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17 de noviembre de 2005

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en Español:

"Bajo el Libro del Evangelio"

Año de la Eucaristía:
Reflexionen en los frutos de la celebración

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo

Bajo el Libro
del Evangelio


+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

El 16 de octubre se celebró la conclusión formal de Año de la Eucaristía con el resto de la Iglesia Universal. Al mismo tiempo quiero extender algunos de los aspectos de devoción del Año de la Eucaristía hasta la festividad de Cristo Rey en noviembre por dos razones.

En primer lugar tuvimos un poco de atraso al empezar nuestro cumplimiento del Año de la Eucaristía a causa de mi cirugía y hospitalización en septiembre del 2004.

Segundo, pareciera bueno prolongar la devoción del Año de la Eucaristía hasta noviembre porque noviembre es el mes que empieza con la celebración de Todos los Santos y nuestra conmemoración de las almas en purgatorio. Es en la Eucaristía que estamos en genuina comunión con los Santos del Cielo, las almas en Purgatorio, y con todos los vivos en la tierra. No podemos estar más cerca de nuestros hermanos y hermanas que ya han llegado a su hogar celestial y de aquellos que esperan la llegada en el hogar de purgatorio que cuando estamos en la Eucaristía. Por lo tanto parece apropiado prolongar nuestra reflexión Eucarística hasta la festividad de Cristo, el Rey de la Tierra y el Cielo, realmente presente en la Eucaristía, en el mes de noviembre.

Al concluir con el Año de la Eucaristía observado por la Iglesia Universal y nuestra propia prolongación aquí en la Diócesis de Madison, yo quiero reflexionar con ustedes en lo que espero serán los frutos de nuestra celebración del Año de la Eucaristía.

Continúen adorando la Eucaristía

En primer lugar, la práctica de la Adoración Eucarística fuera de la Misa ha aumentado dramáticamente en la Diócesis y ciertamente espero que continué. La práctica de las horas santas ante el Santísimo es una parte importante de la espiritualidad de todo católico. Las horas de adoración Eucarística disponibles en la totalidad de la comunidad de las parroquias, la celebración de días especiales Eucarísticos con procesiones Eucarísticas, y en ciertos sentidos apropiados y la Adoración Perpetua de la Eucaristía son parte de nuestro patrimonio espiritual como católicos. La devoción Eucarística fuera de la Misa no es una opción para los católicos en realidad ninguna otra más que la Misa misma.

Estamos obligados por el precepto de la Iglesia de asistir a Misa los domingos bajo la pena de pecado serio. No estamos obligados por ningún precepto de la Iglesia bajo la pena de pecado el darnos a nosotros mismos la Adoración Eucarística fuera de la Misa. Y ya que la Presencia Eucarística reservada en el tabernáculo no es otra más la Misa en meditación, y la práctica consistente del Catolicismo requiere de todos y cada uno de nosotros tal adoración Eucarística fuera de la Misa.

Y así espero que dentro de cada comunidad de parroquia la buena práctica de la Adoración Eucarística fuera de la Misa, la cual ha empezado durante el Año de la Eucaristía, continúe y sin ninguna pregunta que crezcan también. Como lo he dicho varias veces, aparenta haber una correlación directa entre la intensidad de la Adoración Eucarística y buenos números de jóvenes respondiendo a la vocación sacerdotal.

Segundo, intento que el Año de la Eucaristía tenga un seguimiento visible en términos de facilidad de la presencia de Cristo en el tabernáculo para la adoración de los fieles. Permítanme ser claro que no pretendo en general el requerir que los tabernáculos sean traslados en nuestras iglesias de su posición actual. Pero, cuando una iglesia nueva se construye o cuando hay una renovación de nuestras iglesias con relación al espacio del santuario, si quiero asegurarme que la Eucaristía esté localizada apropiadamente y centralizada de tal forma que un buen número de los fieles puedan estar presentes en la Adoración Eucarística. Las Capillas Eucarísticas donde no se pueda encontrar fácilmente en la entrada de la iglesia, o que solo permiten espacio para dos o tres personas no deben de tenerse presentes.

Como encargado de la instrucción de la liturgia en la Diócesis, aunque no lo merezca, debo de asegurarme que la Misa en meditación sea disponible como debe ser la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. Así en el futuro el lugar del tabernáculo solo para alentar la adoración Eucarística fuera de la Misa será uno de mis temas importantes.

Proporcionar reverencia Eucarística

Tercero, en relación con la promoción de la reverencia Eucarística, quiero dialogar con nuestros sacerdotes, para iniciar un programa de educación para los ministros extraordinarios de la Santa Comunión para asegurar que la reverencia apropiada siempre se observe. Ocasionalmente situaciones ocurren, por ejemplo, cuando un ministro extraordinario de la Santa Comunión recibe la hostia consagrada en Misa para llevarla a un feligrés cristiano, y esa hostia consagrada permanece en el pyx dentro de una cartera, o compartimiento de guantes en el carro por un tiempo largo.

Yo sé que nadie pretende una irreverencia profunda, pero esta clase de comportamiento es profundamente irreverente, y es mi responsabilidad el asegurar una reverencia profunda y que así lo intento hacer. Y yo mismo he presenciado otros comportamientos problemáticos similares. Este es mi motivo de desear un programa de educación para los ministros extraordinarios dela Santa Comunión. También es importante para mí el discernir claramente lo que la ley litúrgica dice en relación con estos ministros extraordinarios. Los ministros extraordinarios generalmente no se asignan para toda la vida - tienen que tener términos específicos. El entrenamiento de ministros extraordinarios de la Comunión que llevan Comunión a los enfermos o recluidos en sus casas es diferente y más intenso que la formación de los ministros extraordinarios que simplemente asisten al sacerdote en Misa. Todo esto es importante en relación con los ministros extraordinarios que necesita reexaminarse y clasificarse para que la reverencia apropiada de la Eucaristía siempre se engendre en los corazones de todos.

Por último, como fruto del Año de la Eucaristía, intento cuidadosamente examinar la práctica de la Iglesia en lo que concierne a la Comunión en las dos formas. Hay muy poca duda en mi mente que la Comunión en ambas formas no fue designada cuando existe una multitud de gente presente ya que simplemente no puede llevarse a cabo con la reverencia apropiada. Frecuentemente cuando hay muchos, hay muchos cálices, y muchos, muchos ministros extraordinarios, hay varias pérdidas de la Preciosa Sangre y en algunas circunstancias una súper abundancia de la Preciosa Sangre se consagra lo que hace que los excesos cuando se consuman reverentemente después de la Comunión se haga muy problemático en términos de reverencia.

Si el Pan que compartimos es verdaderamente el Cuerpo de Cristo y el cáliz que bebemos es verdaderamente la Sangre de Cristo, no hay lugar de ninguna irreverencia. Y así en los próximos días voy a examinar cuidadosamente con nuestros sacerdotes a lo que la práctica de la Iglesia específicamente debería ser con relación a la Comunión bajo las dos formas y así impartiré una legislación particular para la Diócesis de Madison sobre este asunto.

La realidad de la Presencia de Jesucristo, resucitado de la muerte, bajo las formas de pan y vino, la presencia de El que nos cambia nuestras vidas, no puede salvaguardarse excesivamente, y que sea respetado y tratado con reverencia. Así en los próximos días al haber conocido la Misa en meditación más profundamente a través de la Adoración Eucarística fuera de la Misa trabajaremos juntos, sacerdotes y feligreses, hacia la reverencia la invitará el Cristo Eucarístico a cambiarnos a Su Cuerpo lo cual es compartido, y su Sangre para que se derrame para que haya misericordia para todo el mundo.

Muchas gracias por leer este artículo y Dios los ama. ¡Bendito sea Jesucristo!


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