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5 de julio de 2007

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en Español:

"Bajo el Libro del Evangelio"
Misas en Español en la Diócesis de Madison (de la edicion web del 10/12/2006)

4 de julio:
Tiempo para Reflexionar sobre La Libertad

(in English)

Queridos Amigos,

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

¡Un feliz Día de Independencia a ustedes! Que gran oportunidad tenemos esta semana, de celebrar nuestra libertad y nuestra libertad humana dada por Dios. Aunque, esta celebración de nuestra libertad no debe ser limitada al día cuatro de julio, y definitivamente no debe ser limitada a un simple festival civil.

Desde la fundación de nuestro país, las palabras de la declaración inmortal de Thomas Jefferson que habló de la trascendencia de libertad, como una verdad de la ley natural, diciendo, "Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre éstos están la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad."

Las lecturas del pasado fin semana Domingo Decimotercero del Tiempo Ordinario coinciden perfectamente en representar lo que esta verdadera trascendente libertad humana demanda de todo el pueblo, pero especialmente de nosotros los Cristianos.

A muchísima gente en nuestra cultura le gustaría hacernos creer que la "libertad" indica el derecho de hacer lo que queremos y que ni el estado, ni la Iglesia pueden imponerse a lo que deseamos. O, por lo menos, que la libertad indica que soy "libre" para escoger lo que quiero, con tal que no infrinja en lo que tú quieres con tu libertad. Sin embargo, en la luz de Jesucristo, la libertad es entendida realmente diferente.

La Libertad de Amar a Dios, Servir Otros

La segunda lectura del domingo pasado nos informa claramente que por Su muerte y resurrección Cristo realmente nos liberó. Sin embargo, San Pablo nos recuerda que esta libertad tiene un precio. Nuestra libertad, ganada por Cristo, demanda que nosotros lo amemos y que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos y no seguir viviendo como esclavos de la carne. Por lo tanto somos libres de escoger lo que es bueno y al escoger lo malo nos esclavizamos otra vez al pecado, nos apartamos del camino a la santidad y de Dios mismo.

Al final, cada ser humano tiene la misma vocación, el mismo llamado universal por Dios a la santidad y a una unión perfecta con Él. Individualmente, cada uno recibe el llamado a responder en la manera que Dios ha escogido para nosotros a través de nuestra propia voluntad. Pero, por nuestra propia voluntad, tomamos decisiones que moldean nuestras vidas a través de nuestras acciones deliberadas. Y de acuerdo a nuestra fe, la libertad es entendida como una fuerza para crecer y madurar en la verdad y en la bondad para obtener la perfección cando es dirigida hacia Dios.

Esta es la libertad que disfrutamos en este gran país, libertad de escoger para amar a nuestro Dios y servirnos uno al otro por amor a El. De alguna manera, nosotros como ciudadanos de este gran país, no solamente podemos, sino que debemos llevar nuestra fe al dominio público y desafiar a la cultura de secularizad y relativismo.

Y al final necesitamos luchar contra la cultura de muerte en la cual vivimos, con la verdad de la libertad. Estamos llamados a escoger libremente para seguir a Cristo, dejar atrás todos los impedimentos e ir hacia adelante en nuestro camino a Él, El nos quiere en este camino con El proclamando el Reino de Dios. Él nos quiere desea en el debido felicidad y santidad, pero no da la libertad de escoger.

La Libertad: Para Hacer lo que Debemos

En un discurso sobre la libertad humana y la libertad del pueblo de los Estados Unidos hace 12 años, El Papa Juan Pablo II hizo referencia sobre la pregunta planteada por el Presidente Abraham Lincoln cuando "una nación concebida en libertad y dedicada al principio de que todos los hombres han sido son creados iguales' puede 'perdurar para siempre.'

"La pregunta de Presidente Lincoln no es una pregunta menos para la generación actual de Americanos,' el Santo Padre continuó. "La democracia no puede ser sostenida sin un compromiso compartido de ciertas verdades morales sobre el ser humano y la comunidad humana. La pregunta básica ante una sociedad democrática es: '¿cómo debemos vivir juntos?'

"En la búsqueda de una respuesta a esta pregunta, ¿puede una sociedad excluir la verdad moral y el razonamiento moral? ¿Puede la sabiduría Bíblica que tomó jugó tan importante papel en la parte formativa de la propia fundación de su país ser excluida de ese debate? ¿Al excluirla significaría que los documentos básicos que definen América ya no tienen contenido definido, pero son solamente la preparación formal del cambio de opinión? ¿al no hacerlo así significaría que los diez de millones de millones de Americanos no podrían ofrecer la contribución de sus convicciones más profundas en la formación del orden público?'

"Sin duda es importante para América que las verdades morales que hacen posible la libertad deben pasarse a cada nueva generación. Cada generación de Americanos necesita saber que la libertad no consiste en hacer lo que se quiere, pero en tener el derecho de hacer lo que debemos hacer."

Al reflexionar sobre esto y continuar celebrando las libertades que disfrutamos en ese gran país, recordemos en oración que la verdadera libertad y todos los auténticos derechos humanos tienen su fuente en Dios, y todo fue ganado por nosotros por medio del sacrificio de Jesucristo. Roguemos para que Cristo nos fortalezca en todas nuestra vocaciones de santidad, y en las maneras de amar y servir al prójimo, al cual nuestra libertad humana nos dirige.

Como siempre, roguemos por la intercesión de Nuestra Madre Bendita para que las intenciones de nuestro gran país y de nuestro gran estado, para que la verdad de su Hijo, Jesucristo, se refleje mejor en la cultura en cual vivimos. Que Dios les bendiga.

¡Bendito sea Jesucristo!


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