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5 de febrero de 2004

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"Bajo el Libro del Evangelio"

Juegos de casino: Revela que clase
de comunidad somos y queremos ser

Ilustración del Libro del Evangelio abierto por encima de la cabeza del Obispo
Bajo el Libro
del Evangelio

+ Obispo Robert
C Morlino

Queridos amigos,

Es difícil evitar hacer un comentario del referéndum próximo acerca a la presencia de legalizar o no los juegos de casino en la vecindad de Madison.

El debate que existe en los medios de comunicación es autorizado y necesario porque la presencia o ausencia de un casino generaría una constelación importante de resultados. Debería de estar claro que como católicos, estamos solidarizados con nuestros hermanos y hermanas nativo americanos y queremos lo mejor para ellos. Al expresar la dificultad de la noción de la presencia de un casino en la vecindad de Madison no implica de ninguna forma que sea una expresión que valla en contra de los nativo-americanos.


"El reto, como lo veo, durante estos días para todos nosotros como católicos de la Diócesis de Madison, no solo esos de las vecindades geográficas del propuesto casino, es el preguntarnos a nosotros mismos en referencia a nuestra diócesis y a la totalidad de nuestro estado, que clase de comunidades somos, y que clase de comunidad queremos ser."

Para nosotros como católicos, los juegos de casino no son intrínsicamente malvados, eso contradice a la razón humana por la cual el Creador inscribió en cada persona humana. Estamos al tanto de que el aborto, por ejemplo, sí se considera intrínsicamente malvado, porque es una violación de la lógica de la persona humana, porque cambia el vientre de una mujer como el lugar de vida a un lugar de muerte, tan terrible como suena. El jugar en casinos no ofrece ningún ataque directo a la lógica de la persona humana al haber sido creada a semejanza e imagen de Dios, pero podría llegar a tener muchas consecuencias negativas.

Llamados a la responsabilidad social

El reto, como lo veo, durante estos días para todos nosotros como católicos de la Diócesis de Madison, no solo esos de las vecindades geográficas del propuesto casino, es el preguntarnos a nosotros mismos en referencia a nuestra diócesis y a la totalidad de nuestro estado, que clase de comunidades somos, y que clase de comunidad queremos ser. Muchos están llamados a ejercer su voto con una conciencia correctamente formada al respeto con el asunto de los juegos en casinos en la vecindad de Madison, todos estamos llamados todos los días a la clase de responsabilidad social que busca responder a las dos preguntas que se plantearon antes.

Es claro, por ejemplo, que al legalizar en Las Vegas los juegos de casino, se ha obtenido una impacto diferente, donde los visitantes viajan muchas millas para disfrutar los casinos y toda una variedad de otras formas de entretenimiento y permanecen varios días ahí, que es lo contrario en Atlantic City en la costa este, donde la mayoría de los visitantes son trasladados en buses y se quedan por varias horas o el día completo y donde hay poca diversión de actividades de juegos de casinos durante su estadía en Atlantic City. La clase de comunidad que es Las Vegas le permite ser más apta para legalizar los juegos de casino que en Atlantic City, teniendo en cuenta ese punto de vista. Estas son las clases de asuntos que tienen que tener presentes aquellos que tienen la responsabilidad de votar en el referéndum para que formen sus conciencias correctamente.

Que clase de comunidad somos

Regresemos a las preguntas más amplias que el propuesto casino de la vecindad de Madison se refiere acerca de que qué clase de comunidad somos en nuestro estado y la clase de comunidad que nosotros queremos ser. Esas preguntas están presentes en el propuesto casino pero no se limitan a esa esfera. Nosotros somos una comunidad cómoda y orgullosa de su extensa creencia de "pro-escogencia". Nosotros somos una comunidad donde algunas autoridades civiles le dan la bienvenida a la clase de fanatismo ante-católico y ante-cristiano lo cual se representa una y otra vez en la producción de teatro Corpus Christi, lo cual presenta a Jesús de tal forma que demuestran desprecio de los testigos bíblicos e históricos que son nuestra herencia.

Ahora cualquier determinación que hagamos acerca de la presencia del propuesto casino debe de tomar en cuenta que clase de comunidad somos. ¿Hay en nuestra comunidad algo de moralidad pública, algún sentido público que acepta de lo que es bueno y lo que es malo lo cual guía nuestro juicio en alguna área particular? El hecho de que una persona libremente escoge hacer algo, ya sea ejecutar una aborto o tener un aborto, lo justifica -eso es lo que es "la libertad de opción" - entonces, el hecho de que un número importante de gente libremente escoge ir a los casinos a apostar pareciera ser aceptable. ¿Por qué alguien escogiera no ser pro-escogencia en referencia a la disponibilidad de los juegos de casino en Madison? ¿Cuál es el marco más amplio de la moralidad pública por la cual nosotros podemos enfrentar esta decisión particular?

Que clase de comunidad queremos ser

El asunto de los juegos de casino sugiere una respuesta a una segunda pregunta: que clase de comunidad queremos ser. Parecería que necesitamos ser una comunidad que acoge algo de moralidad pública, algo de "moralidad mínima" por la cual nosotros basamos todas nuestras opciones morales.

Así mis propios opiniones acerca del asunto serio del referéndum de los juegos de casino me guían hacia un contexto mucho mas amplio donde nuestras opciones morales de qué clase de comunidad deberíamos de ser en realidad tienen sentido. En muchos casos las opciones morales de la gente de hoy en día no están ancladas en ninguna clase de principio o en ninguna aplicación consistente de moralidad pública. Si en realidad cada persona en la fuente de su verdad moral, y si en realidad no hay moralidad pública, entonces es muy difícil ponerle sentido a una decisión que uno pueda hacer a favor o en contra de un propuesto juegos de casinos en la vecindad de Madison.

Las consideraciones que tenemos que tomar en cuenta han sido repetidamente explicadas por los medios de comunicación en referencia al casino. Pero la justificación para el voto en contra o favor del propuesto casino sería al final lo mismo que la moralidad pública, el sentido público aceptado de lo que es correcto o incorrecto que se arraiga.

La clase de comunidad que somos parece indicar un nivel alto de confort con virtualmente ninguna moralidad pública. ¿Es esta la clase de comunidad que en realidad queremos ser en la Diócesis de Madison y en el estado de Wisconsin para nuestro futuro? Mucho mas de los puntos buenos y los puntos malos del propuesto casino se revelan cuando respondemos a esa pregunta.

Muchas gracias por leer este artículo. Que Dios los bendiga a todos. Bendito sea Jesucristo!


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