Christ The King"To Jesus Christ, Our Sovereign King, Who is the world's salvation, All Praise and homage do we bring, and thanks and adoration. Christ Jesus Victor, Christ Jesus Ruler, Christ Jesus Lord and Redeemer." (By Father Martin Hellrigel) Jesus, true God, emptied himself, became man in order to stand in our place, suffer and die for our sins. He won a victory over death. He brought us out of darkness into light. He turned an evil into good. Aftermath of September 11thWe are all still stunned by the terrorist attack on our country on September 11th. The black, smoke-filled sky announced that with one sweeping blow, buildings of trade and defense could be leveled, bricks and stone reduced to rubble, taking thousands to their death. The phrase, "we will never be the same again," still echoes in our hearts and stirs our conscious resolve to rebuild into a new America. Build new offices of trade and defense, yes, but more significantly: build our character, vitality, and strength. BuildHow do we build on that vision of who we wish to become? How can that vision be a cloud by day and pillar of fire by night, guiding us, as it was for the Israelites who left the fleshpots of Egypt to wander through the desert to the Promised Land?
To cower in fear we must never do, to bend or bow to let terrorism have its way -- to this we must never succumb. We need a vision; we need a plan; we need the commandment to acknowledge our God. We need human conduct that is conducive to giving everyone basic rights. Follow God's wayWe need to follow what God has revealed to us as his children, to solidly form ourselves by listening to his voice, trusting in his word, and following in the footsteps of Christ. "We will never be the same again." Let's hope not! May we open our hearts to the needs of all, keep our service of others faithful to the example of Christ as we build anew. Thanksgiving and beyondI spent a simple Thanksgiving Day before making my way to Valley of Our Lady Cistercian Monastery to say Mass early in the weekend, and visit with our contemplative sisters who have dedicated their lives to the prayer of the Divine Office and making altar bread for the parishes in order to support themselves. It was a joy indeed. They look for a new home with more space to protect themselves from the noise of highway traffic and the intrusion of the world. As contemplatives they require places of quiet. These sisters have a long, fruitful vocation and they pray day and night for our needs. On Sunday, I offered Mass at Holy Redeemer Parish in Perry, linked with St. Ignatius Parish, Mount Horeb, with Father Paul Arinze and parishioners. It was beautiful -- good participation, and I was afforded a warm welcome. They are proud of their parish community and work well with Father Arinze. I will in subsequent weeks go to other linked parishes where I have not yet offered Mass in their parish church. I look forward to it. The linked parishes yet to come are: St. Andrew Parish, Buffalo; St. Lawrence O'Toole Parish, Mount Hope; St. Michael Parish, Calamine; St. John Nepomucene Parish, Castle Rock; St. Thomas Parish, Potosi; St. Mary Parish, Kingston; St. James Parish, Dayton; St. Joseph Parish, Rio; and St. Mary Help of Christians Parish, Glen Haven. I plan to arrange a visit and offer Mass in these nine remaining parishes. Elderly priests, young priestsI will also visit our retired and elderly priests who have born the heat of day and given us solid ground upon which to further build the goodness of our Diocese. I will also spend more time with our young priests to assure them of how they integrate their parish assignment into the work of the whole Diocese and that they are appreciated and valued. Monsignor Campion, Apostolate to the HandicappedI will also be more helpful to Monsignor Thomas Campion and the Apostolate to the Handicapped. We will celebrate Mass on December 1st at Monroe High School. Availability to priests, seminarians, and people is essential to my ministry as Bishop. Building a solid plan"We will never be the same again" is a beautiful statement but requires follow through with specifics. We all have a certain amount of energy and we budget that energy by first prioritizing our time, our dollars, and our prayer time. Things don't get accomplished in life, not because we don't have good will, but because we don't have a plan. "We'll never be the same again," we say, but without a solid plan -- count on it, we will be the same. Time to begin anewAdvent is the ideal time to begin anew, to never be the same again. It is a season of prayer, expectation, and hope. We've had our grief and anguish. We move now, renewed in joy and hope, to watch and pray. In a very similar way we are like the Israelites of old. We wait in darkness, hoping for a great light. We have learned how quickly our resources of people, money, and goodness can be taken away . . . how we may have falsely depended on them. This Advent, as we say, "we will never be the same again," let us help each build in Christ and for His Kingdom values that last forever.
Nosotros nunca seremos
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La semana pasada la iglesia celebró, con gran alegría, la coronación de Jesucristo, cerrando nuestro año litúrgico. El himno familiar: “Jesucristo nuestro Rey Soberano” se oyó el domingo con voces fuertes en todas nuestras parroquias.
“Para Jesucristo, Nuestro soberano Rey, quien es la salvación del mundo, le damos todas las alabanzas y homenajes y le agradecemos y adoramos. Jesucristo vencedor, Jesucristo gobernante, Jesucristo Señor y Redentor.” ( Por el Padre Martín Hellrigel)
Jesús, verdadero Dios, se sacrificó, se hizo hombre para estar en nuestro lugar, sufrir y morir por nuestros pecados. Él ganó una victoria sobre la muerte. Él nos libró de la oscuridad y nos trajo la luz. Él transformó el mal por el bien.
Todos nosotros todavía estamos aturdidos por el ataque terrorista en nuestro país el 11 de septiembre. El humo negro que cubrió el cielo anunció que con un soplido, los edificios de las torres gemelas y de la defensa se podrían caer, convirtiéndose en ladrillos y piedras como si fueran escombros, llevando a miles de personas a su muerte.
La frase, “Nosotros nunca seremos los mismos”, todavía se escucha en los ecos de nuestros corazones y nos mueve a reconstruir una nueva América. Construyendo nuevas oficinas de negocio y defensa, sí, pero más significativamente: construyendo nuestro carácter, vitalidad y fortaleza.
¿Cómo nosotros construimos esa visión de lo que queremos ser? ¿ Cómo esa visión puede ser una nube por el día y un pilar de fuego por la noche, guiándonos, como lo hizo con los israelitas que dejaron los antros de Egipto para buscar a través del desierto la tierra prometida?
Nosotros no debemos inclinarnos por temor, ni bajar la cabeza o ceder para que el terrorismo tenga su camino libre, por eso nunca debemos darnos por vencido. Necesitamos una visión, un plan, el compromiso de reconocer a nuestro Dios. Nosotros necesitamos el comportamiento humano que es conducente a dar los derechos básicos a todo el mundo.
Nosotros necesitamos seguir lo que Dios nos ha revelado como sus hijos, de manera solidaria escuchando su voz, confiando en su palabra, y siguiendo los pasos de Cristo. “Nosotros nunca seremos los mismos”. ¡Esperemos que no! Que podamos abrir nuestros corazones a las necesidades de todos, continuar en el servicio como ejemplo de Cristo mientras comenzamos de nuevo.
Yo pase un sencillo día de Acción de Gracias antes de partir al Monasterio en el Valle de Nuestra Señora de Cistercian para celebrar la temprana misa del fin de semana, y visitar a nuestras hermanas contemplativas quienes han dedicado sus vidas a la oración del Oficio Divina y haciendo las ostias que se reparten a las parroquias para ayudarse ellas mismas económicamente.
Fue un momento alegre que compartimos. Ellas están buscando una nueva casa con más espacio para protegerse del ruido del trafico de la autopista y de la invasión del mundo. Como hermanas contemplativas ellas necesitan un lugar tranquilo. Estas hermanas tienen una larga, fructífera vocación y oran día y noche por nuestras necesidades.
El domingo, celebré la misa en la parroquia de Santo Redentor en Perry, vinculada con la parroquia San Ignacio, Mount Horeb, con el Padre Paul Arinze y sus feligreses. Esto fue hermoso - buena participación, y me recibieron con una calurosa bienvenida. Ellos están orgullosos de su parroquia comunitaria y trabajan bien con el Padre Arinze.
Posteriormente iré durante las semanas a otras parroquias vinculadas donde no he celebrado todavía la misa. Espero con ansias poder hacerlo. Las parroquias vinculadas que visitaré son: la parroquia de St. Andrew en Búfalo, St. Lawrence O’Toole en Mount Hope; St. Michael en Calamine; St. John Nepomucene en Castle Rock; St. Thomas en Potosí; St. Mary en Kingston; St. Jame en Dayton; St. Joseph en Rio y St. Mary Help of Christians en Glen Haven. Tengo planeado hacer una visita y ofrecer una Misa en estas nueve parroquias.
También visitaré a nuestros sacerdotes jubilados y de edad avanzada quienes han aguantado el calor del día y nos han dado las bases sólidas sobre las cuales construimos la bondad de nuestra Diócesis. También pasaré más tiempo con los sacerdotes jóvenes para asegurarles cómo deben integrarse a sus asignaciones parroquiales dentro del trabajo de la toda la diócesis y que ellos son apreciados y valorados.
También ayudaré más a Monseñor Thomas Campion y al Apostolado de los minusválidos. Nosotros celebraremos una misa el 1ero. de diciembre en la escuela secundaria de Monroe. La disponibilidad de sacerdotes, seminaristas y gente son esenciales para mi ministerio como obispo.
“Nosotros nunca seremos iguales” es una hermosa declaración, pero requiere seguir con especificaciones. Todos nosotros tenemos una cierta energía y asignamos esa energía dando prioridad a nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestro tiempo de oración.
Las cosas no se logran en la vida, no porque no tenemos buena voluntad, sino porque nosotros no tenemos un plan. “Nunca seremos los mismos”, nosotros decimos, pero sin un sólido plan – cuenten con esto, que nosotros seremos los mismos.
El adviento es el tiempo ideal para comenzar de nuevo, para no ser iguales. Es una estación de oración, expectación y esperanza. Nosotros hemos tenido nuestra pena y angustia. Nos movemos ahora, con renovada alegría y esperanza para observar y rezar.
De una manera similar nosotros somos como los antiguos israelitas. Nosotros esperamos en la oscuridad, por la gran luz. Nosotros hemos aprendido rápidamente como podemos perder nuestra gente, dinero y bondad... de cómo nosotros podemos falsamente depender de ello.
Este tiempo de Adviento, como nosotros decimos, “Nosotros nunca seremos los mismos” ayudémonos unos a otros a construir en Cristo y por su Reino, los valores que durarán que siempre.
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