Solidaridad con los sacerdotes de Nigeria
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El Obispo: Un mensaje de fe
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Me llegó una noticia de que el Padre Francis Xavier
Ekwaugha y el Padre Peter Claver Anorue, ambos de la
Arquidiócesis de Owerri en Nigeria, tienen estimado llegar
el 21 de marzo del 2002, por un período de tres años
de servicio sacerdotal en nuestra Diócesis.
¡Siete Sacerdotes de Nigeria!
Ambos disfrutamos de nuestros cinco sacerdotes que ya
están aquí: Padre Nicholas Okere, Padre Basil
Osuigwe, Padre Joseph Ononiwnu, Padre Anthony Iheanacho, y Padre
Casimir Chimeziri.
Estos sacerdotes están aquí para ayudarnos, y
nosotros a ellos, en un Programa de Solidaridad con la
Arquidiócesis de Owerri en Nigeria y en una manera especial
a su Arzobispo, Anthony Obinna.
Los esfuerzo multiculturales no son nuevos para la Iglesia. Esto
es parte de nuestra vida como iglesia universal. Nosotros llegamos
e incluimos a todas las naciones. En los primeros años de
nuestro país había sacerdotes europeos que vinieron a
ayudarnos en cuidar a nuestra gente católica, y ellos eran
inmigrantes de sus propios países.
De este modo, las parroquias nacionales vinieron hacer y fueron
una extensión natural de nuestra presencia. Hoy usted
podrá encontrar esta misma éticas de las iglesias en
nuestras grandes ciudades pero ahora estas iglesias tienen menos y
menos peregrinos.
¿Por qué pasa esto, usted preguntará? Fue
muy natural para mucho de los inmigrantes europeos mudarse a los
suburbios. Ellos empezaron a climatizarse mas con la vida de los
Estados Unidos y desearon dejar las congestionadas ciudades por las
nuevas parroquias y la vida en los suburbios.
Desde el Vaticano II la Iglesia ha tratado de apartarse de ser
Iglesia Nacional en favor de la integración de las iglesias
en una, cuidadosamente y respetando las costumbres, culturas de
cada grupo nacional.
Muchas culturas, una Iglesia
Hoy las personas que emigran a los Estados Unidos vienen de
Asia, África, y Latinoamérica. Esta populación
nos ofrece nuevas formas en el que podemos enriquecer los Estados
Unidos y tener retos con diferentes culturas y antepasados. Las dos
terceras parte de la populación del mundo es
asiática. Casi el 70 por ciento de los católicos en
el mundo son de los países tercermundistas.
Mas del 50 por ciento de nuestra población
católica en los Estados son Latinos. Nosotros somos 62
millones de católicos, de los cuales 33 millones son Hispano
o Latino. Esta estadísticas nos muestran una nueva
razón para planificar nuestro futuro. En tiempo de las
vocaciones para el sacerdocio y la vida religiosa vienen de
familias Asiáticas, Africanas y Latinoamericanas.
El lenguaje y las culturas, ambas causan enriquecimiento y crean
confusión. Creo verdaderamente que hay maneras que podemos
encontrar y usar para minimizar nuestra confusión y enlazar
nuestro entendimiento moviéndonos hacer una iglesia
multicultural en los Estados Unidos.
Le doy la bienvenida de una manera muy especial, junto con
ustedes, a nuestros sacerdotes hermanos de Nigeria. Nosotros
queremos aprender de cada uno de ellos, y queremos tener un mejor
entendimiento de las diferentes maneras de ser un Iglesia.
Un compromiso en una fe común
Trabajando para aprender claramente un nuevo idioma se requiere,
coraje y dedicación. Pero los genuinos esfuerzos
también tienen que ser de nuestra parte para escuchar
cuidadosamente. Una fe común nos une; una palabra
común hace esto realidad, concretamente,
comprometidamente.
El pedir que algo se repita deteriora la buena
comunicación. El no escuchar bien y con mas intensidad
deteriora la comunicación.
Nosotros tenemos un maravilloso presbiterio, que son, nuestros
sacerdotes que trabajan con gusto para encontrarse con los
desafíos que nos preparan la vida. La presencia y el
servicio de nuestros sacerdotes de Nigeria ha sido un regalo a
nuestra Diócesis y a nuestro presbiterio.
Es mi esperanza que algún día algunos de nuestros
sacerdotes americanos vaya a Nigeria y aprendan sus costumbres y
maneras de vivir. Este sano intercambio verdaderamente
enlazará nuestro camino en Cristo, profundizando nuestro
sentido de Iglesia Universal, beneficiándonos
mutuamente.
Nosotros presumimos ser una Iglesia universal... y de hecho lo
somos. Creo en los miembros – todos los miembros, Anglo,
Latino, Asiáticos, y Africanos – unidos en Cristo,
sacrificándonos por cada uno, podemos renovar la Iglesia
local y la Iglesia universal.
Trabajar para ser una Iglesia vibrante
En nuestro compromiso de trabajar juntos, renovando nuestra
voluntad de escuchar, y de aprender, podemos ser una Iglesia
vibrante fortaleciéndonos unos a otros en nuestro viaje.
Gracias a ustedes, todos los miembros de la familia diocesana,
por sus apoyos, ayudas y oraciones. Juntos en Cristo, juntos en la
Iglesia, nosotros podemos ser esa levadura, ese faro de luz. Por
Cristo que es el Camino, la Verdad, y la Vida.
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