
caminemos como personas de la resurrección, delegados con
poder en manifestar la bondad de Dios.
Nuestra oración para el Quinto Domingo de Cuaresma dice
que nosotros: 1) aceptamos el sufrimiento de la cruz, 2) cambiamos
nuestro egoísmo por el servicio a los demás, y 3)
transformamos nuestro dolor en vida y alegría de Pascua. Con
ayuda de la fe nosotros enfrentamos la vida.
Cristo nunca nos defrauda
Nosotros vemos a través de los ojos de la fe por el cual
seguimos nuestro Redentor, nuestro Salvador Jesucristo, que
convirtió la muerte en vida, el sufrimiento en
alegría y felicidad eternamente.
El Misterio Pascual es muy fácil de proclamar, pero
difícil de vivirlo. Sin embargo, nosotros sabemos que el
amor de Dios es más fuerte que la muerte y al final nosotros
triunfaremos con Cristo, dejando el comportamiento violento del
pecado.
Nuestra tarea es ser más consciente, y que esa conciencia
venga cuando nuestro comportamiento iguale a lo que nosotros
creemos, y lo que creemos es en Cristo. Para seguirlo a él a
través del sufrimiento y muerte a la alegría de
resurrección de Pascua es nuestro llamado Cristiano para la
santidad.
Si, la fe es una forma de vida católica que nos llama a
colocar nuestras creencias y nuestro comportamiento juntos. Esto no
es una muleta, sino la cruz de Cristo.
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